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Toni Reyes. LP
Liga ACB: «Sí, yo metí la canasta del millón»

«Sí, yo metí la canasta del millón»

«Lo repartí y me compré un Renault 5, pero no me querían dar el dinero», cuenta el espontáneo que puso a sus pies un pabellón entero de la ACB

joan molano

Lunes, 7 de mayo 2018

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«Sí. Soy yo. Metí la canasta del millón de pesetas. Fue uno de los momentos más felices de mi vida y tiene una intrahistoria curiosa». Este miércoles se cumplirán 23 años de su gesta. Toni Reyes fue un héroe en la élite del baloncesto español durante poco más de 180 segundos. Y lo logró como mejor sienta, sobre la bocina: «Fue espectacular». El vídeo de la hazaña está colgado en YouTube desde diciembre de 2007 y de vez en cuando sus colegas le mandan el enlace para rememorar aquel éxito. Se echan unas risas, bromean bastante sobre el tema, como hicieron hace pocos días en redes sociales. Dicen que esperan la llamada de Informe Robinson.

El martes 9 de mayo de 1995, el Palau Blaugrana albergó un partido de las semifinales por el título de la ACB: Barcelona-Real Madrid. El duelo concluyó con victoria por paliza de los locales (84-65). El pabellón estaba a reventar. En una de las esquinas del graderío, en la zona alta, estaban sentados Toni -nuestro protagonista- Isidro, Marc y Ricard, cuatro socios culés que acudieron a animar a su equipo, desconocedores por completo de que lo que iba a ocurrir allí les marcaría para siempre.

Al descanso, el luminoso ya reflejaba una gran superioridad de los azulgrana (50-34). El ambiente era el idóneo, festivo, relajado. «Empezaron a lanzar camisetas a la grada desde la pista y cuando acabaron de hacerlo el animador preguntó a quién le había tocado la que tenía el logo de la ACB, porque era la llave para poder concursar. Pasaron unos segundos y nadie salía. Así que me lancé», recuerda Reyes por teléfono a punto de subirse a un AVE.

Al bajar a la cancha le confesó al 'speaker' que su camiseta no tenía la marca que pedían: «Da igual, hazlo tú mismo», contestó el hombre para quitarse el 'marrón' de encima. Había que entretener al público. Así que le pasó el balón y le explicó las normas de la competición. Como testigo estaba un tipo disfrazado de paquete de chicles que movía unos pompones sin parar.

Toni Reyes en una imagen actual.
Toni Reyes en una imagen actual. LP

El joven, de 18 años, se colocó donde le correspondía y se vino arriba. Pedía con los brazos el apoyo del público. Tenía que meter tres canastas en un minuto. Una desde la línea de tiros libres, otra desde la de tres puntos y la última desde el centro de la cancha. La tarea era imposible para alguien que nunca hubiera cogido un balón de básquet pero parecía menos complicada para un chaval que se pasaba el día jugando y pensando en baloncesto: «Con toda mi cara me planté allí a ver qué pasaba». Acertó desde los 4.60 a la primera y los aficionados rugían. «El triple lo metí al quinto intento, estuve flojito, aunque era relativamente razonable por la presión del tiempo. Después tuve algo de fortuna al anotar en tres intentos desde el medio campo y justo en el momento en el que sonó la bocina», recuerda. Su secreto fue lanzar centrado para que coger los rebotes le resultara más sencillo al tener más probabilidades de recibirlos de frente.

Un día mágico

Y ganó el concurso que además se retransmitió en directo por televisión. Nada más meter la última canasta, Toni se volvió loco. Se dirigió a una esquina del parqué, dio un salto, soltó un puñetazo al aire y le dedicó un gesto cómplice a sus amigos. Después hizo el avión y dio la vuelta a la pista con los brazos en alto. Poco antes repitió el primer brinco en la parte opuesta del campo, pasó por delante de los jugadores del Madrid, a los que no hizo ni caso, y fue felicitado por los del Barça.

Con los puños arriba recibió un obsequio y regresó a su asiento con una enorme sonrisa mientras se echaba las manos a la cabeza, alucinado por lo que estaba pasando. Había ganado un millón de pesetas. Era uno de los días más mágicos de su existencia, como lo describió entonces el comentarista Pere Ferreres:

«No sé si la historia da para mucho», fue la reacción de Toni ante el interés de este periódico por contar el episodio que ocurrió hace más de dos décadas. «Realmente es difícil de explicar. Es una mezcla entre un gran recuerdo y una gran vergüenza ajena», añadió entre risas. ¿Qué hizo con el dinero? «Lo repartí entre mis amigos. Hacienda se quedó con el 25%. Tocamos a 187.500 pesetas cada uno y me compré un Renault 5». Aunque estuvo a punto de no ver un duro porque el patrocinador del concurso apreció una irregularidad en la prueba, que dejó de celebrarse pocos años después: «El organizador puso problemas porque, si te fijas en el vídeo, cuando meto el último triple, el recogepelotas me pasa el balón y en teoría debía ser yo quien cogiera el rebote. Así constaba en las bases. Me lo adelanta un metro. Yo ni me acordaba de aquello cuando llamé para interesarme por el premio al ver que se retrasaban en citarme. Por suerte, al final, acabaron dándome el talón».

Otra locura en León

El documento audiovisual de Toni alcanzando la gloria en el Palau lo digitalizó hace once años el padre de un compañero de equipo, jugaba en La Salle Bonanova, que más tarde lo publicó en internet. Ahí estará para la posteridad o hasta que se escacharre la red. Pero no es el único que ganó ese concurso en España, hubo varios. Ferreres cita algunos en la retransmisión. Sin embargo, en la plataforma de vídeos solo podemos encontrar el de Reyes junto a la proeza de otro vencedor, Antonio Rubio, un chico de 14 años de León que logró en 1996 el más difícil todavía: meter todas las canastas a la primera y sobrándole 15 segundos. Dijo en su día que el dinero lo ahorraría para pagar sus estudios y que se compraría un ordenador. Otra locura 'vintage':

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