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R. F. / V. R.
Sábado, 4 de julio 2015, 00:18
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No fue un arrebato. Carlos Alberto Soler, el hombre que el martes asesinó en Vila Joiosa a su madre, a su hijo de seis años y a su hijastra de 12, tuvo tiempo de reflexionar sobre el crimen que pretendía cometer y también de echarse atrás. No lo hizo.
Horas antes de acabar con la vida de esos seres a los que apuñaló y golpeó con un hacha para luego acabar con su vida prendiéndole fuego a la casa, escribió una carta para justificarse por los crímenes que iba a cometer y para tratar de destruir la reputación de Toñi, su exmujer.
Quería infligirle el máximo sufrimiento, ensuciar su imagen pública y, por último, arrojar sobre esa mujer las culpas sobre las muertes de los tres inocentes a quienes acabó cosiendo a cuchilladas. En el escrito, el asesino se 'vende' como una víctima más de esa «loba con piel de cordero», como llega a describir a su excompañera.
El texto, al que LAS PROVINCIAS ha tenido acceso, está escrito en ordenador y ocupa una cuartilla, sin puntos y aparte. Parece redactado de un tirón y, al margen de la obsesión que desprende hacia Toñi y sus pretendidas maldades y engaños, no hay faltas de ortografía, el estilo es correcto y el lenguaje coherente, sin que existan signos que permitan intuir que Carlos Alberto era víctima de ideas delirantes. La carta transmite un intenso odio hacia su exmujer. Llega a llamarla «víbora». Los escritos han aparecido en buzones de viviendas del barrio de Guadalupe.
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