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José Ángel Prenda, miembro de 'La Manada'. Efe

El juzgado, primera salida pública de La Manada tras quedar en libertad

Los cinco jóvenes sevillanos cumplen el trámite de fichar con la cara descubierta y el gesto tranquilo

Cecilia Cuerdo

Sevilla

Lunes, 25 de junio 2018, 07:36

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Desde primera hora de la mañana, un discreto dispositivo policial aguardaba en el entorno de los juzgados de Sevilla. Este lunes era la fecha marcada para la primera salida oficial y pública de los cinco componentes de La Manada, condenados por abuso sexual con prevalimiento a nueve años de cárcel, pero que han quedado en libertad a la espera de que la sentencia sea firme. Muy tranquilos e incluso alguno sonriente, los jóvenes han cumplido el trámite sin ningún incidente y ante la única expectación de la prensa. Ni rastro de los colectivos feministas que han llamado a boicotearles a lo largo del fin de semana, aunque alguna mujer si ha aprovechado que pasaba por las inmediaciones y recordarles a gritos que «no es abuso, es violación» o «no queremos violadores en Sevilla».

Alfonso Jesús Cabezuelo.
Alfonso Jesús Cabezuelo. Efe

«Míralos, tan tranquilos como si no hubieran hecho nada», musitaba una mujer de mediana edad que al bajar del tranvía se acercó a comprobar el por qué de tanta cámara ante los juzgados. A su lado, un padre adoctrinaba a su también curioso hijo. «No salgas nunca en la tele, porque será que no has hecho nada bueno». «¿Y si soy futbolista?», inquiría el infante con pesar. Fuera de su entorno del Tres Barrios-Amate, La Manada pierde cualquier posible comprensión amparada en que los conocen de toda la vida, saben quién es su familia y mantienen que nunca dieron problemas como otros jóvenes del barrio, considerado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) como el más pobre de España. Una zona de clase obrera y superviviente, lastrada por el paro y con cada vez más problemas de exclusión social, aunque sin el estigma delincuencial que arrastran otros barrios.

Ángel Boza.
Ángel Boza. Efe

Desde que llegaron a Sevilla el pasado sábado, apenas se han dejado ver y han estado protegidos por sus familias y sus vecinos, que incluso celebraron como una fiesta su puesta en libertad este sábado. La prensa, que ya les ha contactado para posibles entrevistas televisivas, se ha apostado ante sus casas. Especialmente ante la de José Ángel Prenda, la más reconocible por ser una calle de viviendas bajas donde se controla a todo el que llega, y que durante todo el fin de semana ha permanecido con las persianas cerradas pese a la alegría que emanaba del interior. La única incursión al exterior fue el domingo, cuando Prenda salió a dar un pequeño paseo y tirar la basura y aprovechó para pedir que le dejaran en paz apelando a su «derecho a hacer una vida normal».

El guardia civil Antonio Manuel Guerrero.
El guardia civil Antonio Manuel Guerrero. Efe

Por eso, la visita al juzgado era la primera ocasión de ver cómo ha cambiado su físico después de dos años de internamiento, rompiendo el anonimato dado que las imágenes repetidas en los medios mostraban a un grupo sonriente y siempre de fiesta. Ahora su vida normal incluye la rutina de ir al juzgado tres veces a la semana, un trámite de apenas dos minutos. Este lunes los cinco acudieron de forma escalonada, con la cara descubierta y el gesto tranquilo, y un aspecto muy distinto al de los delincuentes presentes habitualmente en el juzgado de guardia y más cercano al de cualquier otro chico forofo del gimnasio y la ropa. Tan solo un serio Alfonso Cabezuelo, el exmilitar de la UME y el más madrugador, respondió aunque levemente a la prensa. Sí, está agobiado por la situación. Que le dejen en paz. Y contundente, un «por supuesto» que es inocente. Poco después, Prenda se enfrentaba con una sonrisa a la misma pregunta de si mantiene su inocencia pese a la condena. Ni un gesto lograron arrancar los reporteros de Ángel Boza, parapetado por unas gafas de sol y recibido con un «cobarde» por los viandantes, Antonio Manuel Guerrero, el ex guardia civil, o Jesús Escudero. Todos, salvo Guerrero, llegaron en moto para eludir lo antes posible a las cámaras, aunque sí se pudo ver como Boza se atusaba el pelo tras quitarse el casco antes de afrontar el paseíllo a los juzgados.

Jesús Escudero.
Jesús Escudero. Pepo Herrera (Efe)

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