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Más mexicano que el mole. Julio Iglesias, durante una rueda de prensa en México hace dos años. :: afp
Julio Iglesias: «A mí sólo me retira la gente, y si lo hace me muero»

Julio Iglesias: «A mí sólo me retira la gente, y si lo hace me muero»

Julio Iglesias publica su primer disco de duetos, un homenaje a la música mexicana. «Sinatra me quería mucho», dice el cantante, que ha buscado un escritor para alumbrar su biografía

ANTONIO PANIAGUA

Viernes, 5 de mayo 2017, 20:11

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Al principio Julio Iglesias (Madrid, 1943) se mostraba envarado en el escenario. Ahora no quiere bajarse de él ni a rastras. A sus 73 años, eso de jubilarse le suena a derrota. Sin un lugar en el que echar raíces, vive entre Miami (EE UU), Punta Cana (República Dominicana), Marbella y allí donde le llamen para cantar. Más contenido que en sus años locos, cuando se jactaba de ser la encarnación del prototipo de fogoso amante latino, Julio Iglesias renuncia a hacer recuento de las mujeres que han pasado por su vida. Reconoce que tiene achaques, pero son los que afligen a cualquiera a su edad. El cantante vuelve a sacar disco -hoy mismo-, y lo hace con colegas de muy distintos estilos. 'Mexico&Amigos' (Sony) es el primer álbum de duetos del artista. Le acompañan en la empresa Juan Luis Guerra, Plácido Domingo, Joaquín Sabina, Pablo Alborán, Andrés Calamaro, Diego Torres, Thalía, Eros Ramazzotti, Mario Domm (Camila), Sin Bandera y Omara Portuondo para interpretar doce canciones de compositores mexicanos. En uno de los participantes, Pablo Alborán, Julio Iglesias ve madera para convertirse en su sucesor.

¿Le impone trabajar con Plácido Domingo?

Plácido y yo hemos cantado muchísimas veces juntos. Lo hemos hecho, por ejemplo, con Zubin Mehta. Para mí es como si fuera mi hermano. Plácido se adapta a mí, pero yo no puedo adaptarme a Plácido.

Una vez le dijo a Víctor Manuel que cuando ganara cincuenta millones dejaba la música. Es evidente que ha conseguido el dinero pero sigue estando ahí.

Pero yo no le dije si serían pesetas o libras. La verdad es que no soy tan rico como parece. Ahora, mi espíritu es la hostia. Soy un tío que, con 73 años, sigue teniendo interés por hacer cosas nuevas.

Hace casi dos años le operaron de la espalda. ¿Cómo anda de salud?

Cuando tenía 17 o 18 años tuve mi primera ciática, que me dejó veinte días jodido. He tenido en mi vida siete u ocho más. La salud, que es cuando la cabeza manda en el cuerpo, la tengo de maravilla. Si el cuerpo manda en la cabeza la salud se va a la mierda. Ahora bien, si me levanto y no me duele nada es que estoy muerto.

¿Qué piensa de que un DJ tenga el caché de un artista como usted e incluso lo supere?

Me encanta todo lo que sea superar. Nadie paga a alguien si no se lo merece. A mí me parece todo bien. Lo más bonito de la vida es cuando llevas cincuenta años de carrera y eres capaz de dar las gracias y sigues teniendo ganas de aprender.

«Los corruptos deben ir a la cárcel»

  • EL ARTISTA ABOMINA DE DONALD TRUMP

  • Julio Iglesias no tiene vocación política ni nada que se le parezca. Sin embargo, al menos en una ocasión hizo de emisario para mandar un recado a la Administración Bush. En sus memorias, el exministro de Defensa José Bono cuenta que quiso templar los ánimos con EE UU, cuyo Gobierno estaba muy irritado con el de Rodríguez Zapatero a causa de la retirada de las tropas españolas de Irak. A Bono no se le ocurrió mejor cosa que recurrir a Julio Iglesias. El cantante no conocía de nada al entonces secretario de Estado de Defensa, Donald Rumsfeld, pero sí a Henry Kissinger. Así que tocó esa tecla y el mensaje llegó a su destino. «Si puedo hacer un favor, lo hago encantado de la vida. Rindo pleitesía al presidente elegido democráticamente», asegura Iglesias.

  • ¿Tiene alguna idea de por qué hay tanta corrupción en España?

  • La verdad es que es una mierda. ¡Pues a la cárcel!; los corruptos deben ir a la cárcel. A mí nunca me han pagado más dinero del que me he merecido. Jamás. Y si me pagan un poquito de más, me lo descuentan y ya no me invitan.

  • Se ha llevado bastante bien con los Reagan, los Bush, los Clinton. Con Trump ya nada es lo mismo.

  • Con Trump no me llevo bien. Ha dicho muchas tonterías. Para mí que debe de estar arrepentido de muchas cosas. Ahora bien, también me parece injusto que le dieran el Nobel de la Paz a Obama sólo porque dijera en campaña electoral que iba a quitar Guantánamo y retirar las tropas de Afganistán e Irak. En vez de ordenar su partido, anda metido en el yate del productor cinematográfico David Geffen. La gente con un sentido pragmático se preguntará cómo es posible que le concedieran el Nobel si no arregló ninguna de las guerras de Oriente Próximo. Las críticas deben ser universales, ir en las dos direcciones.

  • ¿No ha cambiado entonces su opinión de Trump en los cien primeros días en la Casa Blanca?

  • El problema se origina cuando se prometen demasiadas cosas. El poder legislativo es muy bonito. Una vez hecha la ley, queda luego ejecutarla. Es un presidente que se ha equivocado en sus promulgaciones, ha hecho daño. Los muros empeoran a la gente.

