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Una octavilla con los servicios de tarotista de la juez de Lugo. EFE
La juez que cobraba 20 euros como pitonisa

La juez que cobraba 20 euros como pitonisa

El CGPJ abre diligencias informativas por la presunta actividad como tarotista de la titular del juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Lugo

javier guillenea

Lugo

Jueves, 31 de mayo 2018

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Por lo visto llevaba un tiempo sin echarse ella misma las cartas. Solo así se explica que no supiera de antemano que estaba a punto de ser descubierta. Para ser más exactos, no la descubrieron a ella, sino su identidad secreta. La magistrada del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 3 de Galicia, María Jesús García Pérez, se transformaba al salir de su despacho en María, una «tarotista y vidente» cuya «gran experiencia» no le sirvió para adivinar el destino que le esperaba a la vuelta de la esquina.

Su futuro está ahora en manos del Consejo General del Poder Judicial, que investiga una denuncia presentada contra la magistrada por compaginar su trabajo en la sala de vistas con su actividad en una consulta de tarot. Al parecer, María Jesús García Pérez o simplemente María, según el momento, se encargaba ella misma de colocar en los parabrisas de los coches de Lugo pasquines en los que se ofrecía a echar las cartas del tarot en persona, aunque solo arcanos mayores, por un «precio económico» que al principio fue de 15 euros la hora y luego subió a 20. El anuncio detalla que las consultas, «fines de semana incluidos», son «sin límite de tiempo» y facilita un número de teléfono para ponerse en contacto con la experta en adivinaciones.

La jueza García Pérez.
La jueza García Pérez. El Progreso

Los papeles han aparecido en vehículos aparcados en distintas calles de Lugo, en especial en los alrededores de los juzgados donde la magistrada, entre otras funciones, controla los permisos de libertad de más de mil presos de tres prisiones gallegas. Acompañada por un hombre, parece ser que la vidente distribuía los pasquines a plena luz del día ante la mirada atenta de esa mezcolanza heterogénea de abogados, jueces, funcionarios y ciudadanos que pueblan los alrededores de los juzgados.

La magistrada lo niega todo e insiste en que María no es ella sino su empleado del hogar, un hombre que, además de limpiar la casa y hacer la comida, ha instalado en la vivienda una consulta esotérica que cuenta con el visto bueno de la dueña. «Yo no me dedico a echar las cartas, se dedica a eso mi asistente, que tiene mi permiso y puede hacer lo que le da la gana porque no es funcionario», repite la magistrada a quien se lo pregunta.

Su versión contrasta con la que ha ofrecido un redactor del diario 'El Progreso' de Lugo, que acudió de incógnito a la consulta de la vidente, situada a unos 300 metros del juzgado de Vigilancia Penitenciaria. El periodista asegura que la tarotista es la magistrada, que fue ella misma la encargada de echar las cartas cuando le planteó una serie de ficticios problemas judiciales. Según este relato, la pitonisa, que se presentó como María, preguntó al infiltrado por el nombre de su abogado y el informe de la Fiscalía. Con estos datos y la inestimable ayuda de los arcanos mayores del tarot, María sentenció: «Esto va a ser una fuente de follones y vamos a ver si la Justicia... Confío en la Justicia, pero luego leerás cualquier cosa en el periódico y dirás... pues la Justicia parece que tampoco acierta mucho».

La receta de las velas

Es cierto que no es un dictamen demasiado inteligible, pero nadie ha dicho que descifrar los símbolos del tarot sea una tarea sencilla. Y tampoco es que las sentencias judiciales sean un prodigio de claridad. En esa franja inexplorada donde confluyen los arcanos mayores y la legislación vigente, todo se vuelve esotérico. Es ahí donde el cliente tiene todas las de perder, a no ser que cuente con la guía de una experta en la materia y en esta ocasión la pitonisa no falló. Para algo tienen que servir 25 años de experiencia en los juzgados. Su receta para salir airoso del supuesto proceso judicial fue tan simple como una vela. «Te colocas una ahora al llegar a casa y la enciendes con cerilla de madera, luego otra dentro de 15 días y una más el día que tengas el juicio».

El Poder Judicial debe decidir si aprueba una medida disciplinaria contra una magistrada más que habituada a tener conflictos con sus superiores. En 2011, cuando estaba destinada en Bilbao, fue sancionada con una falta leve por fumar en la sala de vistas entre juicio y juicio. Un año después, en Santiago de Compostela, tuvo problemas por ir a las vistas con un gato. Y cuando ejercía en Madrid fue sancionada por irse al gimnasio en vez de tomar declaración a un detenido.

Sus declaraciones también han sido polémicas. En 2006 calificó el divorcio express como «otro invento más de la Justicia española para dar imagen de modernidad» y se quejó de que iba a tener que escuchar «muchas miserias personales porque a la gente le encanta contar los cuernos» en el juzgado. Al hablar de la Ley de Violencia de Género, en 2009 afirmó que los rumanos «si no pegan a la mujer parece que les falta algo» y aseguró que las mujeres colombianas «le toman el pelo a todo el mundo».

Con todos estos antecedentes, el futuro de la magistrada es incierto, aunque es probable que ella sea la única capaz de adivinarlo. Si esta vez ha echado la cartas, los arcanos mayores le dirán si su próximo destino es la calle. Y si el dictamen del tarot no está claro, siempre le queda poner una vela.

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