Secciones
Servicios
Destacamos
J. A. MARRAHÍ/M. S. PARDO
Miércoles, 15 de febrero 2017, 23:39
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Murciana afincada en Alicante. Madre de cuatro hijos. Viuda de un combatiente del Daesh y dispuesta a darlo todo por el yihadismo radical que profesaba. Es el perfil de Dolores Hidalgo, arrestada ayer en la capital alicantina por su colaboración con la organización terrorista y que tenía la intención de viajar a Siria con los menores. La Policía Nacional confiscó en su casa armas, catanas y documentos que acreditan su intención de poner rumbo al país junto a sus hijos.
'La Murciana', como era conocida, estaba fichada por las fuerzas de seguridad desde que se casó con Mohamed Belguin Ikhlaz, un 'soldado' marroquí del 'Daesh' con alto cargo en la organización que falleció en la zona de conflicto. De hecho, Hidalgo ya fue arrestada en 2014 y desde entonces la policía la vigilaba al considerarla «plenamente integrada en la organización de redes» para reclutar a miembros de la Yihad. Sus planes actuales, según la policía, eran «unirse a las filas de la organización terrorista».
Según las investigaciones, ya lo hizo antes de la pérdida de su esposo. En primer lugar, Hidalgo denunció la desaparición de Mohamed y llegó a simular su divorcio a pesar de saber que estaba luchando en Siria. Su intención, describen fuentes policiales, no era otra que «obtener la patria potestad absoluta» sobre los cuatro niños y unirse a él «eludiendo las trabas legales que había encontrado».
Ante la imposibilidad de viajar en avión desde España, emprendió trayecto con los niños por carretera a través de Francia. Pero al conocer que Mohamed había muerto regresó de nuevo a Alicante. Ese golpe moral no la alejó de la Yihad. La viuda se radicalizó, dispuesta a tomar el testigo del terror. E hizo lo propio con sus hijos más mayores
Así lo describe la Policía Nacional: «En Alicante inició una labor muy intensa en las redes sociales de internet. Por un lado buscaba un nuevo marido, cumpliendo con lo establecido por el Daesh para las viudas de los mártires de la organización. Además, ensalzaba públicamente la figura de su esposo como combatiente yihadista».
Agresiva y radical
No era su única dedicación frente a la pantalla del ordenador. Hay pruebas de que realizaba «importantes labores de propaganda, con consignas muy agresivas, emblemas yihadistas y vídeos muy violentos editados por ella misma». Hidalgo mostraba una ideología islamista radical en favor de la causa palestina y mantenía contacto en internet con un conocido reclutador al servicio del Daesh. Como describen fuentes de Interior, «manifestaba un profundo odio por la cultura occidental y lo transmitía directamente a sus hijos». De hecho, los investigadores se muestran sorprendidos por el «discurso radical y violento» del mayor de los hermanos, «impropio de un niño de corta edad».
La presunta colaboradora del Daesh vivía actualmente en un edificio de tres alturas situado en la calle Pintor Antonio Amorós, en el barrio de Juan XXIII. Llevaba una vida discreta y empleaba medidas de seguridad para evitar ser detectada, especialmente tras la marcha de su marido a Siria en 2014. La razón es que su nombre, junto al de Mohamed, ya había aparecido en medios de comunicación.
Sin embargo, sus métodos de autoprotección no le sirvieron ayer, cuando especialistas de Información rodearon su casa y la detuvieron. El registro se inició sobre las cinco de la madrugada y finalizó a las dos de la tarde. Los agentes se incautaron de un subfusil de asalto, dos rifles y catanas de hoja afilada. Se sospecha que una de las armas, de aire comprimido, podría haber sido usada por su marido en adiestramientos.
Los hijos de Hidalgo están ya bajo el cuidado de la Generalitat. Son tres niños y una niña de entre 4 y 15 años. El mayor llegó a asegurar en alguna ocasión que a su padre lo habían matado de un disparo. La mujer mantenía las distancias con sus vecinos, quienes aseguran que estaba «radicalizada desde hace cuatro o cinco años».
A partir de ese momento, describen los residentes a EFE, comenzó a cubrirse la cabeza y el resto del cuerpo. Sólo mostraba sus ojos. Hace una década, aseguró una vecina, «llevaba una vida normal». Pero su carácter se tornó esquivo y huidizo. «A mí me saludaba porque me conoce, pero sin más. Ya no era ella», describió la residente a la agencia. «Se la veía ir y venir, pero casi no hablaba con los vecinos».
En otra operación desarrollada en Vitoria, un marroquí de 41 años fue detenido ayer. Había retornado de Siria tras ser instruido por el grupo terrorista Al Nursa, filial de Al Qaida. Se dedicaba a captar a jóvenes en la comarca de Tolosaleda.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.