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J. MARTÍNEZ / A. RALLO
VALENCIA.
Domingo, 22 de abril 2018, 00:42
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La estafa se repite. Tres individuos se confabulan para ganarse la confianza de un matrimonio de ancianos, los cuidan durante un tiempo en Cullera y luego vacían sus cuentas bancarias, cambian el testamento para nombrarse ellos herederos y venden sus casas. Tres de las cuatro personas procesadas por estos hechos delictivos, Juan Enrique G. V., Sarunas M. y Daniel Vicente R. N., se enfrentan ahora a una pena de siete años de prisión, y la notaria Sara M. S. podría ser multada con 6.000 euros e inhabilitada durante 10 meses si es condenada en los términos que solicita el fiscal.
Las víctimas de esta estafa fueron halladas en un piso de Valencia en pésimas condiciones higiénicas y de salubridad. La Guardia Civil de Cullera encontró a Antonio S. y María Emilia R., de 84 y 85 años, respectivamente, tras detener a sus dos cuidadores y al constructor Daniel Vicente R. El anciano estaba impedido y postrado en una cama y su esposa no podía atenderlo debido a las exigencias domésticas que requería su demencia senil.
Según el escrito de acusación del fiscal, Juan Enrique G. cargó algunos de sus gastos, como el seguro de su vehículo y varios pagos de la inmobiliaria Montemar, en las cuentas bancarias de los ancianos. Así, el procesado estafó unos 34.000 euros en tres meses y se apropió de rentas tras gestionar los inmuebles del matrimonio, concretamente una vivienda en Cullera y un chalé en Pego. El individuo consiguió que las víctimas le otorgaran una vivienda en la playa El Marenyet de Cullera, según consta en un documento de cesión de escritura firmado en 2013, y logró también que le nombraran «heredero universal sustituto en su testamento abierto».
Dos años después, Juan Enrique G. fue hospitalizado y su expareja, Sarunas M., que trabajaba en la inmobiliaria, trasladó al matrimonio octogenario desde el domicilio de un hombre fallecido hasta un apartamento de la urbanización Florazar II con el consentimiento de Daniel Vicente R., propietario de esta segunda vivienda, para ejercer un mayor control sobre los ancianos y dificultar su localización en el caso de que alguien los buscara. Sarunas volvió a trasladar las víctimas a un piso de la calle Yecla de Valencia, donde malvivieron un tiempo hasta que la Guardia Civil de Cullera detuvo a los estafadores.
Entre diciembre de 2015 y febrero de 2016, Sarunas sacó 51.500 euros de las dos cuentas bancarias de los ancianos en 38 extracciones en cajeros automático y 11 operaciones en las ventanillas de dos sucursales. Los investigadores de la Guardia Civil también descubrieron una transferencia de 12.000 euros a favor de la agencia inmobiliaria de Daniel Vicente R.
Tras cuantificar la estafa en cerca de 300.000 euros, el fiscal solicita la nulidad de los actos jurídicos firmados por el matrimonio y la restitución de los bienes inmuebles que cedieron a los procesados. Antes de acudir a la notaría de Sara M. en Benifaió, que fue designada por Daniel Vicente R., Sarunas trasladó al matrimonio ante otro notario, pero este no autorizó el cambio de testamento al constatar que el anciano no contestaba a sus preguntas ni entendía el valor del documento que los estafadores pretendían que firmara.
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