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Terrazas de bares en la plaza de Xúquer, en una imagen de archivo. :: jesús signes
Los bares aumentan en la zona de Xúquer pese a las restricciones de nuevas licencias

Los bares aumentan en la zona de Xúquer pese a las restricciones de nuevas licencias

Los vecinos denuncian que la reducción de horarios y locales es «papel mojado» por los permisos para la apertura de restaurantes

PACO MORENO

Martes, 25 de noviembre 2014, 00:04

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¿Por qué no se cumple la normativa ZAS? Es la pregunta que lanza la asociación de vecinos de San José (plaza de Xúquer), entidad que ha organizado el próximo jueves una mesa redonda con ese título para debatir los problemas de convivencia en el barrio entre los locales de ocio y los residentes.

El presidente de la asociación vecinal, Lucas del Castillo, aportó ayer un dato para sustentar el título de la mesa redonda, a la que han sido invitados representantes de todos los grupos municipales. «Hay más bares que hace cuatro años, hemos pasado de 68 a 72, mientras que tres más están en reforma para abrir», indicó el dirigente vecinal.

¿Cómo se explica esto? La plaza de Xúquer fue la primera de la ciudad en tener un régimen especial para los locales de hostelería. Ocurrió en 1998, cuando era la zona de ocio por excelencia de la ciudad, con un botellón continuo hasta el amanecer en todas sus calles.

Los vecinos apelaron a su derecho al descanso, aunque la declaración promovida por el ayuntamiento dejó un resquicio, advirtió ayer Del Castillo. Se trata del permiso para abrir nuevos restaurantes, lo que «en realidad son bares encubiertos». Un montadito o una tapa acompañados por el consabido cubo de botellines de cerveza.

Así las cosas, el fenómeno del botellón se ha diluido gracias a la actuación de la Policía Local, aunque «La realidad de la zona ZAS de Xúquer es que salvo tímidas actuaciones de control de horarios por parte de la policía, su existencia está derivando en un papel mojado, en una normativa que el propio ayuntamiento no cumple otorgando licencias para abrir establecimientos a restaurantes que son en realidad bares, es decir, con la finalidad principal de servir bebidas».

Por este motivo, la asociación vecinal reclama al consistorio que aumenten las inspecciones a estos locales. La mesa redonda se celebrará a las seis y media de la tarde en la biblioteca María Moliner, situada en el número 9 de la calle Serpis. De momento han confirmado su presencia el portavoz municipal de Compromís, Joan Ribó, su homólogo en Esquerra Unida, Amadeu Sanchis, y el concejal socialista Vicent Sarrià. Por parte del grupo popular, indicó el representante vecinal, ha confirmado la concejala de Contaminación Acústica, Lourdes Bernal.

El ayuntamiento ha aprobado de momento cuatro zonas acústicamente saturadas (Woody, Xúquer, Juan Llorens y Carmen), aunque en este último caso con medidas provisionales de momento. Además, el pleno aprobó el pasado viernes las restricciones a nuevos locales en los barrios de Ruzafa y Gran Vía, donde la saturación actual hacía correr el riesgo de tener que recortar también los horarios de cierre.

Los residentes se han quejado de la diversidad de requisitos que hay en cada una de las zonas, por lo que piden al consistorio que unifiquen los criterios. De este modo, indicó Del Castillo, no habría ninguna duda sorbe las nuevas licencias.

Acerca de los bares, indicó que el pasado julio entregaron a la concejalía de Actividades un listado con una treintena de locales donde «tenemos serias dudas que se ajusten a la licencia». La respuesta fue decepcionante para los residentes, según la calificó el dirigente vecinal.

Por lo que respecta al botellón, la desaparición de las concentraciones de miles de personas en el parking del campus de Tarongers supuso un descanso para los vecinos, aunque ahora ese fenómeno ha sido sustituido por microbotellones en el Paseo de Facultades y ocasionalmente en la misma plaza de Xúquer.

Pese a esa circunstancia, la Universitat de València tiene todavía interés en vallar todo el recinto, lo que negocia ahora con el ayuntamiento. Hace escasas fechas se produjo el último encuentro, previo a la petición formal de la institución docente para modificar las condiciones urbanísticas.

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