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Una playa de Barcelona, atiborrada de turistas. :: albert gea/reuters
Verano récord

Verano récord

España va a romper la barrera de los 70 millones de turistas, pero algunos destinos están muy cerca del límite

FERNANDO MIÑANA

Miércoles, 25 de mayo 2016, 21:48

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La inestabilidad al este del Mediterráneo, desde que prendió la Primavera Árabe, ha impulsado el turismo en España en la presente década. En 2012 se rompió la barrera de los 60 millones de turistas y este año, sólo cuatro después de aquel hito, se va a derribar el muro de los 70 millones. Eso, al menos, se puede prever viendo las cifras de este primer semestre y atendiendo a las previsiones para un verano en el que se van a batir todos los registros en playas y grandes capitales.

El turismo vuelve a tirar de nuestra economía, aunque no todo es tan bonito. Ya se han empezado a detectar varios problemas. Uno es que algunos lugares, especialmente en destinos constreñidos por la insularidad, empiezan a rozar los límites de su capacidad de carga. El otro pasa porque el gasto de estos visitantes no crece, ni mucho menos, a la misma velocidad que el volumen.

Los atentados de Estambul y Ankara o el temor de que el siniestro del vuelo de EgiptAir entre París y El Cairo fuera provocado, así como la aprensión a buscar como destino un país islámico, ha redirigido el flujo turístico hacia España y, fundamentalmente, hacia Baleares, Canarias, Cataluña, Andalucía y Comunitat Valenciana.

«El problema a medio plazo es que los residentes se vean obligados a desplazarse y los destinos queden solo para los turistas. Hay que reflexionar ya sobre esto», advierte Antonio Guevara, presidente de Redintur (Red Interuniversitaria de Posgrados en Turismo) y decano de la facultad de Turismo de la Universidad de Málaga, una ciudad donde, presume, «los malagueños van a los mismos sitios que los turistas, algo que aprecian mucho y que no es habitual».

Así es. Los barceloneses ya hace tiempo que evitan pasar de la plaza de Cataluña para adentrarse en la Rambla, el barrio gótico o el Born. Allí se mezclan miles de asiáticos, 15.000 cruceristas y viajeros de otras partes. Lo primero que ha hecho el Ayuntamiento es imponer una tasa, 0,99 céntimos por pernoctación, para poder reinvertir esos ingresos en la mejora de esta convivencia que empieza a ser insoportable.

Ibiza, otro de los destinos predilectos de los extranjeros que escrutan el mapa de España para decidir su escapada en verano, se ha convertido en uno de esos lugares donde ya están contra las cuerdas. «Tenemos 100.000 plazas turísticas entre hoteles, apartamentos y alquileres autorizados que, sumadas a los 130.000 habitantes, da un máximo de 250.000 personas en verano, pero la federación hostelera de Ibiza ya ha detectado que hemos sobrepasado un censo de 400.000 personas. Ese desajuste repercute en el consumo de agua, uso de las carreteras y necesidad de refuerzos policiales», señala Vicent Torres, director insular de Turismo de Ibiza.

La isla ya no piensa a medio plazo. Tiene que reaccionar ya. El refuerzo policial se va a adelantar este año a junio, se ha limitado el acceso en coche a playas como Cala Salada o las del parque natural de Ses Salines, reforzando la llegada por barco o en transporte urbano, y el 1 de julio entra en vigor el impuesto al turismo: 0,50 céntimos por noche en los hostales y un máximo de dos euros por pernoctación en los hoteles de cinco estrellas. «Una broma al lado de los 13 euros por dos noches que me cobraron a mí recientemente en Utrech», se ríe Torres.

Los ibicencos, que en su mayoría viven del turismo, sufren ya carreteras colapsadas y cortes de agua puntuales. Y en algunos lugares, además, el agua está demasiado salinizada. Aunque el gobierno local intenta poner en marcha cuanto antes una tercera desaladora que lleva cinco años sin estrenarse por la burocracia.

