Cuatro grupos de grafiteros causan daños por valor de 465.000 euros

valencia. Una operación de la Policía Nacional se ha saldado con la detención de 17 grafiteros y la imputación de otros 18 por causar daños valorados en 465.000 euros al realizar pintadas en trenes y estaciones ferroviarias de Valencia, Madrid, Alicante y Murcia.

Los cuatro grupos desarticulados por la policía actuaban de forma muy organizada con un reparto de tareas entre sus miembros y un plan para huir. Así, mientras unos vigilaban y avisaban de la llegada de la policía o los vigilantes, otros pintaban los vagones y dos grafiteros tomaban fotografías con un teléfono móvil o grababan con una cámara de vídeo para después difundir las imágenes en varias redes sociales.

Antes de actuar, varios jóvenes acudían a las instalaciones ferroviarias para observar las medidas de seguridad. De este modo, los grafiteros conseguían acceder a los lugares donde se encuentran los trenes estacionados -finales de vías, talleres y zonas de limpieza-, y causaban daños, en algunas ocasiones, en las puertas, verjas, perímetros de seguridad y tejados para entrar en los recintos y realizar las pintadas.

Según informaron ayer fuentes policiales, los arrestados causaron deterioros con sus pintadas «en más de 3.400 metros cuadrados de superficie». Tras analizar las firmas de los grafitis y las fotos intervenidas a los jóvenes, los investigadores atribuyen a los 17 detenidos y 18 imputados un total de 133 delitos de daños y un robo con fuerza.

Las primeras pesquisas permitieron a los agentes detectar cuatro grupos de grafiteros muy activos que firmaban con varios seudónimos y utilizaban las siglas IBS, UBTES, ASK y TDPS. La investigación ha sido realizada por la Brigada Móvil de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional.

Metrovalencia cuenta con más de 1.400 cámaras de vigilancia en estaciones, vestíbulos, pasillos, trenes y tranvías, entre otros puntos estratégicos, y la mayoría de ellas graban las 24 horas del día. Así, las instalaciones de FGV, la empresa pública que gestiona la red de metro y tranvía, disponen de una tecnología de televigilancia para prevenir delitos, pero los grafiteros actúan encapuchados y de forma muy organizada para realizar las pintadas y huir en pocos minutos.