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Isabel Domingo
Domingo, 18 de mayo 2014, 23:20
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Son infraestructuras que no se ven pero que si no funcionaran, sí que se verían. La frase, pronunciada por la concejal de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Ayuntamiento de Valencia, Maria Àngels Ramón-Llin, trata de ilustrar la importancia de la llamada Sala de Telemando del Ciclo Integral del Agua, unas instalaciones que controlan la red de saneamiento de la ciudad. Es, como prefieren llamarlo, el cerebro de las aguas pluviales y residuales. Nada escapa a su control ininterrumpido de 24 horas y 365 días: grandes compuertas de derivación de caudales, estaciones de bombeo (hay 61 en la ciudad), depuradoras, niveles freáticos... Hasta los pasos inferiores de la ciudad son vigilados por esta sala, ya que si uno de ellos se inundara, el caos de tráfico podría colapsar Valencia. Todo para garantizar que la red de saneamiento responda sin problemas a episodios de lluvia de alta intensidad.
De ahí que la sala esté dotada con las últimas tecnologías y sistemas de telecomunicaciones, lo que permite conocer en tiempo real qué está pasando, por ejemplo, en un punto concreto de los 1.450 kilómetros de colectores que inundan el subterráneo de la ciudad. Somos foco de atención internacional, apunta la concejal. Y no exagera. Desde su puesta en marcha son numerosos los países que han visitado Valencia para tomar este modelo como ejemplo a seguir. Los más recientes, alcaldes de México, Chile, Colombia y Ecuador dentro de una misión organizada por el ICEX. Pero antes pisaron este edificio representantes de Brasil, Costa Rica, Perú, Honduras, Rumanía, Bulgaria, Australia o Qatar, además de una delegación de expertos en inundaciones procedentes de la Unión Europea.
Autómatas programables en las estaciones remotas, instalación de radio-modems digitales, tecnología 3D, fibra óptica, Wimax, GPRS y una retahíla de tecnicismos que asustan a los profanos en la materia pero que tienen como función garantizar que ni una gota de agua desborde la ciudad. Y de ello toman nota las visitas internacionales. Esta sala centraliza la parte más conflictiva del sistema municipal de saneamiento. Son cerca de 17.000 kilovatios de potencia instalada, explica el jefe de servicio del Ciclo Integral del Agua, Juan Calatayud, al tiempo que insiste en la rapidez con que funciona este cerebro. Si las estaciones de bombeo no funcionaran en época de lluvias, podría inundarse el Cabanyal, apunta. No ha sucedido, aunque sí que se han vivido situaciones de alarma roja, cuando se superan los 90 litros/metro cuadrado.
Su mirada se dirige al cuadro esquemático (una gran pantalla en la pared) que resume diferentes estados y valores de la red de saneamiento. Pero se maneja desde el ordenador, detalla. Hay descritos fallos de comunicación, térmicos o detecciones de intruso (cuando los operarios de mantenimiento acceden a una estación), identificados con diferentes colores; en una esquina se visualizan los pasos inferiores; se pueden abrir o cerrar válvulas o compuertas; se vigila la calidad de los vertidos a la red municipal de alcantarillado, etcétera. Pocas ciudades europeas tienen una red como la nuestra, asegura. De hecho, Valencia fue elegida, junto a Dresde y Manchester, como sede del proyecto 'SMARTest' en el que se estudiaron los sistemas desarrollados por ciudades europeas frente a inundaciones en los cascos urbanos.
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