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«Los bomberos me sacaron, ellos me han salvado»

Manuel Embuena, herido por el desplome en un bar de Valencia | El anciano de 83 años sufrió el derrumbe mientras tomaba un café con leche y sus hijas consideran «un milagro» que haya sobrevivido

J. A. MARRAHÍ

VALENCIA.

Domingo, 22 de octubre 2017, 00:22

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«Mi padre es muy ateo, pero no te extrañe que acabe en la iglesia dando gracias». Así se expresaba ayer el hijo de Manuel Embuena, el anciano de 83 años que el viernes por la tarde resultó herido por un grave desplome del techo en una cervecería de la avenida del Puerto de Valencia. «Los bomberos me sacaron, ellos me han salvado», expresó la víctima a su familia en las primeras palabras que les dirigió desde la cama del Hospital Clínico.

Pese a estar dolorido y con algunos golpes en la cabeza por la caída de escombros, sus tres hijos constataron a LAS PROVINCIAS que su recuperación «está siendo muy buena». De hecho, por la tarde aguardaban a que recibiera el alta médica para regresar a la tranquilidad de su hogar tras el enorme sobresalto. Tanto sus dos hijas como los médicos que lo han asistido coinciden en calificar como «un milagro» que no haya sufrido daños mayores.

Embuena es un hombre muy conocido y querido en el barrio. Fue el fundador del horno Pa i Dolç, situado en la avenida del Puerto, a pocos metros del establecimiento en el que se produjo el hundimiento. Además, vive justo en la parte trasera de esa misma manzana, en la calle José Faos.

Como cada tarde, desde allí salió poco antes de las seis de la tarde para tomarse su café con leche y echar un vistazo a la prensa. Pero esta vez le esperaba el susto de su vida. Le cayó el techo encima y acabó entre escombros.

Así lo vivió su hija Juani, que al igual que sus hermanos trabaja en el horno familiar. «Vi a mucha gente que corría hacia el bar y comenzaron a llegar policías y bomberos. Al acercarme, pensé... ¿no será mi padre? Y, mire por donde, era él».

Germán Chicharro, encargado de un ultramarinos situado justo al lado del bar, en el 78 de la avenida del Puerto, también fue testigo directo del derrumbe. «Estaba en la calle y la dueña se acercó a preguntarme algo. No la escuché y fui tras ella mientras se metía de nuevo en el bar. Justo entonces hubo un fuerte ruido, se vino el techo abajo y todo se llenó de una nube de polvo».

Según Chicharro, «la dueña se salvó porque estaba en la parte de atrás, pero al pobre Manolo le cayó casi todo encima mientras leía y tomaba su café». El comerciante recuerda muy bien los gritos de auxilio del anciano: «¡Estoy aquí, estoy aquí, ayuda!». A los pocos minutos, bomberos y policías se volcaron en el rescate de la víctima. «Podría haber sido una desgracia», valoró Juani.

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