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Alumnos de un colegio de Infantil y Primaria de Valencia durante una clase.
Cien colegios perderán aulas por la caída de la demanda, la baja natalidad y las ratios

Cien colegios perderán aulas por la caída de la demanda, la baja natalidad y las ratios

Centros valencianos optan por convertirse en escuelas que atienden necesidades especiales para evitar la eliminación de unidades

Joaquín Batista

Jueves, 15 de enero 2015, 11:48

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Ciento diez colegios públicos de la Comunitat perderán al menos un aula el próximo curso, una situación no muy agradable porque implica reducir alumnado y en muchos casos la eliminación de un puesto docente. Así se desprende del arreglo escolar, que de momento está en fase de borrador y puede variar en función de las alegaciones que presenten tanto los centros como los municipios afectados.

El documento sirve para planificar la oferta del ejercicio venidero, incluye tanto las creaciones como las supresiones y debe ser definitivo antes de la admisión, pues también altera los puestos escolares de nuevo ingreso que se pueden ofrecer. Para su redacción, la conselleria tiene en cuenta varios parámetros, como el padrón, la evolución demográfica y la natalidad, la demanda de un centro en cursos anteriores e incluso las infraestructuras, pues también se intenta quitar barracones si hay espacio en otro centro escolar del municipio.

Los criterios anteriores no son los únicos que intervienen en los cambios de unidades, pues el resultado final también tiene mucho que ver con las ratios por aula, que el curso que viene se mantendrán en los niveles máximos establecidos en el 2012-2013 a raíz del llamado decreto Wert (30 en Infantil y Primaria).

Su influencia es clara. Por ejemplo, si la previsión de alumnado de nuevo ingreso en un municipio con un solo centro es de 27 niños y el colegio tiene dos aulas de tres años para ellos, Educación puede optar por eliminar una, pues cabrían perfectamente en la que queda en base al tope actual. Con la regulación anterior (hasta 25), no habría más remedio que mantener ambas.

La mayoría de colegios afectados pierden clases en el segundo ciclo de Infantil (de tres a seis años), según la conselleria porque la influencia de la natalidad es mayor, pues se trata de una generación afectada directamente por el cambio de tendencia iniciado en 2009, cuando empezaron a caer los nacimientos. No sucede en las pérdidas registradas en Primaria, pues la etapa aún no está afectada por los menores alumbramientos, aunque puede notarse la reducción de inmigrantes.

El arreglo también incluye casos llamativos. Hay siete escuelas que aparecen en la lista porque pasan a convertirse en Centros de Atención Educativa Singular (Caes). Para hacerlo, se requiere que atiendan a un porcentaje significativo de alumnos con necesidades educativas especiales, como por ejemplo, derivadas de situaciones sociales o étnicas. En estos casos, las ratios máximas son sensiblemente más bajas para facilitar el seguimiento de los niños. Es decir, puede suponer la diferencia entre perder un aula o mantenerla.

Es lo que sucede, por ejemplo, en el Ballester Fandos o en el Ceip Amistat de Valencia. En este último caso no sólo conservan los grupos actuales, sino que ganan uno nuevo con carácter provisional. Se trata de una medida paliativa o defensiva, pues la comunidad educativa suele ser reacia a poner etiquetas a su centro.

La inmensa mayoría de los colegios con balance negativo pierden una unidad. Las excepciones son el Vilamar de Puerto de Sagunto, Miguel Hernández y Raquel Payá de Valencia, Gabriel Miró de Calpe, Molivent de Guardamar, Jorge Juan de Monforte del Cid y Bisbe Climent y Herrero de Castellón. En todos ellos se eliminan dos, mientras que en el Cremona de Alaquàs la reducción es de tres. En este caso desaparecen las aulas de cuatro años, pues este curso el cole ha dejado de tener nuevos alumnos. La medida, según conselleria, se debió a que hay espacio en otros centros de la localidad mientras que el Cremona está conformado por barracones.

Si se toman las cifras de arreglo a nivel global el balance es positivo, es decir, hay 199 aulas más, que son la diferencia entre las 350 creadas o habilitadas y las 151 que se suprimen. Eso sí, la mayoría de las nuevas son provisionales, es decir, se revisarán de nuevo de cara al curso siguiente. Hay que recordar que el próximo arreglo, el del 2016-2017, será más generoso, pues para entonces se prevé elevar las ratios, tal y como prometió María José Català.

Los sindicatos se han mostrado críticos con el documento. El Stepv recuerda, por ejemplo, que en los últimos años se han eliminado 277 clases de Infantil, una medida que a su juicio se debe a las ratios y no a la menor natalidad. Por su parte, CC. OO. PV considera que se mantiene el nivel de recortes de ejercicios previos y el efecto negativo del número máximo de alumnos por aula, valoración similar a la de UGT PV.

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