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Daniel Roldán
Jueves, 28 de abril 2016, 13:41
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La vacunación se desvanece con la edad. Los padres acuden a los pediatras para cumplimentar con el calendario pediátrico con suma responsabilidad. Se alcanzan cotas, en todas las comunidades autónomas, entre el 95 y el 98%. Una cifra que desciende paulatinamente cuando los pequeños no son tan pequeños. La última linfa, la de los 14 años, tiene una adherencia del 70%. Es alta, pero los expertos alertan de que el descenso es muy pronunciado, casi de treinta puntos. Y en la época adulta, la vacunación casi desaparece. "Entre los pacientes de grupos de riesgo, solo se vacunan el 25% de los pacientes", afirma el doctor Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos y miembro de Neumoexpertos.
Los adultos también se tienen que vacunar, aunque con matices. Si una persona ha mantenido todo el calendario vacunal pediátrico al día, sólo necesitará las dos dosis de recuerdo de la difteria y el tétanos entre los quince y los 60 años. "Son solo dos pinchazos", recuerda el doctor. A partir de las seis décadas, los expertos señalan tres vacunas fundamentales: herpes zoster, gripe y la protección antineumocócica. "Es sorprendente que nos sigamos muriendo por este tipo de enfermedades respiratorias como la neumonía. Conforman la quinta causa de muerte en nuestro país", señala la doctora Isabel Jimeno, responsable de vacunas de la Sociedad Española de Medicina General.
Por el momento, solo la Comunidad de Madrid ha incorporado la antineumocócica para adultos a partir de los 60 años, una medida que los expertos reclaman para el resto de las comunidades autónomas. En España se producen cada año más de 114.000 casos de neumonía en mayores de 18 años, de los que aproximadamente el 41% necesita hospitalización. De estas entradas, el 34% fueron provocadas por el neumococo. "Es necesario fomentar la vacunación", indica el doctor Gil. Como por ejemplo, la de la gripe. La más común y que tampoco destaca por sus índices de aceptación. La doctora Jimeno señala tres aspectos del "fracaso" de la vacunación en adultos: la falta de formación de los especialistas de Atención Primaria; la educación de los pacientes, que deben conocer las virtudes de la vacunación, y la falta de fomento por parte de las administraciones.
En ese conocimiento del paciente, ayudaría mucho la creación de un calendario vacunal único, que establezca las pautas de protección para todas las linfas. "No tiene sentido hablar de dos calendarios, uno pediátrico y otro no. Cobraría mucha más coherencia si diseñásemos uno para toda nuestra vida para que fomentase la concienciación de lo importantes que son las vacunas en todas las etapas de la vida", añade la doctora.
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