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Un joven ataviado al estilo tradicional toca la gaita en una calle de Edimburgo. A la derecha, dos escenas cotidianas en la capital escocesa y una manifestación independentista en Glasgow.
Dos años templando gaitas

Dos años templando gaitas

Tal día como hoy de 2014, los escoceses rechazaron la independencia. El 'Brexit' y el temor a dejar la UE no han logrado por ahora cambiar esta postura

lourdes gómez

Sábado, 17 de septiembre 2016, 23:35

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Ya hay lema, redes, plataformas. El independentismo escocés vuelve a la batalla dos años después de perder el referéndum con un margen de casi diez puntos. El aniversario de la consulta, que se cumple hoy, se marca con manifestaciones y concentraciones en Glasgow, Edimburgo, Dunblane y otras localidades de Escocia. El reclamo de 2014 se ha actualizado a 'YES2' y un entramado electrónico -nationalyesregistry.scot- conecta a sus múltiples impulsores. La aplicación se lanza oficialmente hoy como instrumento de doble utilidad: quiere ser foro de intercambio de ideas y motor aglutinador de un movimiento nacional de masas a favor de la independencia.

EL REFERÉNDUM

  • ¿Debería Escocia ser un país independiente? Sí o No

  • 55,3%

  • Tres siglos en Reino Unido

«El 'Brexit' ha reactivado el activismo por un segundo referendo independentista. El movimiento estaba literalmente muerto pero el voto del 'Brexit' lo ha estimulado», explica el periodista escocés James Doleman. La profesora de Cambridge y experta en cuestiones de identidad nacional Montserrat Guibernau cree factible dicha consulta «si el Reino Unido abandona la Unión Europea». «Es muy posible sobre todo porque Escocia se define mayoritariamente a favor de la pertenencia a la Unión Europea (UE)», advierte.

El 62% del electorado escocés apoyó la continuidad en la UE frente al 52% del voto general en Reino Unido que decidió la marcha el pasado 23 de junio. «Si fuerzan la salida de Escocia habrá una explosión de ira popular, pero aún no hemos llegado allí. De momento domina la confusión, la incertidumbre, la inquietud porque nadie sabe qué va a pasar», comenta el reportero de Glasgow.

El 'YES2' también ha retornado a la agenda del Gobierno de Edimburgo. La oposición de los escoceses a abandonar el club europeo ha dado un argumento crucial para replantear en las urnas la cuestión soberanista a la ministra principal y líder del Partido Nacional de Escocia (SNP), Nicola Sturgeon. En su contra juegan los sondeos de opinión: se registró un pico mayoritariamente a favor de la independencia tras la victoria del Brexit, pero el nivel de apoyos pronto se estabilizó justo por encima del 44,7% obtenido en 2014. «Se ha reanudado la campaña nacionalista pero aún no hay ningún movimiento en las encuestas de intención de voto», confirma Doleman.

La perdedora sale reforzada

«Sturgeon reaccionó con cautela en 2014 y decidió que sólo aceptaría celebrar un nuevo referéndum si contaba con un apoyo mayoritario. El 'Brexit' otorga mayor fuerza a Sturgeon, que se convierte en la líder de un movimiento en Reino Unido a favor de la pertenencia de Escocia a la UE. Esto trasforma totalmente el status y la situación internacional de Escocia», interpreta la doctora en Teoría Política y Social, entre otros posgrados.

El SNP estuvo en el bando perdedor en ambas consultas pero el doble fracaso no ha salpicado a su líder. «El liderazgo de Sturgeon es fuerte y ella está muy bien valorada», señala Guibernau. Doleman recuerda que es «la política más popular» en el país y una gobernante «de consenso, razonable y competente». El periodista aporta una anécdota de camerino: Sturgeon pasó días estudiando el funcionamiento de todos los modelos de teléfonos móviles para no cometer errores durante el sinfín de selfis que se saca casi a diario con el público. «Presta atención a todos los detalles».

