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MARINA COSTA
Viernes, 8 de mayo 2015, 00:17
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Un agente de paisano de la Policía Local de Valencia subió ayer los 207 escalones que tiene el Miguelete a la velocidad del rayo. En sus manos estaba la vida de un vecino de Manises, de 46 años de edad, que había dejado, tan sólo una hora antes, una carta de despedida a un familiar.
La detallada descripción física, facilitada por la Policía Local de Manises, y la rapidísima intervención hizo posible que el agente pudiera sostener al individuo del brazo, justo cuando éste saltaba al vacío. La entrada del policía, aunque iba de paisano, alertó de alguna manera a la víctima, que en ese momento estaba sentada en el muro junto a la campana. Su recacción fue avanzar hacia el lado contrario que el agente y saltar. Durante unos segundos el tiempo congeló tan dramática escena en la concurrida terraza del Miguelete, a cincuenta metros de altura. Un buen puñado de turistas no olvidará nunca lo que sucedió instantes después. El agente, tras abalanzarse sobre el hombre, justo cuando sólo uno de sus brazos quedaba asido al borde de piedra, comenzó a gritar pidiendo ayuda. El destino le hizo un guiño a la valentía y obró para que el agente, jugándose la vida, pudiera sostener el peso muerto del hombre en el vacío, sin caer detrás de él.
La sorpresa inicial de los presentes se transformó en espanto cuando algunos turistas se percataron de lo que estaba sucediendo. Tres holandeses ayudaron al agente y lograron consumar la hazaña de salvarle la vida a una persona. El hombre ya estaba sujeto y sin posibilidad de caer al suelo pero faltó un cuarto visitante, también holandés, para poder volver a meter al hombre dentro del recinto monumental y reducirlo.
El otro agente de paisano que se había quedado bajo, junto a las escaleras, para alertar en caso de avistar al hombre subió nada más ser requerido por el compañero por el pinganillo. El hombre fue atendido por el Samu y trasladado al pabellón de psiquiatría del Hospital General.
La alerta de lo que ayer pudo acabar en tragedia la dio la mujer de la víctima, a las dos y diez del mediodía. Al parecer, el hombre había dejado una nota de despedida en el establecimiento de un familiar, pero sin aclarar dónde se marchaba.
Según explicaron ayer fuentes policiales consultadas, se da la circunstancia de que esta persona ya había protagonizado otro hecho de similares características. En aquella ocasión también intentó acudió al Miguelete. Un policía local de Manises, que conoce mucho a la familia, fue requerido por la mujer minutos después de localizar la carta. El aviso voló rápidamente hasta la primera unidad del distrito de Ciutat Vella de la Policía Local de Valencia. De sala se solicitó a dos agentes de una patrulla que se cambiaran de ropa y acudieran rápidamente de paisano hasta el Micalet. El dispositivo también se extendió a las Torres de Quart y otros monumentos de altura por si el hombre cambiaba de idea. La suerte de localizar la carta y a la víctima a tiempo, junto a la profesionalidad y valentía de los agentes, consiguieron ayer que el final feliz subiera hasta el Miguelete.
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