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Unos 100.000 gorros de lana rosa fueron confeccionados y distribuidos por todo el país como símbolo de la oposición de las mujeres al nuevo presidente. :: AFP
El rugido de las gatitas

El rugido de las gatitas

Decenas de miles de manifestantes lucieron el gorro rosa con orejitas contra Trump. Muchas famosas se unieron

INES GALLASTEGUI

Martes, 24 de enero 2017, 20:23

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La Marcha de las Mujeres fue rosa. Miles de las manifestantes que caminaron sobre Washington DC contra Donald Trump llevaban un gorro de lana de ese color, con dos orejitas, en respuesta a la campaña 'The Pussy Hat Project', que puso a hacer punto como una sola mujer a miles de tejedoras de Estados Unidos. Pero que nadie se confunda. No era una protesta ñoña. «Trump, no intentes agarrarme el coño. Está hecho de acero», rezaba una pancarta. «Soy una mujer, escucha cómo rujo», decía otra. «Mujer asquerosa», proclamaban muchas camisetas, en alusión al 'piropo' que el magnate del penacho amarillo en la frente dedicó a su rival, Hillary Clinton, en plena campaña. Las 500.000 féminas que marcharon en la capital y los millones que las secundaron en otras ciudades de EE UU y por todo el mundo no solo exigían igualdad de derechos, también la dignidad que el flamante inquilino de la Casa Blanca les niega una y otra vez con su machismo burdo y faltón.

Aquella conversación entre amigotes que Trump mantuvo en una caravana con el presentador televisivo Billy Bush en 2005 aún colea. «Cuando eres una estrella, te dejan hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño. Lo que sea», aseguraba fanfarrón, confiado en la privacidad de su bravuconada.

Muchas ciudadanas no se lo perdonan. Ni eso, ni sus continuas alusiones a las mujeres como simples objetos diseñados para dar placer a los machos. «Si Hillary no puede satisfacer a su marido, ¿qué le hace pensar que puede satisfacer a América?», se preguntaba en un tuit, en alusión al 'caso Lewinsky'. «Da igual lo que los medios escriban mientras tengas junto a ti un trasero joven y bonito», afirmó en una entrevista.

Así que, cuando contra todo pronóstico Trump ganó los comicios, muchas necesitaban expresar su rabia de una forma gráfica. A dos amigas de Los Ángeles, la guionista Krista Suh y la arquitecta Jayna Zweiman, se les ocurrió uniformar el descontento con una prenda sencilla y barata de producir pero con un gran contenido simbólico. Aficionadas a hacer punto, colgaron en su web el patrón de un sencillo rectángulo de lana tejida que, una vez cosido, se transforma en un divertido gorro con orejas de minino. El nombre es un juego de palabras: 'pussy hat' suena parecido a 'pussy cat' (gatito), pero 'pussy' es el nombre vulgar con que se conocen los genitales femeninos, el mismo que utilizó el millonario de la boca de esfínter cuando afirmó que uno puede 'agarrarlos' cuando quiera si le sobra fama y dinero.

Veteranas o novatas, miles de norteamericanas cogieron las agujas para tricotar los gorros que inundarían en un «mar rosa» las multitudinarias marchas. Para quienes no pudieron sumarse fue una forma de estar allí en espíritu. «El rosa está considerado un color muy femenino, que representa el cuidado, la compasión y el amor, cualidades que han sido ridiculizadas como de débiles, cuando en realidad son de personas fuertes. Vestir juntas de rosa es un poderoso mensaje: no pedimos perdón por ser femeninas ni por defender los derechos de las mujeres», dicen Suh y Zweiman en su web. Repartieron más de 100.000.

Ira con glamur

Las 'celebrities' dieron brillo a la encendida protesta. El 'pussy hat' se incorporó a los estilismos de actrices como Julia Roberts -acompañada por su hija Hazel-, Jessica Chastain, Lena Dunham -también escritora, directora y productora en 'Girls'-, Cate Blanchett o América Ferrera, de origen hispano. Pero hubo muchos más rostros conocidos que se mojaron en las protestas a lo largo y ancho del país. El glamur de Hollywood lo pusieron intérpretes de varias generaciones: Demi Lovato, Kristen Stewart, Scarlett Johansson, Natalie Portman, Naomi Watts, Marisa Tomei, Jamie Lee Curtis o Jane Fonda, entre ellas. Estaban las cantantes Miley Cyrus («Planificación familiar», decía su pancarta), Katie Perry, Madonna, Cher, Barbra Streisand y hasta Yoko Ono. Y todas le enseñaron a Trump las uñas y los dientes.

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