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Safaris de lujo. Theunis Botha posa en su web con una de las innumerables piezas que ha abatido en su larga trayectoria. :: TB BIG GAME HOUNDS
La venganza de la mamá elefante

La venganza de la mamá elefante

Un famoso cazador muere aplastado por el animal, que se desplomó al recibir un disparo cuando protegía a sus crías

A. CORBILLÓN

Martes, 23 de mayo 2017, 20:45

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Ni siquiera ser uno de los cazadores más experimentados del mundo, con más de 30 años de experiencia en partidas cinegéticas tras todo tipo de animales salvajes, ofrece cierta seguridad frente a una mamá elefante histérica por defender a sus crías ante la presencia de intrusos. Theunis Botha falleció al atardecer del pasado viernes en las sabanas de Zimbabue aplastado por las tres toneladas que pesa una hembra adulta.

El ataque se produjo cuando Botha, que dirigía una de las agencias de safaris más elitistas de Sudáfrica (Theunis Botha Big Game Safaris), y sus clientes oteaban en busca de algún objetivo que llevar a sus miras telescópicas en la (mal llamada) Granja de la Buena Suerte, en los límites del Parque Nacional Hwange. Esta reserva es un destino habitual tanto de cazadores de bala como de los que se conforman con disparar sus cámaras de fotos, dada la gran colonia de paquidermos que viven en el territorio.

Simukai Nyasha, portavoz de los parques públicos Zimparks, explicó que el grupo se metió «accidentalmente en medio de un rebaño de elefantes con crías». Theunis trató de parar la embestida disparando a las tres crías del grupo. Pero no le dio tiempo a percatarse del ataque lateral de una elefanta adulta, que logró envolverle con su trompa y lanzarle varios metros hacia el cielo africano.

Otro de los cazadores abrió fuego contra el animal para tratar de salvar la vida del jefe de la partida. Acertó de pleno, pero el corpachón se derrumbó sobre Botha. Los restos del veterano cazador acabaron en la morgue del hospital Hwange Colliery en Matabeleland (Zimbabue). La familia residía en la provincia de Limpopo (Sudáfrica).

Su propia mujer, Carike, con la que tenía cinco hijos, confirmó el trágico desenlace en su página común de Facebook, que ayer quedó bloqueada, así como otras fuentes digitales de uso habitual entre los amantes de la caza en África. Además de las condolencias, se habían multiplicado las críticas al mundo de la caza de especies salvajes.

Una saga familiar

El suceso pone fin a una de las más exitosas carreras como cazador que se conocen en toda África. Nacido en Johannesburgo hace 51 años, Theunis llevaba la aventura metida en la sangre. La web de su agencia explica que la familia Botha fue «pionera en explorar la región salvaje y rugosa de Sudáfrica que confina con el área que más adelante se convertiría en el Parque Nacional Kruger». Era 1878 y sus correrías les convirtieron en una de las grandes sagas de cazadores y ganaderos del norte del país.

Siendo un adolescente, su familia trajo de Estados Unidos perros que fueron amaestrados y criados para el gran proyecto de los Botha: implantar en África las monterías a la europea, la caza de fieras con la ayuda de rehalas caninas. Así se convirtieron en una referencia en la lucha contra los ataques de leopardos y leones en las granjas de ganado del veld, el pastizal de las sabanas.

Botha recorría el mundo, en especial Estados Unidos, en busca de clientes ricos que pagaran las enormes sumas de dinero que costaban sus servicios. «Si usted persigue una gran experiencia cinegética con un verdadero cazador, contacte con Theunis y hará sus sueños realidad», prometía en las referencias digitales de la empresa del fallecido Bill Reynolds, cazador de Montana (EE UU) que fue el primero en estrenar las monterías en el continente negro hace 30 años.

Los santuarios de caza de Zimbabue (antigua Rodesia) acumulan una racha de muertes en el transcurso de safaris, su principal fuente de ingresos, que recuerda que la naturaleza no se deja dominar fácilmente. El pasado 7 de abril Scott van Zyl, colega y gran amigo de Botha, desapareció mientras buscaba presas en la zona de Chikwaraka, no muy lejos de donde ha ocurrido esta último accidente. Su mochila fue encontrada en la orilla del río Limpopo. Sus restos aparecieron en las barrigas de dos cocodrilos abatidos durante las operaciones de búsqueda. Las muestras de ADN certificaron sin margen de error su trágico final.

También falleció hace un año en el parque de Hwange el turista Stephen Coetzee, pisoteado por un elefante mientras hacía fotos. Al igual que Theunis Botha, no pudo evitar la embestida del animal. Pese a su apariencia torpona y corpulenta, un paquidermo furioso puede alcanzar los 40 kilómetros por hora a la carrera. Muchísimo más rápido que el mejor maratoniano africano que jamás haya existido.

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