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Meri Waiapi se baña con su primo en las tranquilas aguas del río que cruza Amapa.

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Meri Waiapi se baña con su primo en las tranquilas aguas del río que cruza Amapa. Apu Gomes / AFP

La vida vuelve al paraíso

Un fatídico encuentro provocó una masacre en la tribu Waiapi a comienzos de 1970

Irma Cuesta

Martes, 14 de noviembre 2017, 19:48

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A Meri Waiapi, la chica que aparece en la foto bañándose con su primo en las tranquilas aguas del río que cruza Amapa, la reserva indígena brasileña en la que viven, le han grabado con fuego en la memoria lo ocurrido a su pueblo. Ha sido su padre quien le ha contado lo que ocurrió a comienzos de 1970 cuando varios miembros de la tribu se toparon por primera vez con un hombre blanco. Aquellos hombres que ambicionaban sus árboles y los tesoros que escondía esta tierra perdida del Amazonas no los mataron con flechas ni pistolas. Bastaron unas horas para transmitirles unos virus que, a la vuelta de unos días, se los llevarían por delante. «Cuando teníamos gripe, mejorábamos, así que cuando empezó el sarampión pensábamos que también mejoraríamos. Pero algunos murieron en apenas un día», ha contado uno de los jefes que sobrevivió al desastre.

Por eso hoy, cuando uno se acerca a este lugar escondido, apenas hay ancianos. La mayoría son jóvenes, como Meri, que confían en que el mundo les deje tranquilos en su pedazo de paraíso.

Aislados del mundo

Brasil es el hogar del mayor número de pueblos indígenas no contactados de todo el planeta. De hecho, se estima que unas 80 tribus aisladas viven en la Amazonia. Algunas suman una población de varios centenares de personas, otras de apenas unas docena, y viven en recónditas zonas limítrofes del Estado de Acre y en territorios protegidos como el Valle del Javarí, junto a la frontera peruana. Todo ellos subsisten con lo que les ofrece la tierra.

Masacre

151 personas, de las cerca de 2.000 que vivían en la reserva amazónica antes de la visita del hombre blanco, quedaron con vida en 1973. Aquellos sobrevivientes - y un programa gubernamental de vacunación- se encargaron de que la tribu se fuera recuperando. Hoy en día son ya alrededor de 1.200. Ninguno está dispuesto a permitir que aquello se repita.

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