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JAVIER GUILLENEA
Viernes, 20 de octubre 2017, 00:52
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Después de haber fabricado más de 80.000 automóviles a lo largo de nuestra historia, ahora hemos considerado entrar en el negocio inmobiliario por primera vez». Dicho así, el anuncio no parecía gran cosa. La verdad es que muchos coches no ha vendido esta empresa, que nació en Reino Unido en 1913 y que ahora se plantea poner en el mercado un bloque de apartamentos. La decisión tiene hasta su lógica empresarial. Algo tendrá que hacer una compañía que vende un promedio de 770 vehículos al año para cuadrar sus balances.
Pero si se menciona el nombre de la empresa y los precios de sus productos, las cosas cambian. Cuando esta semana el vicepresidente del fabricante británico de automóviles deportivos Aston Martin, Simon Sproule, reveló que la marca favorita de James Bond daba el salto al sector del ladrillo, no hizo falta conocer más detalles para pensar en apartamentos por encima de lo normal. Bastaba con imaginarlos a imagen y semejanza de los coches que le han permitido al agente 007 salvar el pellejo con estilo insuperable en múltiples ocasiones.
Los pisitos más baratos, de 600.000 dólares y setenta metros cuadrados, son asequibles para bolsillos de gama media-alta. A partir de ahí, los precios ascienden hasta los 50 millones de dólares que cuesta un ático tríplex de 1.197 metros cuadrados con varios garajes incorporados. Son en total 391 apartamentos de 70 a 300 metros y siete áticos, más el de tres plantas, todos ellos lujosamente encuadernados en una torre en forma de velero de 66 plantas que ya se está construyendo en Miami.
El proyecto se llama 'Aston Martin Residences' y ha nacido de la asociación entre la empresa automovilística y la compañía inmobiliaria de la familia argentina Coto, G&G Business Developments. El edificio, que mira a la desembocadura del río Miami y a la bahía de Vizcaya, ha sido diseñado por la compañía arquitectónica estadounidense Revuelta y la argentina Bodas Miani Anger. Está previsto que las obras concluyan en 2021, lo que no deja mucho margen de maniobra a quien pueda permitirse comprar una vivienda. Los desarrolladores del proyecto ya tienen depósitos de reserva de apartamentos por 100 millones de dólares.
Como en cualquier promoción inmobiliaria que se precie, los vendedores no escatiman palabras a la hora de poner por las nubes los pisos Aston Martin. Cuentan con balcones con suelo de porcelanato, electrodomésticos de primera línea, ventanas con puertas corredizas de vidrio, mármol blanco en el piso, baños diseñados a medida, vistas panorámicas y cocinas personalizadas de marca. Hasta ofrecen espacios adicionales de almacenamiento de bicicletas, lo que comúnmente vendría a llamarse cuarto para las bicis. En resumen, tampoco es para tanto, nada que no prometan los promotores de un bloque de pisos de protección oficial.
La diferencia la marcan los detalles, que son muchos y relevantes, sobre todo a medida que la torre con forma de velero gana en altura. El tríplex de 50 millones es todo un mundo incrustado en las nubes en el que hay que tener cuidado para no perderse. Ocupa los tres últimos pisos y solo los garajes, a los que se accede desde la simple planta baja del edificio a través de dos ascensores, tienen una superficie de 309 metros cuadrados, lo suficiente para mantener varios Aston Martin a resguardo a más de 50 pisos de altura. Tanto espacio para coches se complementa con 605 metros cuadrados de terraza, que dan de sí para instalar dos piscinas privadas, y con los 888 destinados a vivienda, todo un laberinto de salas, salones, dormitorios, baños, vestidores y cocinas para distintas horas del día.
Por si tantas estancias y recovecos agobian a los propietarios, la torre dispone de cuatro niveles dedicados a áreas de entretenimiento. Habrá un gimnasio de dos plantas, sala de boxeo, otra de golf virtual, galería de arte, dos cines y spa. En la planta 55 se podrá admirar el horizonte desde una piscina infinita, un puerto deportivo de superyates a pie de torre dará cobijo a las embarcaciones de los vecinos y un helipuerto en la azotea permitirá a los habitantes de los pisos caros salir de casa sin pasar por el engorro de bajar en ascensor.
Además del precio de las viviendas, el espíritu de Aston Martin estará presente en las áreas comunes del edificio, en las que los elementos clave de la marca, como la fibra de carbono y el cuero, protagonizarán el diseño de las mesas de recepción y puertas. Y por si alguien tiene dudas a la hora de comprar, para redondear la oferta, los promotores ofrecen a los futuros vecinos de la torre el carné de socio del Aston Martin Club, un grupo exclusivo en el que ni siquiera James Bond ha podido entrar.
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