Borrar
La orquesta sinfónica de la BNR, durante un concierto. :: r. c.
Bulgaria redescubre a Glenn Miller

Bulgaria redescubre a Glenn Miller

La radio nacional se ve obligada a pinchar música anterior a 1946 por negarse a asumir una subida de casi el triple en las tasas por derechos de autor. Su audiencia se ha disparado

ICÍAR OCHOA DE OLANO

Jueves, 16 de marzo 2017, 20:04

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ni Lady Gaga, ni Adele, ni Kanye West, ni Beyoncé. Ni tan siquiera los Beatles de aquel candoroso 'Love me do'. La Radio Nacional Búlgara (BNR) se ha convertido en una emisora forzosamente 'vintage'. Ya sea de noche o de día, antes o después de los informativos, durante o tras la publicidad, toda la música que pinchan las dos estaciones nacionales y las siete regionales que gestiona ese ente público, además de su red internacional, que emite en once idiomas, tiene que ser extemporánea. En concreto, anterior a la Segunda Guerra Mundial. Para ser precisos, desde 1946 hacia atrás.

En su dial ya no suena pop, rock, punk, electrónica, reggae, hard-core, house o soul. Ni siquiera dance. La música clásica, el swing, el folk y el jazz de entreguerras son los únicos que están en el aire. En exclusiva. No se trata de una exótica maniobra de marketing de los responsables de la veterana empresa estatal, que en mayo cumplirá 87 años. Este 'revival' obedece al pulso que mantienen, a cara de perro, la BNR y la 'SGAE' búlgara. En este caso, Musicautor, la sociedad que integran compositores, letristas y editores de música para la gestión colectiva de derechos de autor de sus miembros en el país balcánico, así como en el mercado extranjero.

El conflicto se desató a finales del año pasado, cuando ese monopolio, que entre pitos y flautas controla la friolera de unas 14 millones de piezas musicales, según calcula la agencia de noticias Novitine, reclamó a la emisora la actualización de las tarifas por sus servicios. Es decir, por los 'copyright' de las canciones que difunde a través de sus ondas. Pretendía que, a partir de 2017, la compañía radiofónica pasara de desenfundar 500.000 levs (al cambio, 255.645 euros) al año, en concepto de 'royalties', a abonar 1,8 millones de levs (664.677 euros). Vamos, que se proponía prácticamente triplicar la recaudación. Musicautor justifica este llamativo incremento de tasas por la «necesidad de equiparar las tarifas búlgaras con las del resto de países de la Comunidad Europea».

Lejos de avenirse a la subida, la BNR se ha cerrado en banda. Apela a la delicada situación económica que atraviesa el país, y a la suya propia, y agrega que sólo podría hacer frente a ese desembolso si el Estado engordara la partida destinada a su financiación o si echara el cerrojo a sus estaciones regionales, lo que, a su juicio, «atentaría de lleno contra los intereses públicos».

Así las cosas, Musicautor ha decidido rescindir de forma unilateral su contrato con el ente estatal y le ha prohibido, desde el pasado 1 de enero, que emita cualquier pieza musical cuyos derechos de autor ostente. La agrupación representa a más de 2.700 autores búlgaros, y basándose en sus contratos de representación mutua con organizaciones similares de más de un centenar de países, ofrece prácticamente todo el repertorio musical del mercado búlgaro. Este veto se traduce en que «no podemos pinchar el 95% del repertorio de la música moderna», lamentan los responsables de la radio, que han contraatacado presentando una demanda judicial. Acusan a la sociedad gestora de los derechos de autor de violar las normas europeas y la legislación nacional y le reclaman una indemnización por daños materiales y morales.

El himno, también en disputa

Entretanto, Bulgaria ha redescubierto con indisimulado placer a Glenn Miller y a otros compositores, músicos y vocalistas que llevan muertos al menos siete décadas. De acuerdo con las leyes comunitarias vigentes, ese es el tiempo máximo en que un 'copyright' permanece vigente. La inesperada sorpresa para los mandamases de la estación es que, desde que emiten música anterior a 1946, su audiencia se ha disparado un 20%. «Nos preocupaba la reacción que tendrían nuestros oyentes y resulta que nos están llamando para decirnos que les encanta la música que ponemos últimamente», asegura Sofía Nikoleta Elenkova, portavoz del ente.

El inesperado éxito musical ha caído como un cubo de agua fría sobre Musicautor. «Estamos sorprendidos, así no vamos a solucionar el conflicto en un tiempo razonable. Puede demorarse años», advierte Ivan Dimitrov, director ejecutivo de la agrupación recaudadora. Pese a todo, las conversaciones bilaterales para desenredar el entuerto continúan. Pero entre las posturas media un profundo abismo. Incluso la versión tradicional del himno nacional está en disputa. Tanto es así que en Año Nuevo, la estación descartó ponerla y encomendó su interpretación a su propia orquesta sinfónica y coro.

La polémica no sólo ha modificado los gustos musicales de decenas de miles de radioyentes. También ha puesto a algunos artistas nacionales en pie de guerra contra Musicautor y sus políticas «abusivas». Es el caso de la banda de rock Signal, que, en solidaridad con la BNR, le ha cedido la difusión de su nuevo álbum de forma totalmente gratuita.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios