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Deporte escolar. Unos muchachos juegan al baloncesto en una cancha urbana. :: mario tama/afp
Juego limpio

Juego limpio

La dirección de un equipo de baloncesto escolar de Madrid decide retirarlo de un torneo después de que sus jugadores se burlasen en las redes sociales del conjunto al que habían derrotado

BORJA OLAIZOLA

Viernes, 17 de febrero 2017, 19:56

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Ocurrió el pasado 3 de febrero. El equipo de baloncesto masculino del Colegio Santa María del Pilar venció con holgura al Colegio Obispo Perelló (65-32) en la Copa Colegial de Madrid. La victoria le abría la puerta a la segunda ronda del torneo, en el que participan decenas de colegios de todo España. Apenas una semana después, sin embargo, la organización de la Copa Colegial recibió una escueta nota de la dirección del centro que había ganado el partido comunicando que se retiraba de la competición y pidiendo que la victoria le fuese adjudicada al equipo perdedor. «La razón de esta medida -aclaraba el texto- ha sido una serie de comentarios ofensivos y faltos de respeto hacia jugadores del equipo contrario en las redes sociales realizados por algunos alumnos de nuestro colegio y equipo».

La decisión del Colegio Santa María del Pilar causó perplejidad entre los jóvenes jugadores, que no se terminaban de explicar el abandono de la competición después de haber vencido limpiamente a sus rivales en la cancha. «Es cierto que el equipo tenía expectativas deportivas, sobre todo después de la victoria, pero el respeto es una raya roja para todos», advierte Leoncio Fernández, director del centro y responsable último de la decisión. Fernández explica que el menosprecio hacia los derrotados mostrado por los comentarios de los chavales colisiona con los valores educativos más elementales. «Tienen que aprender a ponerse en el lugar del otro, a hacer un ejercicio de empatía». La retirada del torneo, añade el director del centro, es una forma de activar los mecanismos de reflexión de los chavales. Lo que el educador tiene muy claro es que «los valores del deporte colegial son intangibles únicos y reconocidos como importantísimos para nuestro colegio».

Los padres de los jugadores han reaccionado de forma desigual. Algunos, sobre todo los de los chavales que no estaban involucrados en las burlas, han tenido problemas para comprenderlo, si bien la mayoría han asumido y apoyado la retirada del equipo del torneo porque consideran que se trata de una decisión pedagógica. El director del centro no termina de explicarse el revuelo que ha causado su decisión, sobre todo cuando en el deporte colegial, sostiene, prevalecen las actitudes positivas sobre los comportamientos censurables. «He visto a padres de jugadoras de un equipo ganador consolar con abrazos a las del equipo perdedor para darles ánimos», cuenta Fernández a modo de ejemplo.

Resultadismo

Es cierto que cada fin de semana tienen lugar miles de enfrentamientos entre chavales en edad escolar y en la mayoría de ellos se imponen la deportividad y las buenas maneras. El contagio de la cultura de la alta competición, sin embargo, ha modificado la percepción del deporte infantil tanto en los jugadores como en sus padres. Es lo que opina Carlos Rey, psicólogo deportivo, 'coach' y cofundador de UPAD Psicología y 'Coaching'. «La filosofía del resultadismo, de que lo único importante en una competición es obtener la victoria y llevarse los puntos, se ha ido adhiriendo poco a poco a nuestra forma de entender el deporte y por eso ha llamado tanto la atención la decisión del Colegio Santa María del Pilar. Es una medida ejemplar por inesperada que nos devuelve las referencias sobre lo que es realmente importante en el mundo del deporte».

El psicólogo cree que la prevalencia del resultadismo es una herencia directa de la hegemonía que proyecta el mundo del fútbol. «Nos hemos acostumbrado a que los futbolistas profesionales den por buena cualquier estratagema con tal de obtener la victoria. Conductas reprochables como la picaresca, el engaño o incluso la violencia son aceptadas si con ellas se consiguen los puntos. Hay quienes aplauden a un jugador que hace una mala entrada o que finge un daño inexistente ante el árbitro siempre que su equipo termine ganando».

La recuperación de valores como el respeto al contrincante constituye ,a juicio del psicólogo, una tarea colectiva que atañe tanto a padres como a educadores. «El ejemplo que han dado los responsables del colegio es una buena referencia para muchos entrenadores y padres que lanzan sin darse cuenta mensajes equivocados a los muchachos haciéndoles ver que lo único que importa es ganar. Hay cosas como el respeto al rival, el comportamiento deportivo o incluso el saber perder que no solo tienen más importancia, sino que constituyen la razón de ser del deporte porque con ellas se educa a los chavales».

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