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El trágico final de una vida truncada por la esclerosis

El trágico final de una vida truncada por la esclerosis

La mujer que murió en el incendio de Burjassot estaba ingresada en una residencia pero regresó a casa a petición propia y de sus hijas

TONI BLASCO/J. MARTÍNEZ

Miércoles, 3 de septiembre 2014, 00:01

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Toda una vida de sacrificios laborables y familiares se truncó en pocos segundos por un trágico incendio en Burjassot. La misma enfermedad degenerativa que acabó postrándola en una cama, hasta el fin de sus días, le impidió también escapar de las llamas. Concepción Navarro Orero, de 62 años de edad, se encontraba sentada en un sillón en el momento que comenzó a arder el salón de su casa. Allí se dieron la mano el infortunio y la muerte. Apenas permaneció sola cerca de veinte minutos, según sus familiares, en su vivienda situada en la cuarta planta de un edificio en el número 3 de la calle Dehesa del Castillo en Burjassot.

Su marido, Sebastián F., de 64 años de edad, y Dilia, la asistenta de hogar que cuidaba al matrimonio sexagenario, habían bajado poco antes de las seis de la tarde a la calle para comprar unas medicinas y pañales en la farmacia de barrio.

Cuando volvieron, las llamas devoraban la vivienda y la mujer discapacitada ya había fallecido. Sebastián, que también camina ayudado por un andador, entró en estado de shock. El hombre no podía creer lo que estaba viendo. Apenas dejaba sola a su esposa, y de hecho su mayor preocupación era que Concepción no se quedara sola en la vivienda ni un instante, y Sebastián y la asistenta se habían ausentado en el peor momento posible.

Dos veces al día, el matrimonio solía pasear por un parque cercano. Ella iba en silla de ruedas, que empujaba Dilia, y él caminaba con cierta dificultad con su andador. Poco antes de que se registrara el trágico incendio, como de costumbre, la empleada de hogar, Sebastián y Concepción habían paseado por el barrio. El matrimonio, ambos valencianos, se mudó a esta vivienda hace casi 40 años. Concepción nació en el año 1952 en el barrio de Benicalap y trabajó como esteticista hasta que tuvo a la primera de sus dos hijas, que ahora tienen 38 y 33 años.

Sus obligaciones como madre le empujaron a dejar su empleo para dedicarse por entero a sus hijas. Su marido trabajó en la factoría de Ford en Almussafes, pero se jubiló de forma precipitada por una operación quirúrgica y tenía dificultades para andar.

Ingreso en una residencia

Hacía ya más de diez años que Concepción luchaba contra la esclerosis múltiple, la enfermedad que había acabado por condicionar su vida. La mujer necesitaba ayuda constante en su casa y su esposo se hacía cargo de ella, dentro de sus posibilidades, hasta que ingresó en una residencia donde cuidaban a personas discapacitadas.

Pero la enferma regresó a su casa a petición propia y de sus hijas. Sebastián también estaba de acuerdo. Querían estar juntos, y aunque sus hijas ya están independizadas, acudían casi todos los días a visitar a su madre. Raquel, visiblemente afectada y con lágrimas en sus ojos, explicó ayer que había pasado un mal trago cuando entró en el domicilio de sus padres para recoger algunas cosas personales. Allí se encontró con cinco agentes de la Policía Científica que estaban realizando una minuciosa inspección en la vivienda siniestrada.

Algunos vecinos señalaron la posibilidad de que el fuego se hubiera producido por una colilla mal apagada. Concepción fumaba y no se descarta que la mujer causara el incendio de forma accidental. La policía no halló indicios criminales en la vivienda calcinada, por lo que todo parece indicar que la víctima murió debido a un trágico accidente, según las investigaciones. La autopsia se realizó ayer en el Instituto de Medicina Legal de Valencia, y el cuerpo está previsto que se incinere hoy en el Cementerio General tras obtener el correspondiente permiso judicial.

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