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Imagen del banco destrozado, ayer por la mañana. :: lp
El Patriarca, sin bancos otra vez

El Patriarca, sin bancos otra vez

Investigan si la rotura de otra pieza de mármol es un acto de vandalismo como el que obligó a reponer todos los asientos hace un mes

P. MORENO

Miércoles, 26 de noviembre 2014, 00:06

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No tiene suerte la plaza del Patriarca con el mobiliario urbano, en concreto con los costosos bancos de mármol colocados tras la reurbanización que la convirtió hace años en uno de los espacios más singulares del centro. Tras la sustitución de los ocho repartidos por la explanada junto a la antigua sede de la Universitat de València, la contrata municipal retiró ayer otro partido en dos enormes trozos, volcado en el suelo.

Cada banco cuesta 1.500 euros, por lo que la broma ha costado ya 13.500 euros al bolsillo de todos los contribuyentes, además de la colocación de las piezas. La concejalía de Coordinación de Obras en la Vía Pública es la que se hace cargo de las sustituciones, aunque de momento descarta colocar un modelo más económico.

«La plaza se diseñó con ese tipo de bancos de mármol y poner uno de madera y hierro alteraría el aspecto de toda la zona», indicaron fuentes del departamento dirigido por el concejal Francisco Lledó. Los técnicos municipales investigan ahora si se trata de un nuevo acto de vandalismo o la rotura se produjo por el golpe dado por una camioneta de reparto.

En esta plaza, al igual que en todas las demás zonas peatonales, se permite la carga y descarga hasta las once de la mañana. Fue una de las reivindicaciones cumplidas de la asociación de comerciantes, agobiado por la falta de estacionamiento en algunas calles. En todo caso, la reparación no es posible y se encargará otra pieza de mármol.

Lo mismo ocurrió con todos los bancos de la plaza. Entonces se decidió reponer todos a la vez, aunque ahora, precisaron las mismas fuentes, el encargo será conforme vayan apareciendo rotos. Sorprende que en una zona tan céntrica y comercial sucedan tantos actos de vandalismo, indicaron.

Antecedentes de este gamberrismo en otras zonas hay varios. Después de la remodelación de la plaza de Patraix, empezaron a aparecer bancos rotos y partidos. Todos tuvieron que se retirados menos los que rodean los árboles a modo de alcorque para proteger los troncos.

Lo mismo sucedió en el paseo marítimo de Pinedo con unas piezas enormes. «Haría falta cinco o seis personas para tirar unos de esos bancos», precisaron. La solución fue encargar unos bancos todavía más pesados para impedir que fueran volcados. De momento ha tenido éxito y no se han tenido que reponer.

El vandalismo se suele cebar con las papeleras y los contenedores de basura, sobre todo en Fallas, aunque ejemplos de comportamientos incívicos hay en muchos otros casos. Sin ir más lejos, en el paseo de Neptuno, junto a la valla de la Marina, la tubería de un respiradero sobrevive a duras penas machacada a patadas. La zona es habitual de botellón y los hosteleros han logrado que se incrementen las patrullas policiales, aunque las concentraciones siguen todas las semanas.

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