¿Es verdad que se ha acostado con 3.000 mujeres?

Chico, yo con tres mil mujeres. Eso era hace cuarenta años. Ja, ja, ja. Es una broma.

La leyenda dice que tenía una agenda secreta en la que iba anotando los teléfonos de todas las mujeres con las que se acostaba.

Toda leyenda está siempre mucho más cerca de la mentira que de la verdad. Las leyendas son una mierda, hombre. Lo bonito es que te quieran de verdad.

Muchas casas y ningún hogar

Quizá sí sea uno de los españoles que más ha ligado.

¿Ligar? Mentira, mentira. Yo era un flaco de mierda. Sí es verdad que he disfrutado de la fascinación de vivir intensamente y que mis ojos se cruzaran con otros ojos muy rápidamente. Que te devuelvan la mirada es muy difícil, pero a mí la vida me dio esa oportunidad. De eso a que duerma con 3.000 mujeres.

Pero usted así lo decía en el pasado.

No, lo publicó el 'Daily Mirror'. Me levanté por la mañana y le dije a mi mánager: «Ni se te ocurra desmentirlo».

Alguna vez se ha lamentado de tener muchas casas, pero carecer de un hogar. ¿Ha resuelto ya ese problema?

He de dar las gracias porque las casas me las ha regalado el público. No tengo tantas. Tampoco soy propietario aún de esa casa definitiva, y ojalá no lo sea nunca. Mi hogar está donde están mis hijos y mi público.

- ¿Está arraigado en algún lugar?

-No, aunque soy español hasta la madre que me parió. Me gusta el ajo, me gusta el aceite, me gusta el vinagre, me gusta el Cantábrico, el Mediterráneo y el Atlántico.

¿Es entendido en vinos?

Amo a los enólogos, amo cómo se hace el vino. Me gusta cuando la cosecha es perfecta y el vino tiene inteligencia. Y también me gustan los vinos históricos, que genéticamente son portadores de la generosidad de la tierra. Pero, más que saber de vinos, he procurado bebérmelos.

¿Cómo es un día normal en su vida cuando no está trabajando?

Un día normal es anormal. Me levanto temprano porque sólo duermo seis horas al día. Antes lo hacía siete u ocho. Será porque sueño menos. No me gusta acostarme porque empiezo a pensar en qué me va a doler mañana, aunque son dolores que tiene todo el mundo, confesables. Por fortuna, la vida no me ha dado ningún problema grave.

¿Le dio algún consejo Frank Sinatra?

No. El mejor consejo lo encontraba viéndole cantar. Era un hombre increíble, cantaba bonito, era generoso. A mí no tenía por qué quererme y me quería mucho. Recuerdo que me ofreció que me representara su mánager, de modo que Eliot Weisman gestionó mis asuntos durante siete años. Canté con Sinatra en conciertos benéficos, en su disco de duetos... Era un maestro.

¿Su carrera es lo más importante en su vida?

Si mi profesión no fuera tan fuerte, mi familia no sería feliz. A lo mejor los abrazos y los besos son más cortos, pero el cariño y la paternidad están vivos. Es cierto que he tenido menos tiempo que otros padres, pero jamás he descuidado a mi familia.

Miedo escénico

-¿Han prohibido en algún país sus canciones?

-No tengo ni puñetera idea. Creo que en Cuba pasó algo. Pero eso no significa que yo pueda levantar los vetos.

Pronto va a cumplir cincuenta años en la música. ¿Ha perdido por completo el miedo al escenario?

El escenario es el elixir que me hace sentir más joven. Es un lugar donde siento emociones maravillosas. Si de repente tuviera que dejarlo, me moriría vivo.

¿No se plantea entonces retirarse?

La retirada tiene connotaciones de perder; decimos 'estamos en retirada' para referirnos a una derrota. A mí no me retira nadie, salvo la gente, y la gente sabe que si hace eso me muero. Llevo cantando cincuenta años y, aun así, hay gente que ni me conoce. A partir de septiembre u octubre empiezo los trabajos con un escritor americano que hará mi biografía. Será larga. Tengo la necesidad de saber más cosas de mí. Y deseo llevar a cabo este empeño cuando todavía tengo facultades y puedo escribir, aunque luego alguien le dé forma.

-¿Considera que tiene un heredero melódico natural?

-Mi hijo Enrique canta cosas muy diferentes de las mías. A Pablo Alborán sí le veo cercano. Le veo con mucho talento, mucho más que el mío, seguramente. Y a Luis Miguel le veía muy cercano a mí hace veinte años.

Creo que dio ideas a Suárez Illana sobre cómo hacer la foto que hizo a su padre con el Rey.

Estábamos hablando en mi casa, mientras él pasaba unos días de vacaciones con su mujer y sus hijos. Conversábamos sobre cómo se podría ver el cariño profundo que tenía el rey Juan Carlos por Suárez y Suárez por el Rey, sin que se reflejara el alzhéimer del presidente. Le dije que, cuando estuvieran paseando, le hiciese una foto de espaldas, como la famosa de Kennedy. Y lo hizo de maravilla porque la foto es preciosa.

¿Alguno de los hijos que tiene con Miranda Rijnsburger ha heredado la afición por la música?

Miguel, el mayor, que ahora tiene 20 años, no está por la labor. Aunque nunca se sabe, tampoco veía a Enrique ni a Julio. Rodrigo, de 18, sí, toca la guitarra y el piano, canta, escribe y pasa mucho tiempo en mi estudio de grabación. Pero tengo un hijo pequeño que cumple diez años el día 5 de este mes que toca la batería con el swing de un profesional. Es un músico que lo lleva en la sangre.

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