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Miércoles, 31 de agosto 2016, 22:47
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Hay bromas pesadas que pueden salir muy caras. Al menos eso es lo que seguro que habrá pensado Benjamin Chope, un joven británico al que se le ha ido un poco la mano con una broma. Al hombre, de 24 años de edad, se le ocurrió gastarle una broma de mal gusto a su jefe y ponerle 30 pastillas de Viagra en su comida.
Parecía que en realidad le estaba haciendo un regalo a su superior, ya que apareció en su trabajo ofreciéndole ocho pasteles caseros de gelatina, edulcorados con la friolera de 30 pastillas de Viagra.
No es de extrañar que su jefe, Daniel Webber, acabase ingresando en urgencias. Aunque pudo recuperarse sin problemas, se investigó lo ocurrido y, tras varias pesquisas, se supo quién había sido el causante, con lo que el joven Chope acabó despedido.
Lo malo (para Chope) es que la fiscal Caroline le condenó también a 80 horas de trabajo sin paga y a 12 meses de voluntariado forzoso. Aparentemente, el joven británico había comprado las Viagras por Internet, dejando un rastro evidente cuando mezcló el fármaco con la gelatina.
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