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CONCHA PASTOR
Sábado, 27 de mayo 2017, 01:01
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El titular el juzgado de instrucción número tres de Dénia decretó ayer el ingreso en prisión y sin fianza de Marinus C. S., el ciudadano holandés propietario de los perros que atacaron y mataron al vecino de Ondara Luis Ángel Sala en Beniarbeig.
El magistrado le imputa los delitos de homicidio imprudente y maltrato animal tras las pruebas de ADN practicadas a los cinco canes de raza pitbull y bulterrier, considerados altamente peligrosos. De hecho, en la saliva de los animales se han encontrado restos biológicos cuyo perfil genético coincide con el del empresario de 75 años que murió tras los desgarros y mordeduras que recibió por parte de los canes.
El detenido llegó sobre las 10.30 horas al Palau del Justicia de Dénia, escoltado por dos agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Xàbia. Una vez en la sala se acogió a su derecho a no declarar, pero sí entabló conversación en inglés con su abogado y en belga con el intérprete. Fue solo para trasladar al juez que no entendía el español.
Durante su comparecencia se mantuvo frío y distante. «Como un témpano de hielo», comentó uno de los presentes en dependencias judiciales. Marinus en ningún momento pidió perdón por lo ocurrido ni mostró señales para lamentar el incidente, ocurrido el pasado 18 de febrero.
En el momento de la detención, el juez le imputó un delito de homicidio por dolo eventual. Aunque ayer se determinó que el homicidio era imprudente. Además, a este cargo se le suma el de maltrato animal porque, al parecer, existen indicios de que los perros no recibían los cuidados que necesitaban.
Sin arraigo en España
En la decisión judicial del encarcelamiento ha pesado la gravedad de los delitos y de la pena que le sería impuesta en caso de condena. El juez estima, además, que existe «un peligro fundado» de que Marinus influya en testigos de los hechos o en la práctica de nuevas diligencias de investigación. En el auto de prisión se incide en que existe riesgo de fuga, pues el súbdito holandés no tiene arraigo en España y «no consta acreditada su situación personal, familiar, económica ni social».
El trágico suceso tuvo lugar el sábado 18 de febrero, cuando el empresario Luis Ángel Sala, de 75 años, salió de su casa en Ondara para ir a recoger naranjas en un huerto que tiene en Beniarbeig. La alarma saltó cuando llegó la hora de comer y no sé presentó. De inmediato, uno de sus hijos se desplazó con el alcalde de Beniarbeig hasta el campo donde se encontraron el cuerpo sin vida de Luis con desgarros y mordeduras en las piernas, brazos y cabeza.
Tras alertar al 112, la Policía Local y Guardia Civil, comprobaron que la víctima tenía la piel llena de desgarros por dentelladas y pelos de perro en sus manos, ya que, al parecer, había intentado defenderse.
Los agentes pronto dieron con los perros y con su propietario, Marinus, que reconoció que tenía cinco perros sin registrar, sin la autorización pertinente para su posesión y sin seguro. Ninguno presentaba heridas ni restos de sangre, pero uno de ellos estaba mojado aunque su dueño aseguró que el animal había caído a la piscina. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Xàbia tomó muestras de ADN a los cinco animales para los análisis pertinentes.
Minutos después, trasladaron a los animales un centro de acogida en Els Poblets, donde uno de ellos hirió a un cuidador y posteriormente otro rompió la jaula donde se encontraban y tres escaparon del recinto. En su recorrido por Els Poblets y El Verger, uno de los tres animales mordió en el tobillo a un vecino. La Guardia Civil logró atraparlos.
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