El récord mundial de foto lejana es valenciano

«Pensaba que me iba a morir del cansancio, pero había que llegar a la cima lo más pronto posible porque sólo teníamos una oportunidad». Juanjo Díaz de Argandoña, a sus 23 años de edad, cuenta ya con una vivencia que recordará durante el resto de su vida: hacer la fotografía más lejana entre un punto y otro que nadie ha hecho jamás sobre la superficie de la tierra. Este valenciano, licenciado en Ingeniería Aeronáutica, consiguió el pasado mes de julio inmortalizar las cimas de los Alpes desde los Pirineos, concretamente desde el pico Canigó, una hazaña que, hasta ahora, nadie había podido ser capaz de lograr.

Desde su infancia Juanjo se aficionó a la astronomía y a la montaña. «Me gustaba buscar en el mapa y en 2005, cuando anunciaron un eclipse en Valencia, me compré un telescopio. Empecé a aficionarme también por la fotografía, sobre todo a hacer fotos del cielo», recuerda.

Esta pasión le llevó a toparse con el blog (ahora página web) de Marcos Molina, en la que aparecían imágenes de los Pirineos nevados, pero tomadas desde la isla de Mallorca, a casi 300 kilómetros de distancia. «Lo vi y pensé: esto es una maravilla. Puedo y quiero hacer algo parecido». En diciembre de 2012, este aventurero ya había conseguido captar los picos de los Pirineos desde la sierra Peñagolosa. «Cuando iba subiendo esperaba que se vieran, pero fue sorprendente, se veían de color naranja aunque estaban nevados», relata.

Pasó el tiempo «y un día puse las imágenes en un foro de fotografía y climatología porque a todo el mundo le parecían impresionantes. Contactó conmigo Mark Bret, fotógrafo profesional, y me dijo que conocía a Marcos, precisamente la persona que había despertado mi interés». Juanjo empezó a estrechar lazos y a suministrar material gráfico a Bret, y en junio de este año comenzó a fraguarse su gran aventura.

«Sabíamos que desde los Pirineos se podían ver los Alpes, pero hacía falta algo extra para que nos saliera. Mark descubrió que un día al año el sol permitiría ver el perfil de la montaña, aunque no estábamos muy seguros y decidimos jugárnosla», comenta Juanjo. Finalmente, Marcos no pudo participar en la iniciativa, por lo que su puesto lo ocupó otro fotógrafo, Jordi Solé.

Juanjo recuerda que la noche del 12 de julio llegaron al refugio desde donde, de madrugada, partirían hacia la cima. «Subir por la noche da un poco de miedo, enfocábamos con la linterna al bosque y veíamos reflejados los ojitos de los animales. Además estaba nublado y surgieron dudas», destaca. Ni siquiera la indisposición de Mark en mitad de la subida les desanimó. «Jordi y yo apretamos para llegar aunque hacía un frío tremendo. Cuando llegamos a la cima, a casi 3.000 metros de altura, nos encontramos con un francés que había hecho una hoguerita. No nos congelamos gracias a él», recuerda. De repente el sol inició su ascenso y los fotógrafos se encontraron ante su gran momento. «Después de hacer las fotos estuvimos un rato repasándolas. Sabíamos cómo tenía que ser el perfil de las montañas y se parecía mucho. Al final, la entidad de referencia en horizontes lejanos nos confirmó el récord, por lo que misión cumplida».