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Detención de un secuestrador de menores.
La policía alerta del aumento de raptos de menores por ajustes de cuentas

La policía alerta del aumento de raptos de menores por ajustes de cuentas

Los secuestradores del niño de Sagunto y el cerebro de la trama se enfrentan a penas que oscilan entre los cinco y 17 años de cárcel

Javier Martínez

Lunes, 5 de mayo 2014, 13:11

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La madre de Kevin se funde en un abrazo con su hijo en la habitación de un hospital. El niño colombiano de 11 años acaba de ser rescatado por el Grupo Especial de Intervención de los Mossos d'Esquadra, el equivalente al GEO de la Policía Nacional o a la UEI de la Guardia Civil, después de un angustioso secuestro y una petición de rescate de cinco millones de euros. Las imágenes del menor liberado por policías armados hasta los dientes dieron la vuelta al mundo en octubre de 2012, y volvieron a cobrar actualidad estos últimos días tras el juicio por el rapto del niño.

El fiscal solicitó para los siete acusados penas que oscilan entre los cinco y 17 años y medio de cárcel por los delitos de narcotráfico, secuestro y robo con violencia, ya que en el momento en que secuestraron al menor también se llevaron el bolso de la madre con 300 euros. Kevin, que ahora tiene 13 años, rompió a llorar el pasado lunes en el juicio mientras relataba el calvario de su cautiverio, durante el que le amenazaron con cortarle la lengua y le inyectaron fármacos que lo mantenían adormecido.

Aunque el Ministerio del Interior no facilita estadísticas de personas secuestradas por edades, los expertos policiales alertan de un repunte de los raptos de menores por ajustes de cuentas de bandas criminales y extorsiones entre delincuentes. ¿Pero por qué retienen y maltratan a niños? El psiquiatra forense José Carlos Fuertes considera dos motivos esenciales para responder a esta pregunta, «porque son mas fáciles de manejar y controlar, y también por el impacto emocional que tienen sobre las víctimas del chantaje», generalmente el padre o la madre, «quienes harán cualquier cosa que se les pida para proteger a sus hijos», asevera el experto en Medicina Legal y Forense.

El presidente de la Asociación de Criminólogos de la Policía Local de la Comunitat Valenciana, Jaime García, coincide con el afamado psiquiatra y recalca la «poca o nula capacidad de respuesta que ofrece un niño en el momento del acto criminal». Y Kevin, que sólo tenía 11 años el día que lo raptaron, apenas se resistió cuando lo encerraron en el maletero de un coche y lo trasladaron a un piso de Barcelona.

Otro secuestro que causó una gran conmoción en la Comunitat Valenciana por la corta edad de la víctima fue el de un niño rumano de cuatro años, hijo de una víctima de una red de prostitución. El jefe del grupo delictivo ordenó el rapto del pequeño para obligar a la madre a prostituirse. Siguiendo sus crueles indicaciones, varios miembros de la banda retuvieron al menor durante un año hasta que fue liberado en Alzira por agentes del Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES) de la Policía Nacional.

La valentía de la madre posibilitó la liberación de su hijo y la desarticulación de la red criminal. La joven soportó agresiones sexuales, palizas y toda clase de vejaciones mientras el muchacho permanecía encerrado en una casa de la calle Colón de Alzira. Los secuestradores no dejaban salir a la calle al pequeño, que permanecía la mayor parte del tiempo encerrado en una habitación. Los policías que rescataron al niño lo encontraron acurrucado en el suelo sobre una alfombra y con la cabeza apoyada en un sucio cojín.

La liberación del menor tuvo lugar el 24 de julio de 2013. Diez días después, la policía difundió las imágenes del reencuentro del pequeño con su madre y del espectacular asalto a la vivienda donde estaba cautivo el niño. El vídeo era muy parecido al que grabaron los Mossos d'Esquadra un año antes.

Para José Carlos Fuertes, una vez resuelto el secuestro, «hay que explicarle al muchacho lo que ha pasado con claridad y con expresiones adaptadas a su nivel de compresión». El psiquiatra añade que después es esencial evitar que el niño reviva los violentos hechos mediante declaraciones ante la policía, comparecencias en el juzgado o visualización de imágenes. Para que no se produzca la victimización secundaria, un maltrato institucional que agrava el daño psicológico causado por el suceso traumático, el criminólogo Jaime García recomienda una asistencia psicológica desde el principio de la liberación. El intendente y criminólogo también aboga por «reducir el número de declaraciones del menor al mínimo legal imprescindible, y no confrontar nunca a la víctima directamente con el agresor».

Según la madre de Kevin, la difusión de las imágenes de su liberación causaron un daño psicológico a su hijo cuando las vio en televisión y escuchó sus propias palabras. El menor se puso nervioso y revivió su cautiverio a pesar de que el vídeo mostraba unos momentos de alivio de su pena: el preciso instante en el que los Mossos d'Esquadra cortaban las ataduras y ponían fin a su secuestro.

El caso de los dos hermanos secuestrados en Bolivia también conmovió a la opinión pública. El 24 de marzo de este año, un equipo de policías bolivianos y dos agentes españoles rescataron a dos niños, un bebé de tres meses y su hermano de 11 años, que habían sido raptados en la ciudad de Santa Cruz del país andino por una banda de traficantes de droga. La madre de los menores, Noelia Magaña, natural de Yecla, estaba presa en el momento del secuestro y continúa cumpliendo pena en Murcia por haber actuado como 'mula' (transportista) de un kilo de cocaína. Los narcotraficantes raptaron a sus hijos como garantía de pago del dinero correspondiente a la venta de esa droga.

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