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MATEO BALÍN
Domingo, 27 de noviembre 2016, 12:26
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El más de medio siglo de relaciones diplomáticas entre el régimen de Fidel Castro y España se ha caracterizado, en líneas generales, por una «compleja normalidad». Los altibajos y encontronazos en determinadas etapas se han acabando resolviendo gracias a un componente no tan político como sentimental, habida cuenta de los fuertes vínculos históricos existentes, y la saludable conexión con las empresas privadas españolas.
Desde el triunfo de la revolución en 1959, el expresidente cubano siempre puso de manifiesto el pasado colonial, aunque el régimen franquista reconociera al nuevo Gobierno tras el derrocamiento de Fulgencio Batista.
El caso paradigmático de la relación del castrismo con Franco, a pesar de ser antagónicos ideológicamente, es que España nunca votó contra Cuba en la ONU ni secundó el embargo estadounidense.
Ya en la Transición, Adolfo Suárez fue el primer presidente de Europa Occidental que visitó Cuba, donde Castro le recibió con todos los honores. En la etapa de Felipe González (1982-1996), las relaciones fueron fluidas, aunque se tensaron cuando España invitó a Cuba a transitar hacia la democracia.
Pero la mayor tensión se vivió durante el mandato de José María Aznar (1996-2004), quien vinculó la cooperación española a avances en democratización del régimen cubano. El asunto es que Aznar presionó a la UE hasta aprobarse la llamada Posición Común, cuyo punto fuerte era el cumplimiento de las citadas reformas. Castro calificó a Aznar de «personaje de estirpe e ideología fascista» por aunar una única política de la UE con la isla y en 1998 éste se opuso a que se programara un viaje oficial de los Reyes a La Habana, coincidiendo con el centenario de la Independencia, con la celebre frase de que «el Rey viajará a Cuba cuando toque».
La llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2012), supuso el inicio de un nuevo entendimiento -tampoco exento de disensiones-, aunque solo los dos primeros años coincidieron con los dos últimos de Castro al frente del régimen. En 2011, con el Gobierno del Partido Popular en 2011 abrió una nueva etapa, y nuevos incidentes menores como la detención y juicio del español Ángel Carromero.
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