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EFE
Lunes, 27 de febrero 2017, 23:46
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Un veterinario reconoció ayer que mató en Benijófar a su esposa en marzo de 2013 con un combinado de anestésicos al intentar practicarle una reducción de estómago en su clínica. Aseguró que la mujer le dijo que «no quería vivir más». Así respondió ante las preguntas del fiscal en la primera sesión del juicio por estos hechos, que arrancó en la Audiencia de Alicante.
El hombre aceptó una condena de 10 años de prisión propuesta por la Fiscalía. El acusado, un español de 50 años de origen argentino, afirmó que mató deliberadamente a su mujer con un combinado de anestésicos porque le dijo que «no quería vivir más» y porque, de lo contrario, ella «lo haría de una forma más cruenta». Expuso que la mujer ya intentó en cuatro ocasiones suicidarse, tres con medicamentos y una cuarta cortándose las venas.
Según el fiscal, la pareja regentaba una clínica veterinaria en Benijófar. Ambos se quedaron a dormir en el local la noche del 27 de marzo, cuando el hombre le causó la muerte. Sin embargo, el cuerpo no ha aparecido. Tampoco se localizaron los instrumentos que utilizó para causarle la muerte.
El veterinario detalló que la sangre encontrada en su ropa fue porque se vio obligado por ella a practicarle una reducción de estómago en el quirófano del centro. Añadió que se llevó el cuerpo en su coche y lo incineró porque ella quería que «desparramara» sus cenizas.
Su abogado defendió su inocencia. Argumentó ante el jurado que los hijos de la pareja y los padres de ella han rechazado personarse en la causa porque creen la versión del procesado. Ante la Guardia Civil, el veterinario dijo que su esposa se había suicidado. Luego cambió su testimonio y argumentó que le había practicado una reducción de estómago por «las presiones y el chantaje» de la mujer, que pesaba 90 kilos y media un metro sesenta.
Detalló que la mujer padecía una salud «frágil», con tumores en el pecho, la vagina y el cerebro. Añadió que escondió el cadáver porque como veterinario no podía practicar una operación de reducción de estómago y con ello defendía «su única fuente de ingresos».
Finalmente, resaltó ante el jurado que la muerte de su mujer no le reportaba ningún beneficio. Los dos psicólogos que lo evaluaron concluyeron que no maltrataba a su esposa y que «la posibilidad del dolo es nula» porque es «un universitario, sin antecedentes y que no obtenía ningún beneficio».
La abogada de la Generalitat, como acusación popular, se ha adhirió al escrito del fiscal, en el que se reclaman 10 años de prisión para el hombre y otros tantos de inhabilitación. El juicio seguirá esta semana con testigos, pruebas periciales y la presentación en la sala de un estudio psicológico al procesado.
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