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Carnicería regentada en Huétor Santillán por la familia del anciano detenido. / J AVIER MORALES
El padre que acuchilló al asesino de su hija dice que intentó robarle y que no lo había reconocido

El padre que acuchilló al asesino de su hija dice que intentó robarle y que no lo había reconocido

La defensa pide pide que comparezca un testigo presencial de los hechos

YENALIA HUERTAS / JAVIER MORALES

Granada

Miércoles, 18 de abril 2018, 14:15

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En todas las agresiones siempre hay dos versiones. También en la ocurrida el pasado jueves en la calle Pedro Antonio de Alarcón de Granada, en la que se vieron implicados el autor del asesinato de la niña Anabel hace 33 años y el progenitor de la pequeña, un vecino de Huétor Santillán ya septuagenario. Si el suceso, cuyos protagonistas fueron identificados en exclusiva por IDEAL, ha dado la vuelta a España, la versión que ofrece la defensa del padre de la malograda pequeña, en caso de ser aceptada por la Justicia, daría asimismo un giro de 180 grados a la historia. El abogado del anciano sostiene que su cliente asegura que fue la víctima y no el agresor.

Ayer, en declaraciones a este diario, Francisco Mellado López, letrado del padre de Anabel, aseguró que este ni identificó ni conoció «en ningún momento» al asesino de su hija, sino que el encuentro fue «casual»; es decir, que según esta parte el destino quiso que ambos se cruzaran ese día en esa calle y que el asesino de la pequeña lo eligiera para robarle.

Según el abogado, el anciano no se enteró de quién era aquel hombre que supuestamente le había intentado robar en Pedro Antonio hasta que se lo desvelaron en Comisaría. De hecho, la impresión que le causó fue tal que tuvo que ser atendido por el 061 y trasladado al hospital Virgen de las Nieves. Esa asistencia, de acuerdo con la defensa, consta en las diligencias policiales incorporadas al sumario del caso. «Él lo que mantiene es que en el momento en el que ocurrieron estos hechos en Pedro Antonio de Alarcón fue la otra persona la que intentó robarle», sostuvo Mellado, tras detallar que el septuagenario –tiene 74 años– afirma que siempre suele llevar el dinero en el bolsillo de la camisa y que cree que se le acercó «con la intención de sustraerle el mismo».

Ante ello, siempre según el relato del abogado del anciano –único detenido por lo ocurrido–, hubo «un forcejeo», sin que su cliente «conociese que esta persona era casualmente la que en su día cometió los hechos por todos conocidos». Esos hechos son el crimen de la pequeña Anabel, cuyo cadáver fue hallado en un pozo en 1985, días después de su desaparición.

Salud muy delicada

El abogado del septuagenario quiso poner de relieve el delicado estado de salud de su cliente, que ha sufrido «varios ictus y una angina de pecho». Aparte, tiene la visión de un ojo reducida y con el otro no ve prácticamente. Por eso, pone en duda que una persona con esas «graves dolencias» pueda llevar a cabo la acción que se le imputa. «Además tiene una medicación considerable que tiene que tomar todos los días», agrega Mellado, para resaltar que «su estado de debilidad» es evidente y constatable. Por todo ello tratará de demostrar a lo largo de la instrucción de la causa que la hipótesis barajada hasta ahora no coincide con lo que según su cliente habría acontecido realmente.

Otras fuentes consultadas indicaron que el caso se está tramitando en los juzgados de Granada como un posible delito de lesiones y no por homicido en grado de tentativa. La supuesta víctima, el asesino de la pequeña Anabel –que sufrió además un intento de violación–, tiene «antecedentes por robo», mientras que el anciano no tiene «ninguno».

Es el Juzgado de Instrucción número 9 de la capital granadina el que se ha hecho cargo de la investigación de los hechos y ayer ya había señalado los interrogatorios del asesino de Anabel como supuesto perjudicado y de un testigo presencial. El primero deberá comparecer ante el magistrado José Luis Ruiz Martínez –que es el titular de ese órgano– el próximo día 27 a las 10.00 horas, mientras que el mencionado testigo lo hará el día 8 de mayo.

Sobre la navaja empleada en el suceso, según el abogado del anciano, ni la llevaba ni la esgrimía su cliente, quien dijo no saber de dónde salió. Además, revela que tanto uno como otro «presentan cortes» que tendrán que ser valorados por los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Granada (IML) en un informe. La supuesta víctima tiene al parecer las heridas en las manos, mientras que el padre de Anabel presentaría además un golpe por la caída durante el forcejeo.

En cuanto al testigo presencial, las fuentes explicaron que se trata de una persona que se encontraba en el interior del centro médico donde se hallaba el hijo del septuagenario y que, supuestamente, pudo verlo todo a través de los cristales que dan a la vía. De confirmarse que se trata de un testigo neutral, que nada tiene que ver con los implicados, su declaración puede ser clave para el rumbo que tome la causa judicial.

En el traumatólogo

La supuesta agresión se produjo en la calle. El anciano se hallaba allí en esos momentos porque había acompañado a su hijo al referido centro médico, donde este último tenía cita con un especialista. «Consta acreditado que en ese momento estaba acompañando a un hijo a la revisión del traumatólogo. Consta la cita, el informe de ese día e incluso hasta el tique de la Zona Azul, de tener estacionado allí el vehículo», manifiesta el abogado. Este extremo se presume importante a la hora de determinar si fue, como esta parte sostiene, un encuentro casual. «Mi cliente lo que mantiene desde el primer momento en el que llega allí la Policía es que la otra persona, que ni siquiera sabe quién es, le ha intentado robar y él se ha tenido que defender», insiste.

En definitiva, esta parte niega que el anciano fuese aquel día en busca del asesino de su hija Anabel y que actuara en venganza por lo que le hizo a la pequeña, a la que arrebató la vida con tan solo cuatro añitos.

Las fuentes consultadas precisaron que el anciano durante su comparecencia judicial casi no pudo articular palabra. Sí declaró como testigo su hijo y garantizó que estando dentro del centro médico se dio cuenta del revuelo en la calle y vio a la supuesta víctima encima de su padre. El juez lo dejó en libertad tras acordar una medida de alejamiento.

En Huétor Santillán

Los vecinos de Huétor Santillán siguen con atención este nuevo capítulo de una historia que sobrecogió al municipio ya hace tres décadas. Pero prima el silencio. Pocos quieren hablar sobre esta familia que se vio golpeada por la tragedia, más allá de comentar que la carnicería que regentan en el centro del pueblo no ha abierto sus puertas esta semana.

Una pariente del anciano sostuvo que el padre de Anabel es inocente, que fue él quien resultó agredido por el exrecluso –argumento esgrimido también por su abogado– en un encuentro guiado por la casualidad. Las heridas de la riña y el 'shock' del encuentro con el asesino de su hija –argumentó– han empeorado su delicada salud.

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