Borrar
Urgente Seis personas mueren al ser arrolladas por un camión en un control de tráfico en Sevilla
Un grupo de operarios extiende el revestimiento especial de color blanco, Coolseal, sobre el asfalto de una calle de Los Ángeles. r. c.
Blanco de pruebas

Blanco de pruebas

Los Ángeles pinta su asfalto de este color para combatir el calor y el calentamiento global. «Es ocho grados más fresco que el negro»

SUSANA ZAMORA

Jueves, 19 de octubre 2017, 00:21

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La ola de calor que el suroeste de Estados Unidos sufrió en junio elevó los termómetros hasta registros históricos. Los 52 grados infernales que se alcanzaron en algunos puntos de California dispararon las alertas en Los Ángeles por el elevado riesgo de incendios y por la posibilidad de cortes prolongados en el suministro eléctrico. Ambos peligros empiezan a ser frecuentes en esta metrópoli de cuatro millones de habitantes (la segunda más poblada de EE UU) y paradigma del llamado 'urban heat island efect' (efecto isla de calor urbana), un fenómeno acuñado por los climatólogos para explicar el microclima que se crea en las ciudades cuando los árboles, los ríos y los lagos se sustituyen por bloques de hormigón y kilómetros de asfalto.

Rodeada de desierto y cosida por una maraña de alquitrán, Los Ángeles se asfixia. Por eso, las autoridades locales han tirado de imaginación y tecnología para mitigar el sofocante calor ambiental y contribuir a largo plazo a la reducción del calentamiento global del planeta. El objetivo es ambicioso: reducir dos grados la temperatura de la ciudad de aquí a 20 años. Pero, ¿cómo lograrlo? La clave está en cambiar el color del asfalto, cubrirlo con un revestimiento blanco especial, conocido como Coolseal, para que refleje la luz solar en lugar de absorberla, tal y como hacen las calzadas negras tradicionales entre un 80 y 95%. Se trata de una tecnología que la empresa GuardTop ya elaboró para la industria estadounidense de Defensa para enfriar las pistas de despegue y así dificultar la detección de los aviones a los satélites espías que usan rayos infrarrojos.

Desde un punto de vista científico, su efectividad es «indiscutible». «La luz solar está compuesta por distintas longitudes de onda y cada una de ellas corresponde a un color. Si algo es blanco es, precisamente, porque es reflejo de todas ellas y ese conjunto de colores es lo que da como resultado el blanco. Pero, si algo es negro, el fenómeno es justo el contrario, no refleja nada; todo lo absorbe. Por tanto, si queda dentro del objeto, cuando vuelva a salir lo hará en forma de radiación no visible, o sea, de calor», explica Luis Viña, director del departamento de Física de Materiales de la Universidad Autónoma de Madrid. Lo que Viña cuestiona son las implicaciones medioambientales que se pueden derivar de la iniciativa y, sobre todo, qué consecuencias puede tener para los elementos del entorno el reflejo continuado de esa luz solar. «Ya nadie niega los efectos del cambio climático y hay medidas más drásticas para combatirlo, pero si con este proyecto se contribuye algo a reducir el calentamiento global, bienvenido sea».

La hipótesis que sostiene el Ayuntamiento de Los Ángeles es que los ciudadanos que vivan en las calles más frías usarán menos el aire condicionado, que emite hidroclorofluorocarbonos (refrigerantes conocidos por sus siglas HCFC), y contribuirán a reducir la emisión de los gases de efecto invernadero responsables del calentamiento de la Tierra.

El proyecto, que forma parte de una prueba piloto, se ha llevado a cabo en dos distritos de Los Ángeles «con resultados alentadores», según fuentes municipales. «Hemos comprobado que, de media, una zona pintada con Coolseal es ocho o nueve grados más fresca que el asfalto negro en el mismo enclave», señaló en una presentación pública Greg Spotts, director adjunto de la Oficina Municipal de Mantenimiento de Carreteras de Los Ángeles.

Pero el uso de materiales claros para minimizar el calor no es nuevo y el ejemplo más claro está en Andalucía. «Apoyados en la experiencia ensayo-error, los países del Mediterráneo aprendieron hace siglos que pintando de blanco sus casas reducían la temperatura en su interior», apunta Francisco Sarabia, decano del Colegio de Arquitectos de Málaga, para quien sería «razonable» hacer experiencias piloto con inversiones moderadas en circuitos cerrados antes de extrapolarlas a las ciudades.

La duda del agarre y el reflejo

Es un reto que se dibuja en el horizonte y que en España conllevaría un cambio de legislación para adaptar la señalización horizontal. Así lo asegura el Real Automóvil Club de España (Race), que ve la medida «novedosa». «Habría que analizarla detenidamente para comprobar qué agarre tendría el asfalto, ya que actualmente cualquier pintura en el pavimento lo reduce; incluso, se tiende a señalizar los pasos de peatones sólo en los extremos para aumentar la seguridad, especialmente, de los motoristas», advierte Jorge Castellanos, coordinador de Seguridad Vial de Race. Además, expresa sus dudas sobre el efecto negativo que el deslumbrante reflejo solar tendría sobre los conductores, ya que los vehículos están preparados para contrarrestar la luz que llega por la parte superior, pero no desde el suelo».

Pese a los buenos resultados, su extensión a otras zonas es por ahora una incógnita por su elevado coste: 40.000 dólares (34.000 euros) por 1,6 kilómetros. Demasiado presupuesto para una ciudad con más de 34.000 kilómetros de carreteras (720 millones de euros).

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios