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Jorge Díez, jefe de diseño de exteriores de Seat, trazando uno de sus bocetos.
Ingenio valenciano para Ferrari, Porsche y Jaguar

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Una escuela de diseño de Valencia, entre las mejores de Europa, coloca a sus alumnos en las marcas de coches más prestigiosas

fernando miñana

Miércoles, 9 de julio 2014, 11:55

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A Jorge Díez le gusta recordar que todo empieza con un lápiz y un papel blanco. Que en la era del clay, las impresoras y fresadoras en 3D y la tecnología punta, el primer paso es coger el lapicero y trazar unas líneas sobre el folio para trasladar lo que uno ha ideado en su cabeza. Jorge Díez lo hizo cuando empezó a maquinar el nuevo Audi TT o cuando creó el A7. Porque él, un español de 38 años, es el padre de estos vehículos y ahora es el jefe de diseño de exteriores de Seat.

Este diseñador es uno de los más de cien que han salido del Máster de Diseño de Automóviles de la Universidad Politécnica de Valencia, un vivero de especialistas que se han desperdigado por las mejores factorías de la vieja Europa. Sus alumnos han recalado en Porsche, Airbus, Volvo, Jaguar, BMW, Aston Martin, Bentley, Ducati... Lo mejor de lo mejor. Y hace unas semanas, en mayo, el director técnico del master, Antonio Garrido, recibía una sorpresiva llamada del responsable de diseño de Ferrari pidiendo alumnos para trabajar con ellos en Maranello, el cuartel general de la mítica marca italiana en la hermosa comarca de la Emilia-Romagna.

No hay otro máster universitario como éste en España, aunque sí existen academias que se adentran en este sector. Cada alumno aterriza en esta escuela de formación de dos años tras abonar 4.500 euros, pero saben que al final del camino, cuando hayan modelado, con todo lo aprendido, un vehículo en tres dimensiones a escala 1:5, su obra será examinada con lupa por los representantes de las grandes marcas de automoción del mundo. La Universidad Politécnica de Valencia aspira a alcanzar algún día el prestigio de la escuela de Pforzheim, en Alemania, el Royal College of Art londinense o el californiano Art Center School de Pasadena.

«El diseño del automóvil es la élite del diseño industrial y la estética marca el futuro», resume Garrido para justificar la implantación de esta maestría en la universidad y su importancia en la musculosa industria automovilística, que permite que empresas como las surcoreanas Kia y Hyundai encuentren la llave para penetrar en Europa gracias a diseños más afines a los gustos del Viejo Continente. «Te puedes gastar cientos y miles de millones, pero triunfar o fracasar no depende de la ingeniería sino del diseño. Por eso las empresas demandan gente hiperpreparada a la que van a pagar muy bien, un promedio de 6.000 euros mensuales».

Como repite siempre Jorge Díez, todo empieza con un boceto a mano que luego se perfecciona con los programas informáticos de modelado en 3D. Y más tarde, con las fresadoras e impresoras en 3D se construye un modelo físico y real a escala. Y con el clay, una arcilla técnica, el diseñador consigue comprobar la carrocería a una escala 1:5.

Jorge Díez, de Valencia al Royal College of Art (Londres)

De los coches le atraía que es «el diseño de producto más difícil porque es un objeto en movimiento ». Entre el primer y el segundo año en Londres decidió olvidarse de las vacaciones para realizar unas prácticas que apuró al máximo. «Cuando veía que se iban a acabar, empujado por la necesidad de expresar mis deseos de trabajar, me la jugué. Me fui a la secretaria del jefe de diseño de Audi A. G. y le pedí que me atendiera. ¡Cinco minutos!, le rogué. Al final fui a su despacho y me consiguió un sponsor para que me pagara mi segundo año en Londres, incluida la casa y todo, para que luego volviera con ellos».

En España, como en Italia, se apuesta más por el dinamismo de las líneas. Una línea puede desaparecer para potenciar la sensación de dinamismo. Somos latinos. Pero el mejor diseño es aquel que logra expresar lo que lleva el coche dentro: robustez, solidez, dinamismo... ».

Cuando este diseñador conducía su viejo Mini por las calles de Barcelona, a menudo, al detenerse ante un semáforo en rojo veía que al lado había un A7, su coche. «Claro que lo miras. Es deformación profesional y piensas que esas líneas aún se podrían perfeccionar... Luego te fijas en quién lo conduce para comprobar si se ajusta al target para el que fue diseñado. Pero, sobre todo, es un enorme orgullo ver tu diseño en movimiento. Porque desde el modelo al vehículo de producción transcurren cuatro años de trabajo».

El padre del A7 estuvo siete años trabajando en Alemania para Audi, luego pasó dos años en Seat por un intercambio y después se marchó un año y medio a Volkswagen. Desde hace tres es el jefe de diseño exterior de Seat, empresa española con capital alemán.

Ahora es él quien decide, en las primeras cribas, qué proyectos siguen y cuáles se quedan en el camino. Díez no tardó mucho tiempo en llevarse a Seat a Julio Lozano, un diseñador valenciano de 35 años que siguió el rastro de su jefe. Él también recaló en Audi entre los dos cursos en Londres.

Solo que allí no tuvo que convencer a la secretaria. «Jorge Díez fue mi tutor durante las prácticas y durante muchos años ha sido mi mentor». Cuando acabó su proyecto, Renault le echó el lazo. Con la marca francesa trabajó en muchos proyectos, incluido el nuevo Clio.

Su gran éxito: el 'concept car'

"El experimento que realizas en función de la visión que la marca tiene del modelo", explica del Renault Captur. «De cerca de 40 propuestas, la idea era seleccionar tres candidatas para acabar eligiendo una, pero al final resultó que eligieron directamente la mía. Es un orgullo porque haces realidad el coche de tus sueños; es casi de ciencia ficción».

Ese diseño contibuyó a la remontada de Renault, una marca que penó un error de diseño que pasó factura en las ventas. Con la nueva línea urdida por un jefe de diseño holandés, la factoría del rombo ha levantado el vuelo. Y el Renault Captur de Julio Lozano, el gran triunfador del Salón del Automóvil de Ginebra, se fabrica ahora en Valladolid a todo trapo, en una producción a tres turnos algo inusual en estos tiempos en España. Es la mejor prueba de que el diseño puede generar empleo.Este crossover ha servido para crear muchos empleos directos e indirectos en España.

Después de este éxito rotundo, Jorge Díez y Seat convencieron a Julio Lozano para que se mudara a Martorell, donde trabajan mano a mano en proyectos confidenciales los trabajadores no pueden utilizar la cámara de sus teléfonos móvile pese a que solo unos pocos conocen los secretos de los nuevos modelos. Juntos, en el equipo de diseño de exteriores, modelan el camino de la automoción. Y esos proyectos futuristas que emplean lo último de los último en tecnología siempre empiezan igual.

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