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A. RALLO
Martes, 13 de enero 2015, 21:05
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"Jamás pensé que iba a ser yo el que lo iba a matar". Esta frase es parte de la declaración de Pablo, uno de los dos acusados de la muerte de Vicente, un empresario del polígono Fuente del Jarro asesinado en agosto de 2012. El juicio arrancó ayer en la Audiencia de Valencia.
El acusado reconoció este martes ser el autor material de la muerte, aunque indicó que el disparo se produjo de manera accidental. Tras una pelea, la víctima trató de salir de la nave en la que tenía su empresa. Pablo corrió tras él, pero se cayó. "Se me disparó el arma", se escudó el acusado. El hombre había viajado desde Zaragoza a la localidad valenciana. Le acompañó Lucio, un toxicómano amigo suyo, que también acumula un amplio expediente delictivo. El principal acusado explicó que se desplazaron a la capital del Turia para resolver una deuda por la supuesta venta de piezas de joyería.
En cambio, la fiscalía y la acusación particular, que ejerce el letrado Andrés Zapata, sostienen que el único objetivo era robarle y terminar con su vida. El ministerio público solicita 21 años de prisión para cada uno de los dos delincuentes. El abogado de los familiares de la víctima eleva la petición a los 26 y 27 años de cárcel. El empresario fue herido primero con un destornillador en una pierna, instantes antes de recibir el tiro por la espalda, que le causó la muerte en el acto.
Lucio ha querido desentederse del crimen. Dice que viajó totalmente drogado y que ni siquiera se enteró de lo que habló con el dueño de la empresa. Asegura que durante la charla, salió a fumar un cigarro y más tarde decidió quedarse en el coche. Fue el momento en el que supuestamente se produjo el crimen. "Cuando vino Pablo me dijo: 'Nos vamos. Ya te contará en casa". A la altura de Sagunto, se quedaron sin gasolina. Lucio, que se había dormido por efecto de las drogas, se despertó solo. Su compañero de andanzas abandonó el automóvil al quedarse sin combustible y regresó a Valencia en tren. Una vez aquí, pasó una noche en el cauce del río y otra en casa de una amiga en la Malvarrossa. Luego emprendió su regreso a Madrid, donde reside parte de su familia. Ambos fueron detenidos tras una ardua investigación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
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