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El preso de Picassent que escapó de una ambulancia en la V-30 se entrega a la policía

El preso de Picassent que escapó de una ambulancia en la V-30 se entrega a la policía

La expareja del delincuente reincidente lo ha convencido para revelara dónde se escondía y el recluso ha sido detenido en Paterna

Javier Martínez

Lunes, 23 de enero 2017, 15:16

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Un recluso protagoniza una evasión de película tras un desengaño amoroso y dos días después su expareja lo convence para que se entregue. El preso que se fugó el sábado por la noche tras saltar de una ambulancia en marcha se ha entregado este mediodía a la Policía Nacional después de que su exnovia lo convenciera. El delincuente reincidente Juan Alejandro M. B., de 28 años de edad, se arrepintió de haber huido tras un desengaño amoroso y acudió con su abogado a la comisaría de la Policía Nacional en Paterna, donde fue detenido por un delito de quebrantamiento de condena, según informaron fuentes de la Jefatura Superior de Policía de la Comunitat Valenciana.

El preso protagonizó una espectacular fuga el sábado por la noche en la V-30 cuando lo trasladaban al Hospital General de Valencia. Los hechos ocurrieron sobre las 21 horas poco después de que intentara suicidarse en la cárcel de Picassent porque su pareja había decidido terminar la relación.

El recluso rompió la ventanilla lateral del vehículo sanitario a pesar de que tenía una mano engrilletada. El conductor de la ambulancia aminoró la marcha cuando escuchó los golpes, y en esos momentos, el preso aprovechó para saltar a la autovía de circunvalación, a la altura del Instituto de Formación Profesional Ciudad del Aprendiz, con gran riesgo de ser atropellado por los vehículos que circulaban en ese momento por la V-30.

Una patrulla de la Guardia Civil, que circulaba detrás de la ambulancia, persiguió al recluso hasta la calle José Soto Micó en Valencia, donde perdieron la pista del fugitivo. Uno de los guardias civiles también saltó del vehículo policial en marcha y salió corriendo detrás del preso pero no logró alcanzarlo. Tras varias horas de intensa búsqueda en el barrio de San Marcelino y la pedanía valenciana de La Torre, la Guardia Civil de Valencia montó operativos de vigilancia en los alrededores de los domicilios donde podría esconderse el delincuente.

En el momento de la fuga, el recluso vestía un chándal de color gris con chaqueta naranja y zapatillas negras. El fugitivo llevaba el brazo derecho en cabestrillo al autolesionarse en la prisión valenciana tras recibir una mala noticia. Juan Alejandro M. se cortó los tendones de una mano, por lo que solo pudieron engrilletar la otra a una barra de seguridad de la ambulancia durante el traslado al hospital. Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, el preso intentó suicidarse en la cárcel poco después de hablar por teléfono con su pareja, que le había dicho que la relación entre ellos ya había terminado.

Operativo de búsqueda

Una vez fugado, el delincuente habría llamado a su exmujer para amenazarla. La Policía Nacional y la Guardia Civil vigilan desde entonces la casa donde reside la expareja del recluso ante la posibilidad de que Juan Alejandro M. intente agredirla. Tras la evasión del preso en plena autovía, el Centro Operativo de Servicios (COS) de la Guardia Civil montó un operativo urgente de búsqueda de este individuo, con la colaboración de la Policía Nacional y la Policía Local, en la ciudad de Valencia y otras poblaciones cercanas.

El reo fugado cumplía una condena de dos años y medio de prisión en el centro penitenciario de Picassent tras ser condenado por cometer varios robos, con el procedimiento del butrón, en estancos y otros establecimientos comerciales. Además, Juan Alejandro M. está pendiente de otro juicio por un delito que no ha trascendido y tiene también antecedentes por atentado a un agente de la autoridad. El delincuente fue detenido hace dos años por pertenecer a una banda de butroneros muy activa.

Según la normativa vigente sobre conducción y custodia de presos, los guardias civiles no pueden subir en las ambulancias que trasladan a los reclusos al hospital. Estos os vehículos sanitarios disponen de medidas excepcionales de seguridad, como mamparas para aislar el habitáculo donde viaja el preso, puerta trasera que solo se abre desde el exterior y cámara de videovigilancia.

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