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Las mujeres naxi tienen una autoridad mayor que los hombres en esta sociedad.
La peculiar lengua naxi

La peculiar lengua naxi

A las puertas del Tíbet vive una etnia matriarcal que se comunica en 'dongba', el único idioma pictográfico del planeta

ZIGOR ALDAMA

Lunes, 29 de agosto 2016, 17:57

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Lijiang era un oasis de historia en un mundo que prima el crecimiento económico sobre la conservación de la riqueza cultural. No obstante, esta ciudad situada al norte de la provincia china de Yunnan, designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ha sido invadida por las grandes avenidas y los inmensos bloques de hormigón que caracterizan al urbanismo de la China actual. Y el casco antiguo, otrora ejemplo vivo de una milenaria urbe china, es ahora un inmenso parque temático comercial en el que las hordas de turistas han expulsado a los habitantes locales.

Afortunadamente, las tropas de las gorras de colores que siguen al estandarte de las agencias de viajes no se aventuran mucho más allá de los puntos más turísticos. Así, el imponente telón de fondo que dibujan las cotas nevadas de la lejanía ha logrado esconder algunos de los pueblos más pintorescos del país. Es el hogar de los naxi, una de las 56 minorías étnicas más interesantes del Gran Dragón. No en vano, los naxi se han mantenido hasta cierto punto al margen de la homogeneización cultural del resto y es actualmente la única etnia en el mundo capaz de leer y escribir en lengua pictográfica. Sí, como la de los egipcios del tiempo de los faraones.

Es el 'dongba', un idioma de raíces tibetano-birmanas que está considerado por los filólogos como una de las formas de expresión gráfica más arcaicas. La escritura consiste en 1.400 símbolos de los que alrededor del 90% son pictogramas, dibujos directamente relacionados con objetos físicos que no han sufrido las derivaciones que han dado lugar posteriormente a los ideogramas del chino actual. Eso sí, algunos pictogramas también son utilizados por su similitud fonética con el chino mandarín, llamado 'putonghua', clara evidencia de la asimilación étnica existente.

Desafortunadamente, son muy pocos los versados en esta lengua. La escritura comenzó un importante declive con la llegada al poder del Partido Comunista, en 1949, y durante la Revolución Cultural se desvaneció casi por completo. Los temidos Guardias Rojos incluso destruyeron muchos de los manuscritos de los naxi, cuyo valor histórico era incalculable. A pesar de los esfuerzos por recuperar el 'dongba', sólo unos 1.700 de sus 300.000 miembros son hoy capaces de entender los pictogramas, y, por si fuese poco, la mayoría son ancianos. Muchos temen que se llevarán con ellos la lengua a la tumba.

Para evitar que así sea, diferentes expertos lingüistas, en coordinación con las autoridades chinas, han creado el 'geba', una mezcla de ideogramas chinos y pictogramas simplificados que hacen más sencillo su aprendizaje y más práctico su uso. Y con el fin de atraer a los más jóvenes, cuyo hábito de escritura ha cambiado por completo debido al uso de los teléfonos móviles, se ha creado también una opción más que permite introducir los caracteres del 'geba' mediante el sistema del 'pinyin', la traducción fonética en el alfabeto latino.

Pero la peculiar lengua de los naxi no es su única característica diferenciadora. Sorprende también la sociedad matriarcal que rige a esta etnia, un elemento que también impregna el lenguaje. Por ejemplo, en conjunción con un sustantivo, la palabra hembra sirve para formar un superlativo, mientras que macho da como resultado un diminutivo. Así, 'piedra hembra' es roca, mientras que 'piedra macho' es la gravilla. Aunque ese carácter matriarcal se ha ido difuminando con el tiempo, lo cierto es que ha impregnado todo en una sociedad más abierta que la del resto de etnias rurales.

Tradición y modernidad

De esta forma, las relaciones afectivas también son diferentes. Incluso en los pueblos naxi más remotos, perdidos en valles y en lo alto de las montañas, no es raro ver a una pareja de la mano o asistir a los pícaros pellizcos en el trasero protagonizados por ellas ante el sonrojo de ellos. El sexo no es tabú. De hecho, las relaciones prematrimoniales son habituales -algo que ni siquiera en las ciudades más cosmopolitas se acepta de forma generalizada-, y ni siquiera está mal visto parir fuera del matrimonio. Esos hijos pertenecen siempre a la madre, mientras que el padre se limita a proporcionar ayuda económica siempre que mantenga una relación con la mujer.

Es algo muy poco habitual en una sociedad que vive de la agricultura y de la ganadería en su acepción más tradicional, y que sigue residiendo en rústicas construcciones de adobe. Claro que no hay mejor material para soportar las extremas temperaturas del invierno. Las gruesas paredes que hacen de los hogares un lugar mucho más cálido que el de los nuevos edificios dan paso a un patio interior. El gobierno chino considera esta forma de vida una manifestación del subdesarrollo y está haciendo todo lo posible por introducir una modernidad que, de momento, los naxi rechazan. «Nos quieren hacer vivir en edificios de cemento que son mucho peores que nuestras casas. La tradición es sabia», comenta una abuela con una amplia sonrisa.

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