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Los accidentes de bici se multiplican y aumentan un 50% en cinco años

Los ciclistas denuncian «velocidades letales» de hasta 100 km/h en los vehículos que circulan por las rondas y grandes avenidas de Valencia

J. A. MARRAHÍ/T. BLASCO

Jueves, 19 de junio 2014, 00:00

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Un inmigrante ghanés de 39 años, Mustafá Alí, se convirtió el martes por la noche en nueva víctima de las dos ruedas en Valencia. Aunque la investigación de la Policía Local sigue abierta, todo apunta a que el ciclista cruzó indebidamente un semáforo de la ronda norte cuando se dirigía a su humilde hogar: una nave ocupada de las afueras de Valencia.

El siniestro se produce en plena campaña municipal para concienciar a los ciclistas de las principales normas de seguridad y, en especial, del uso de iluminación y brazaletes reflectantes cuando se circula de noche. La Concejalía de Tráfico anunció a finales de mayo el reparto gratuito de 3.000 brazaletes con el objetivo de que los coches distingan mejor a los ciclistas. Según ha podido saber este diario de fuentes policiales, al parecer Mustafá circulaba sin luces y tampoco empleaba ningún sistema reflectante en la bici o en su cuerpo.

Los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) sobre accidentes de bicicleta muestran un incremento año tras año en la Comunitat, hasta el punto de que los siniestros con víctimas han aumentado un 50% en media década. En 2009 se contabilizaban 319 y el año pasado acabó con 469.

En ese periodo de tiempo, siempre según Tráfico, se han producido casi dos millares de accidentes. Pedalear por la ciudad ha significado acabar herido para unos 1.800 ciclistas. Y cada año, cuatro o cinco se dejan la vida en el asfalto.

La razón es obvia. El uso de la bicicleta, tanto por razones económicas o de comodidad, ha experimentado un 'boom' en las tres capitales de provincia, a las que se refieren los datos de la DGT.

Preguntada por las razones más habituales de los accidentes con bicicletas en la ciudad, la Policía Local de Valencia se refirió al uso de auriculares entre los ciclistas, el móvil, la falta de prendas reflectantes de noche y otras negligencias como cruzar en momentos inadecuados.

En la asociación Valencia en Bici resumen así los tres tipos de accidentes que más daño causan a los ciclistas. «En primer lugar están las aperturas de puerta repentinas por parte de cocupantes de coches que acaban de estacionar y salen del vehículo. Hay muchísimos heridos por esto, en especial en calles estrechas», destaca el portavoz de la agrupación, Fenrando Mafé.

En segundo lugar, el ciclista destaca «la falta de respeto de conductores a los cruces con el semáforo en ámbar para coches y verde para peatones y ciclistas». Es habitual que vehículos que giran «no se percaten de la llegada de ciclistas», advierte. Y por último, «los alcances y arrollamientos laterales, tanto de coches como de autobuses» a bicicletas que circulan en la misma dirección, normalmente a causa de despistes o bien por no prestar la debida atención al retrovisor.

«La velocidad nos mata»

Pero los aficionados a la bicicleta están hartos de repetir una idea: «Lo que nos está matando es la velocidad. Desde luego, puede haber imprudencias por parte de conductores y ciclistas, pero si se respetaran los límites en grandes avenidas y rondas los siniestros no acabarían con muertos», resalta Mafé.

Son precisamente estas «velocidades letales» apuntadas por los aficionados a las dos ruedas las que les han llevado a poner en marcha una curiosa iniciativa impulsada por expertos universitarios denominada 'Cazavelocidades': emplear cinemómetros para registrar la «rapidez impune» a la que circulan «muchos vehículos a motor en estas zonas de la ciudad. Y se han encontrado con registros sorprendentes. «Casi todos los vehículos van a más del límite de 50 y se llegó a medir una moto a 100 kilómetros por hora» en la ronda, denuncian los ciclistas.

Valencia en Bici ha organizado una concentración en recuerdo y homenaje del ciclista fallecido el martes, prevista a las 20 horas junto al retén de Policía Local de Benimaclet. Según fuentes policiales, es muy probable que Mustafá viera a lo lejos las luces del BMW que acabó segándole la vida.

El punto donde fue atropellado es una larga recta con buena visibilidad. Una de las posibilidades que se barajaban es que la víctima advirtiera la presencia del coche, pero avanzara convencido de que le daba tiempo a llegar al otro extremo. Cruzó los tres primeros carriles, pero cuando únicamente le quedaba el último por atravesar fue arrollado.

El conductor del turismo, de 26 años, estaba destrozado. No paraba de contar a los policías que no lo había visto. Que no le había dado tiempo a esquivarlo. Los agentes le practicaron la prueba de alcoholemia y dio negativo. Poco después, se marchó junto con dos amigos. Uno le acompañaba en el coche. El otro acudió para intentar animarlo.

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