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Un investigador sostiene una muestra de bacterias E. coli.
Se buscan nuevos antibióticos

Se buscan nuevos antibióticos

Con la proliferación de bacterias resistentes a los antibióticos actuales, los investigadores se ven obligados a innovar y buscar en nuevos lugares

a.v.

Miércoles, 20 de agosto 2014, 13:16

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Con cada vez más casos de superbacterias inmunes a los antibióticos convencionales -como el MRSA (estafilococo aúreo resistente a la meticilina) y otros- los científicos tratan a la desesperada de encontrar un remedio. Y para ello, están dándole la vuelta a la farmacología para probar remedios tan innovadores como los del Centro John Innes de Norwich, Inglaterra, quienes están, por ejemplo, cebando a hormigas cortadoras de tallos con pétalos de rosa y naranjas frescas, o extrayendo bacterias del estómago de una especie gigante de insectos palo, o con orugas bermellonas con un gusto por las hojas de plantas altamente tóxicas.

Su trabajo es parte de una nueva forma de pensar en la búsqueda de fármacos anti-superbacterias volviendo a la naturaleza, con la esperanza de que una de estas especies extremas pueda devolver una novedad química que conduzca a un nuevo antibiótico. "Los productos naturales cayeron en desgracia en el ámbito farmacéutico, pero ahora es el momento de mirar de nuevo", dice Mervyn Bibb, profesor de microbiología molecular en Norwich.

La búsqueda es urgente. En Sudáfrica, los pacientes con tuberculosis que ha desarrollado resistencia a todos los antibióticos conocidos ya son simplemente enviados a casa para morir. En África Occidental, el brote de ébola muestra lo que puede suceder cuando no hay medicinas para combatir una infección mortal, en este caso, debida a un virus.

La escasa recompensa financiera y la falta de progreso en el descubrimiento de fármacos han llevado a muchas grandes farmacéuticas a abandonar la búsqueda de nuevos medicamentos contra este tipo de bacterias resistentes. Sin embargo, para algunos microbiólogos estos son tiempos emocionantes en la investigación de antibióticos gracias, principalmente, a los avances en genómica. "Es un buen momento para investigar antibióticos porque hay un montón de nuevos caminos para explorar," dijo a la agencia Reuters Christophe Corre, investigador de la Royal Society en el departamento de química de la Universidad de Warwick.

Investigación en lugares extremos

Marcel Jaspars, profesor de química orgánica en la universidad escocesa de Aberdeen, está liderando una inmersión profunda en lo desconocido para buscar bacterias que, literalmente, nunca antes han visto la luz del día. Con 9,5 millones de euros de financiación de la Unión Europea, Jaspars lanzó un proyecto llamado PharmaSea en el que él y un equipo de investigadores internacionales recogerá muestras de lodo y sedimentos de zanjas que están en aguas profundas del Océano Pacífico, el Ártico o la Antártida.

El objetivo es encontrar en estos lugares extremos poblaciones endémicas de microbios que hayan desarrollado formas únicas para hacer frente a las complicaciones de la vida, como por ejemplo, ataques de insectos rivales. "Esencialmente, estamos buscando a poblaciones aisladas, que han evolucionado de forma diferente y por lo tanto, es de esperar, produzcan nuevos químicos", explica Jaspars a Reuters.

Buscar respuestas farmacológicas en la naturaleza es habitual desde hace milenios, sin embargo, las técnicas actuales son las que marcan la diferencia. "No se trata sólo de ir a lugares extremos, ahora también va de usar técnicas inteligentes", resume Jaspars. Estas nuevas máquinas de secuenciación de genes hacen posible leer el ADN microbiano forma rápida y barata, inaugurando una nueva era de "minería de genomas".

Por ejemplo, estas técnicas hacen posible explorar el potencial de las bacterias más conocidas, como las especies de Streptomyces que, durante mucho tiempo, fueron una rica fuente de antibióticos como la estreptomicina, primera cura para la tuberculosis que salvó muchas vidas hasta que la bacteria comenzó a desarrollar resistencia.

Después de la publicación del primer genoma de una cepa de la bacteria Streptomyces en 2002, los investigadores pudieron comprobar que gran parte del potencial antibiótico de esta gran familia de organismos permanece sin explotar y que hasta 30 compuestos diferentes podrían extraerse de esta única cepa.

Como Margaret Chan, directora general de la OMS, dijo en una conferencia sobre este mismo verano, "la resistencia a los antibióticos no es una amenaza futura que se contempla en el horizonte, está aquí, en este momento, y sus consecuencias son devastadoras".

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