Borrar
Lotería Cuatro jugadores ganan 50.630 euros con el sorteo de la Primitiva de este jueves
Vista de satélite de la Antártida.
El agujero de la capa de ozono empieza a cerrarse en la Antártida

El agujero de la capa de ozono empieza a cerrarse en la Antártida

Por primera vez tras casi tres décadas desde la prohibición de los CFC, los científicos hallan pruebas de que la cantidad de este isótopo aumenta

Borja Robert

Viernes, 1 de julio 2016, 00:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Casi tres décadas después de que el mundo firmase un acuerdo para acabar con los gases clorofluorocarbonados (CFC), la capa de ozono empieza a crecer otra vez sobre la Antártida. Hasta ahora, solo se había logrado que este isótopo desapareciese cada vez más despacio de la atmósfera. Pero ayer, un artículo publicado en la revista Science hizo públicos los primeros datos que avalan que está de vuelta.

La capa de ozono, una región de la atmósfera cargada de moléculas formadas por tres átomos de oxígeno, es fundamental para bloquear la radiación ultravioleta de alta frecuencia que llega del sol. En 1989 entró en vigor el Protocolo de Montreal, un acuerdo mundial para evitar la emisión de sustancias que la destruyen. Sobre todo los CFCs y los hidrofluorocarbonados (HFCs), unos gases con utilidad en sistemas de refrigeración. Para entonces, la atmósfera terrestre ya tenía un agujero especialmente grave en las regiones polares.

Tras tomar muestras desde el año 2000, la investigadora Susan Solomon del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)y varios de sus colegas han llegado a la conclusión de que, por primera vez, la capa de ozono sobre la Antártida no solo ha dejado de perderse, sino que empieza a recuperarse.

Los investigadores vieron que el agujero de ozono de septiembre se ha reducido en más de 4 millones de kilómetros cuadrados desde 2000, cuando la reducción del ozono estaba en su apogeo. El equipo también demostró por primera vez que esta recuperación se ha ralentizado un poco, a veces, debido a los efectos de las erupciones volcánicas de año en año, pero, en general, el agujero parece estar en un camino de curación.

Los autores utilizaron «huellas» de los cambios en el ozono con la temporada y la altitud para atribuir la recuperación del ozono a la continua disminución del cloro atmosférico procedente de los CFC.

«Ahora podemos estar seguros de que las cosas que hemos hecho han puesto al planeta en un camino de sanación», dice Salomon.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios