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JUAN CARLOS BARRENA
Sábado, 25 de febrero 2017, 21:52
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Oliver Knöbel es un hombre que no pasa desapercibido con sus 2,01 metros de estatura y su fuerte vozarrón, pero cuando calza zapatos de tacón o plataformas, se pone un vestido tan colorido como la peluca que adorna su cabeza y se transforma en Olivia Jones, la 'drag queen' mas conocida de Alemania, es el centro de atención de cualquier reunión. La última vez, durante la reciente elección del presidente federal de Alemania, el antiguo ministro germano de Exteriores Frank Walter Steinmeier, por la Asamblea Federal. Su fotografía junto a una sonriente Angela Merkel dio la vuelta al mundo. «Nos conocemos desde hace mucho tiempo y de participar juntas en actos públicos, de mucho antes de que se convirtiera en jefa de Gobierno», subraya Olivia, de 47 años. La artista del travestismo fue una de las personalidades de la vida social alemana seleccionadas por los distintos partidos políticos para participar en la elección del nuevo mandatario germano. Del mismo privilegio disfrutaron, por ejemplo, el seleccionador nacional de fútbol, Joachim Löw, o la actriz Veronica Ferres. En el caso de Olivia Jones la invitación le llegó de Los Verdes de Hamburgo, su ciudad de adopción y donde comenzó su carrera artística.
Al histórico Reichstag (el edificio del parlamento donde se celebra la Asamblea Federal) llegó, sin embargo, en silla de ruedas y tuvo que apoyarse en unas muletas para saludar a los políticos tras someterse a una operación para equilibrar sus piernas, ya que tenía de nacimiento una más corta que la otra. Aprovechando la intervención, rebajó además su estatura en seis centímetros. «Estaba harta de los dolores de espalda por agacharme para colocarme al nivel de los demás, así que maté dos pájaros de un tiro», comentó la artista, nacida en la pequeña localidad de Springe, junto a Hanover, en noviembre de 1969.
A Olivia los periodistas le preguntaron por lo que podría parecer una osadía colocar su manaza sobre el hombro de Merkel. Y ella les dijo que se trató de «un gesto cariñoso entre amigas que se conocen desde hace años». Contó que la canciller reaccionó «de manera abierta, relajada y con humor». Olivia reveló que con motivo de la próxima cumbre del G20 de julio en Hamburgo ha invitado a la canciller a tomar juntas café en Sankt Pauli
En el mismo colegio donde estudió bachillerato tuvo sus primeras actuaciones como travestido. Luego estudió interpretación, maquillaje y vocalización antes de presentarse con 20 años a Ernie Reinhardt, legendario travestido alemán conocido como Lilo Pulver y director del Schmidt Theater de Hamburgo. Su desparpajo y, sobre todo, su impresionante presencia le valieron sus primeros papeles en el Pulverfass Cabaret, para poco después contar con un espectáculo propio en el teatro más conocido de la Reeperbahn, la calle principal del barrio rojo de Sankt Pauli, en la capital hanseática.
El trampolín a la fama
Su salto a la fama internacional se produjo en 1997 en Miami, donde fue elegida Miss Drag Queen of the World, tras imponerse a competidores de todo el planeta. Desde entonces es un personaje habitual en la televisión alemana (Eurovisión, galas de Unicef, 'Gran Hermano'...), realiza giras por cabarés del país y gestiona sus propios locales de ocio en la Reeperbahn, como el local exclusivo para mujeres Olivias Wilde Jungs, la cervecería Olivia Kiez Oase o el teatro Olivias Show Club. También aprovecha su popularidad para respaldar proyectos sociales. Es embajadora de la organización para la protección de animales PETA, apoya iniciativas de lucha contra el sida y otros actos solidarios, como cuando movilizó Hamburgo para evitar el cierre de una casa de acogida de mujeres.
Incluso ha participado en el programa religioso de televisión 'La palabra del domingo' de la cadena pública ARD, en el que cada semana ofrece sus reflexiones un religioso católico, protestante, ortodoxo, judío o musulmán. Acompañada por una pastora evangélica, se convirtió en la primera 'drag queen' en dirigirse a la audiencia para reclamar tolerancia. Es conocida su animadversión contra todo lo que huela a extrema derecha. Acude a todas las protestas contra neonazis y populistas.
En el Reichstag, en un mar de trajes oscuros, Olivia Jones fue la nota de color, el ave del paraíso, con su peluca de un naranja chillón y su conjunto de falda y chaqueta azul claro con plumas. «Los políticos me recibieron mucho mejor de lo que me esperaba». Se le notaba en su salsa. «Es que soy una persona muy política», dice Olivia, que desea que Steinmeier, «un hombre tranquilo y prudente», haga de 'anti-Trump'. De momento le ha dado su confianza y su voto, pero ya ha advertido que la jefatura del Estado es un reto para ella. «Con gusto sería presidenta», ha dicho.
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