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Las barreras del Mercado Central de Valencia

Las barreras del Mercado Central de Valencia

Una de las zonas más turísticas de Valenciaes también ejemplo de obras inacabadas, fincas en ruinas y obstáculos para los peatones

Paco Moreno

Lunes, 27 de octubre 2014, 21:20

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Puede parecer algo exagerado, pero el caso es que la urbanización definitiva de la plaza Ciudad de Brujas es considerada por muchos como la clave de bóveda para resolver los problemas de tráfico y movilidad en una de las zonas más turísticas y monumentales.

Así lo consideran al menos en la Asociación de Comerciantes del Centro, donde se lamenta que antes del abandono de las obras, la Generalitat no resolviera de una manera adecuada una de las plazas principales del mercado Central.

Mañana debe producirse, si se cumplen las agendas previstas, la respuesta de la Conselleria de Infraestructuras al ayuntamiento acerca de un acuerdo para desbloquear el inacabado aparcamiento subterráneo, que condena a la paralización la remodelación de la plaza.

De momento, lo que hay es una calzada provisional y un pavimento de hormigón para los peatones, aunque está muy lejos del entorno que se merece uno de los motores comerciales del centro histórico.

Los vendedores ya han salido una vez en manifestación, algo inaudito hasta que se produjo el pasado lunes, y es probable que preparen un invierno «caliente» en caso de que no se resuelva de una vez el conflicto entre las Administraciones.

La consellera portavoz, María José Català, echó mano el viernes tras el pleno del Consell de toda la diplomacia posible, para señalar que el asunto debe resolverse «con total normalidad», además de pronto. Esto último es lo que más reivindica el consistorio, para romper la tendencia de obras públicas inacabadas.

La excavación para el aparcamiento comenzó en agosto de 2008, con motivo de la construcción de la estación del Mercat de la línea 2 del metro. Ahí comenzó una aventura que todavía no ha terminado, una de las obras civiles más complicadas realizadas en Valencia hasta la fecha por la enorme profundidad de los cimientos, así como por los riesgos de causar grietas en edificios tan valiosos como el propio mercado Central, la iglesia de los Santos Juanes y, pese a la lejanía, la estructura de la Lonja.

¿Por qué es tan importante esta plaza? De su finalización y entrada en servicio del aparcamiento (475 plazas), depende mucho la reordenación del transporte público, las rutas peatonales y, en última instancia, el tráfico privado.

Y todo vinculado a la remodelación del entorno de la Lonja, la avenida María Cristina e incluso la calle Bolsería, uno de los principales accesos del barrio del Carmen. El concejal de Tráfico, Alberto Mendoza, considera que «el primer objetivo es abrir el aparcamiento», mientras que los demás son «soluciones todavía por discutir».

Pero es indudable que la apertura del estacionamiento y la remodelación de la plaza abrirá de nuevo el debate sobre la movilidad en el centro. En el Plan de Protección de Ciutat Vella, que mañana pasará por la comisión de Urbanismo para su aprobación, una de las propuestas que se hace es convertir la calzada de la avenida Barón de Cárcer en doble sentido, para así favorecer la peatonalización en la Lonja.

Sobre este punto, Mendoza indica que no hay una decisión firme, algo en lo que coincide la Asociación de Comerciantes. El doble sentido sería para transporte público (EMT y taxis), así como para los vehículos de carga y descarga y el acceso de los vecinos. Lo mismo sucedería en el caso de la Lonja, aunque esto último no se ha decidido todavía.

El edificio declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995 tiene pendiente de desarrollo un plan director para la conservación del entorno. El citado plan de Ciutat Vella sí que incluye una serie de criterios para las terrazas de los bares alrededor, como unas distancias mínimas de paso para viandantes. A partir de su publicación en el Diario Oficial de la Generalitat, será de obligado cumplimiento y afectará a algunos locales.

La Federación de Hostelería ha intentado buscar excepciones a esta norma para no perjudicar a una decena de negocios situados en el entorno de los monumentos, aunque no se aceptaron sus alegaciones. Pero el caso de las terrazas es apenas una de las aristas del problema, que tiene otros como la acumulación de tráfico, bares, mercadillos y hasta edificios en ruina en plenas rutas turísticas.

Este viernes, mientras seguía la cola en el acceso al parking del mercado, los grupos de turistas fluían por decenas en la entrada de la Lonja, la plaza del Mercado y la calle Calabazas. Aceras estrechas, mobiliario urbano mal colocado y aparcamiento de motocicletas por todas partes forman un panorama desolador en comparación con los centros históricos de otras ciudades.

Todos están de acuerdo en que la plaza y el aparcamiento deben abrir cuanto antes, pero las posturas están muy alejadas. La Conselleria de Infraestructuras quiere garantías de que cobrará los 11 millones de euros y desconfía de la oferta municipal para sacar a concurso el estacionamiento (un canon fijo de 50.000 euros anuales y un variable que empezaría a cobrarse desde los dos millones de euros de facturación.

Mientras, sigue la tramitación para la reforma de la calle San Vicente Mártir, en el tramo que va desde la calle Periodista Azzati hasta la avenida María Cristina. Consistirá en ampliar las aceras quitando un carril al tráfico. Es parte de las reivindicaciones de los comerciantes, que consiste en mejorar los itinerarios peatonales desde la plaza de San Agustín hasta las inmediaciones del mercado Central, para que el flujo de clientes de la calle Colón siga por Xàtiva y la avenida Barón de Cárcer.

La receta para conseguir esto es la misma que lo acordado para las calles del Ensanche, es decir calles realizadas con el mismo diseño, con arbolado, aceras y farolas iguales para generar rutas cómodas e identificables para los peatones. Pero hasta que llegue ese momento, los aledaños del mercado seguirán siendo una colección de problemas por obras públicas y privadas pendientes de ejecutar, decoradas con carteles de venta de locales y viviendas. Como era de esperar, abundan más en la plaza Ciudad de Brujas, donde los vecinos han aguantado durante seis años la construcción del parking y la reforma de la plaza.

La cuantía total del aparcamiento asciende a 20 millones de euros, aunque alrededor hay obras pendientes incluso de más valor. Las covetes de Santos Juanes es ejemplo de la degradación pese a los esfuerzos de la parroquia, que en el interior realiza mejoras en la actualidad. El Plan de Ciutat Vella permite su uso comercial, aunque un problema añadido es que la propiedad está muy repartida. Tan lejos como esta semana, el grupo municipal de Esquerra Unida denunciaba la ruina de estas construcciones, pequeñas tiendas en semisótanos.

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