La sorpresa española

Su hermana pequeña en las Pitiusas, Formentera, comenzó en 2015 una campaña para el consumo responsable de agua porque tienen «serios problemas de abastecimiento», según señalan en Turismo. Se ruega que no se rieguen tanto los jardines, que se laven menos los coches o se reduce la limpieza de las calles. También se pide un cierto control en el consumo eléctrico y se limita la entrada de vehículos a la vez que se incentiva el uso de medios de transporte ecológicos.

En comunidades como la valenciana o la andaluza hay menos problemas por este aluvión de turistas. Los excesos del boom inmobiliario al menos permiten ahora albergar a todo el que quiera disfrutar de la Costa Blanca o la Costa del Sol, como reconocen desde la consejería de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía.

El último informe de Exceltur, la alianza para la excelencia turística, cuestiona «un modelo de crecimiento basado en el mero volumen y empieza a generar problemas de saturación y contestación ciudadana en algunos destinos». Y avala este tirón de orejas afirmando que el gasto de los viajeros lleva bajando 34 meses.

China, Rusia y Brasil, mercados emergentes

  • flujos

  • China incrementó en 2011 su gasto en turismo en un 32%, Brasil en un 30% y Rusia en un 22%, según datos de la Organización Mundial del Turismo.

  • A pesar de la revisión a la baja del crecimiento del conjunto de la economía española en 2016 realizada por el Gobierno y el FMI hasta el 2,7%, Exceltur ha revisado al alza sus perspectivas de crecimiento del PIB turístico, que estiman que cerrará con una subida del 3,8%.

Las cifras de visitantes están batiendo todos los registros desde enero. Solo en los dos primeros meses, Egipto, Túnez y Turquía han perdido 870.000 turistas extranjeros al mismo tiempo que España recibía un incremento de 800.000 (+12,5%), unas cifras demasiado parecidas para ser fruto de la casualidad. Y The Travel & Tourism Competitiveness Index, un ranking de 2015 que evalúa a 141 países atendiendo a 14 pilares como el entorno de negocios, seguridad y vigilancia, salud e higiene, precios, sostenibilidad ambiental, aeropuertos, puertos e infraestructuras turísticas o recursos naturales y culturales, colocaba a España al frente por primera vez, por delante de Francia, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido. Y asegura que el extranjero supera siempre las expectativas que trae básicamente porque se sorprende al ver nuestras infraestructuras -carreteras y trenes-, hoteles, gastronomía y ocio nocturno.

Otro estudio, el Country Brand Index 2014-2015, que compara a 118 países, no es tan favorable y sitúa a España en el puesto 23, justo detrás de los únicos 22 estados realmente potentes, una lista que encabeza Japón por encima de Suiza, Alemania, Suecia, Canadá... La marca España necesita atravesar ese umbral. Aun así, en 2015 cruzaron nuestras fronteras 68,1 millones de turistas internacionales (3,6 millones más que en 2014), principalmente de Reino Unido, Francia y Alemania. De hecho, más de la mitad de los ingresos por turismo en España vienen de estos tres países junto a Italia y Países Bajos. Y la mayoría repite. En 2011 el 83,56% ya había estado en España.

«Pero crecer hasta el límite no es lo correcto», incide el profesor Guevara. «Los servicios hay que incrementarlos y eso tiene un coste. En Málaga hemos estado diez años transformando la ciudad, estudiando la capacidad de carga del centro, ordenando las calles... hasta convertirla en la segunda que más crece, por detrás de Barcelona». El decano, además, pide a España dar un paso adelante en el mercado de los intermediarios porque mucho dinero se queda en el camino hacia España desde que el turista compra los billetes, reserva el hotel y hasta adquiere las entradas de un museo por internet a través de empresas extranjeras. España, al menos, mantiene su bandera desde hace 60 años: sol y playa.

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