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Dos agentes del laboratorio de criminalística de la Guardia Civil, el domingo por la noche, junto a uno de los cadáveres. :: jesús signes
Las desavenencias por la custodia del niño desencadenaron el doble crimen de Llíria

Las desavenencias por la custodia del niño desencadenaron el doble crimen de Llíria

El hombre que mató a su expareja y a su exsuegra ya fue condenado a tres años de internamiento psiquiátrico por apuñalar a un vigilante

JAVIER MARTÍNEZ / A. RALLO

Lunes, 9 de noviembre 2015, 23:51

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La negativa del maltratador a formalizar en el juzgado el pacto entre dos familias gitanas sobre la custodia de su hijo desencadenó el doble crimen de Llíria. El hombre que mató a tiros a su exmujer y a su exsuegra, Leonardo M. C., de 41 años y nacionalidad española, quería la custodia compartida del niño de tres años, pero la familia materna se oponía, aunque accedía a que el padre siguiera viendo a su hijo y pasaran juntos algunos fines de semana.

El carácter violento del hombre de etnia gitana, que propinó una paliza a su expareja el pasado mes de abril, y la supuesta discapacidad psíquica que padece por trastorno paranoide crónico, eran los dos principales argumentos que esgrimía Elvira M. T., de 46 años, para no aceptar la custodia compartida. Además, la víctima había silenciado durante mucho tiempo los malos tratos que sufría. El homicida tenía una orden de alejamiento que le impedía acercarse a la que había sido su esposa. El pasado 5 de abril, la mujer dijo en el hospital que había sufrido un accidente doméstico cuando acudió para que le curaran las heridas que le infligió Leonardo.

El juzgado de violencia sobre la mujer número 1 de Valencia tenía abierto un procedimiento como consecuencia del atestado que realizó la policía tras la asistencia médica, pero la víctima se negó a declarar y en una segunda comparecencia «atribuyó las lesiones a un accidente doméstico y no a una agresión de su pareja», según confirmaron ayer fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

A pesar de ello, el juez, de acuerdo con Fiscalía, acordó una orden de alejamiento de 300 metros e incomunicación por cualquier medio del presunto maltratador hacia la víctima. Esta medida de protección estaba aún en vigor el domingo por la tarde cuando Leonardo M. cometió el doble crimen.

En la actualidad, el procedimiento se encuentra en fase de calificación fiscal para pasar a juicio. Las mismas fuentes jurídicas añadieron que la orden de alejamiento «se comunicó oportunamente a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y no existían otros antecedentes de maltrato o denuncias entre la pareja». Tras la muerte a tiros de ambas mujeres, el juzgado de instrucción número 1 de Llíria abrió otras diligencias.

Grave antecedente

El presunto homicida ya fue juzgado en el año 2001 por asestar varios navajazos a un vigilante de Levantina de Seguridad en la discoteca Goldens en Valencia. La Audiencia Provincial de Valencia condenó a Leonardo M. a un pena de internamiento en un centro psiquiátrico durante un tiempo máximo de tres años. La acusación particular solicitó siete años y medio de prisión para el acusado por un delito de homicidio en grado de tentativa, pero el tribunal estimó la eximente completa de responsabilidad criminal por su enajenación mental.

Según la sentencia dictada hace ahora 11 años, Leonardo M. «padece una psicosis de carácter esquizofrénico que anula sus facultades intelectuales y volitivas». Sin embargo, con el paso de los años, su enfermedad mental no le impidió practicar 'valetudo' -una modalidad de combate donde se puede usar cualquier arte marcial- en un gimnasio de Valencia ni conseguir el revólver que utilizó en el doble crimen.

El pasado domingo, el hombre disparó contra su exmujer y su exsuegra justo después de entregarles a su hijo de tres años. Los violentos hechos ocurrieron sobre las cinco y media de la tarde a la altura del número 24 de la calle Valencia de Llíria. Elvira M. recibió dos disparos y su madre tenía tres impactos de bala.

En el momento del doble crimen iba acompañado presuntamente de otro hombre. Según las investigaciones, Leonardo había quedado con su exmujer para entregarle al hijo de ambos y llegó a Llíria en un Renault Scénic. Después de dejar al niño en su carro, regresó al vehículo, cogió un revólver y comenzó a disparar a corta distancia. La violenta reacción del hombre cogió desprevenidas a las víctimas. Un vecino aseguró que oyó hasta una docena de tiros.

El pequeño echó a correr hasta que fue auxiliado por algunos vecinos, que dieron la voz de alarma, y después por la Policía Local. Magdalena T., de 67 años, quedó tendida en el paso de peatones. Su hija yacía a pocos metros en una esquina junto a la entrada del taller Recambios Llíria.

El homicida huyó y horas después su madre lo convenció para que se entregara, con la mediación de su abogado, a la Guardia Civil. El encuentro fue en la puerta del Hospital General de Valencia, donde fue detenido sobre las once de la noche. El maltratador mostró arrepentimiento, pero ya era demasiado tarde. Había matado a dos personas, la madre y la abuela de su hijo, dos seres queridos en otro tiempo que incluso eran compasivos y benévolos con el enfermo mental, después de la agresión que sufrió Elvira, y le dejaban ver al niño.

La separación de la pareja y el régimen de visitas al menor se acordó «según las leyes gitanas», afirmó un familiar, hasta que la madre intentó formalizar en el juzgado el pacto entre los dos clanes, el móvil del doble crimen, según las investigaciones. El niño ha quedado ahora bajo cuidado de su tío y se ha activado un protocolo para valorar la situación del menor y la estancia con su nuevo tutor.

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