Paradójicamente, el cambio más brusco se dio entre los ganadores de la consulta soberanista. El laborismo corre peligro de desaparecer del mapa electoral escocés desde 2014. Su participación en la campaña unionista con los conservadores -odiados en Escocia desde la era de Margaret Thatcher- precipitó un hundimiento en popularidad que había comenzado unos cinco años antes. La formación de centro izquierda, dominante durante décadas al norte de Inglaterra, sólo cuenta hoy con un escaño escocés en el parlamento central de Westminster y con 24 en el de Holyrood, en Edimburgo. Los 'tories' les desplazaron incluso a tercera fuerza política en la autonomía.

«Los laboristas están en declive en Escocia y ni con Jeremy Corbyn van a recuperarse. Dominaban todos los escaños de mi distrito de Glasgow pero todos mis vecinos dicen que nunca jamás volverán a votarles», rememora Doleman. De acuerdo con este hincha del Celtic, el laborismo no recuperará la confianza de los escoceses hasta que surja «toda una nueva generación de políticos laboristas con planteamientos radicales de reforma».

Tres mujeres dominan la política al norte de la muralla de Adriano. El 'Brexit' consolidó la tendencia hacia el sur con la designación de Theresa May como primera ministra de Reino Unido. «Sturgeon ha llegado al poder por su habilidad política y su capacidad de generar confianza entre una ciudadanía que conoce bien», explica la experta de Cambridge, que reconoce que «es realmente una excepción contar con tres mujeres capacitadas para ofrecer un toque profesional, humano y firme» desde las esferas de poder de una nación.

Ruth Davidson dirige a los conservadores en Escocia y es la nueva estrella en alza de la derecha británica. Opuesta a la independencia, contraria a la salida de la UE y líder de la oposición desde mayo de 2015. «Los conservadores ganarán influencia, pero el liderazgo de Sturgeon, en estos momentos, es sólido. Las dificultades, pero también las oportunidades, surgirán cuando Escocia solicite acceso a la UE», plantea la académica.

La advertencia de Rajoy

Esta posible demanda divide al bloque europeo. El presidente en funciones español, Mariano Rajoy, zanjó el dilema afirmando: «Si Reino Unido se va, Escocia también se va». En cambio, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, defendió poco después que «Escocia se ha ganado el derecho a ser escuchada».

«Es de esperar que España vea con preocupación el potencial desmembramiento del Reino Unido, que podría activar el secesionismo y las demandas de independencia en otras zonas de Europa», señala la profesora catalana. Guibernau considera «normal que España utilice los medios a su alcance para defender el statu quo» en los miembros actuales de la UE. Y añade: «Sería preferible y básico promover el diálogo. Cabe distinguir entre movimientos sociales democráticos y los que no lo son. Dentro de la Unión Europea encontramos ejemplos de ambos casos».

El caso escocés se tiende a destacar como modelo de referencia en procesos soberanistas. Europeos continentales tuvieron derecho de voto en el referendo de 2014 -en cambio, el Gobierno británico limitó la consulta sobre la UE al típico censo de unas generales en Reino Unido- y Sturgeon quiere mantener abiertas las fronteras escocesas y continuar, como mínimo, dentro del mercado único. Pero Guibernau advierte de que «las diferencias políticas, sociales, económicas y culturales de Escocia, Cataluña y Euskadi requieren un análisis específico que incluya el conocimiento de la historia de estos pueblos».

Esa fue la pregunta que el 18 de septiembre de 2014 fue planteada a cerca de 4,3 millones de personas, todos los ciudadanos de la UE de 16 o más años que vivían en el territorio. Los escoceses no residentes en Escocia no tenían derecho a voto.

fue el porcentaje de votos contrarios a la independencia, frente al 44,7 % de los partidarios por la secesión. La participación fue del 84,6 %, extremadamente alta para los parámetros habituales en esta nación, una de las cuatro que conforman el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Escocia fue un Estado soberano hasta la aprobación del Acta de Unión de 1707, cuando el Reino de Escocia se unió al de Inglaterra para establecer el Reino Unido.

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