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Bolsas de sangre.
La sangre rara de 450 españoles

La sangre rara de 450 españoles

Son Vel, Duffy, Junior, Fisher, Diego... Están localizables y dispuestos a donar cuando surge una urgencia y alguien lo necesita. Tienen un grupo sanguíneo que sólo se da en uno de cada diez mil casos en el mundo

julia fernández

Jueves, 21 de mayo 2015, 20:47

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Todo empezó en el instituto. Tenía 18 años. Las batas blancas tomaron un aula. Días antes, los profesores habían pedido colaboración a los alumnos. Era una campaña para fomentar la donación. Salvador Obiols no lo dudó y se apuntó. "Todo lo que fuera tener un ratito libre..." Se ríe. Lo que nunca imaginó es que aquel gesto pícaro tendría una repercusión tan grande en su vida 26 años después. En este reportaje pone rostro a la lista de 450 personas cuya sangre es especial en España. Mucho más que si fuera azul, como la de los príncipes de los cuentos.

Tiene un tipo sanguíneo raro. La explicación no es sencilla. "Todos tenemos diferentes grupos sanguíneos. Unos son más comunes que otros. Además, la frecuencia con la que se presentan en cada población es diferente. E incluso puede variar de un individuo a otro", arranca Eduardo Muñiz-Díaz, jefe del área de Inmunohematología del Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona. Todos conocemos el grupo AB0 y el RH -es decir, si somos A (positivo o negativo), B (positivo o negativo), AB (positivo o negativo) o 0 (positivo o negativo)-, "pero en nuestro organismo hay hasta más de 300 grupos distintos". Dentro de todos ellos, hay unos que se consideran "de alta frecuencia porque están en el 99 o, incluso, en el 99,99% de los individuos de una población". Pero hay personas que "carecen" de ellos. Y por eso son extraordinarias. Es decir, "aquí lo raro es no tener".

La sangre de Salvador se llama "0 negativo". Es el donante universal, sus glóbulos rojos los puede recibir cualquier persona independientemente de su grupo sanguíneo. Un tesoro, pero no una rareza. En España, lo comparten el 9% de la población, según los datos de Cruz Roja de 2014. Lo que hace especial su sangre son los apellidos, esa nomenclatura que acompaña al 0 negativo muchas veces desconocida, el pedigrí. Él lo resume de una manera más sencilla: "Lo que tiene de particular es que somos muy poquitos los que la tenemos igual". Entre ellos, están su padre, tres hermanos, su mujer y sus hijos, de 17 y 12 años. "Los grupos sanguíneos son hereditarios, como cualquier otra característica física o genética", aclara Muñiz-Díaz, que también es el coordinador del grupo de trabajo de hematíes de fenotipo poco común de la Sociedad Española de Transfusión Sanguínea.

¿Cuántas personas tienen una sangre rara en el mundo? «Muy pocas». Sólo una de cada diez mil carece de alguno de los 190 grupos de alta incidencia que se han descrito. De ahí la importancia de hacerles donantes. Por lo menos hasta que la sangre universal se desarrolle. Investigadores de la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, han descubierto un sistema para convertir los distintos tipos sanguíneos en uno que valga para cualquier paciente y evite el rechazo. Mientras esto no tenga traslación real, será necesario que la gente con un fenotipo raro vaya a un banco de sangre.

Para saber si formas parte de este peculiar equipo hay dos vías. Una, ser protagonista de algún percance médico. Como le pasó a una mujer de 66 años en Nueva York en 1952. Estaba enferma de cáncer de colon y necesitaba una transfusión. Lo normal es que al hacerla se tenga en cuenta el grupo AB0 y el RH. "Si tuviéramos que respetar esos 300 grupos que existen, difícilmente llegaríamos a realizarla a tiempo", apunta el hematólogo.

La paciente recibió una sangre adecuada, pero entró en shock. Los médicos no sabían que ya había sido transfundida antes y que había generado anticuerpos contra un grupo sanguíneo de los de alta incidencia, por lo que necesitaba un sangre idéntica, no solo parecida. Su fenotipo era Vel negativo, que en la actualidad solo lo tienen unas 300.000 personas de Europa y América. Y se llama precisamente así por su apellido. "Es habitual bautizar estos nuevos grupos con los nombres o las iniciales de sus portadores". De ahí, por ejemplo, el grupo Diego, identificado en un paciente venezolano, el Junior y el Colton. Aunque en este caso "el paciente se apellidaba Carlton, pero alguien rotuló mal el tubo". España también tiene su hueco en este registro. Aquí se identificó una perteneciente al sistema Dombrock que se bautizó como Dolc, cuyas dos últimas letras corresponden a los apellidos del paciente. Y hay más: Lutheran, Duffy, Fisher...

Por carta

Pero no todos los donantes de grupos raros han estado enfermos. Hay otra vía para descubrirlos: buscándolos sistemáticamente entre los donantes habituales mediante análisis a fondo de su sangre. Si suena la flauta, "se les envía una carta informándoles de que tienen un fenotipo raro, explicándoles qué es y animándoles a seguir donando cada tres o cuatro meses", explica Elena Flores, responsable del área de Criopreservación del Centro de Transfusión de Madrid y acostumbrada a tratar con estas personas. Así fue como descubrieron en Barcelona a Salvador, al que no le asaltó ningún miedo cuando se lo explicaron. Tiene motivos de sobra para estar tranquilo.

Ahora mismo hay 450 donantes raros disponibles para una extracción inmediata si alguien la necesita. Pero es que, además, hay 750 unidades (cada una tiene 500 mililitros) congeladas a 80 grados bajo cero. Flores maneja unas 240 en Madrid. El tratamiento es especial, no se congela como la carne, "se somete a un proceso de glicerolización" y puede estar entre 10 y 20 años en las neveras. ¿Podría congelarse más? Sí, pero hay algunas pegas. Mantenerla es más caro, se pierde un 20% de cada unidad en el proceso de descongelación -"que también es especial, no se hace al baño maría", bromea Flores- y, además, una vez hecho, solo dura entre 24 horas y 7 días. La sangre fresca se conserva en perfectas condiciones hasta 35. "Imagínese que un paciente se cree que va a necesitar una unidad, se descongela y luego resulta que no era necesario. Caduca", subraya Muñiz-Díaz. Por eso estos vampiros modernos tiran "de teléfono, correo electrónico y de WhatsApp" para avisar a los donantes.

-¿Tienen que estar permanentemente conectados?

-¡Noo! Esto no es una guardia. Si no se localiza a uno, se va a por otro.

A Salvador le llamaron "hace unos años desde el Hospital de Badalona" para que fuera a donar "glóbulos rojos". Los necesitaba una mujer a la que nunca llegó a conocer. No es raro. Esta semana, en Madrid convocaron a otro donante con un fenotipo raro para una paciente que tenía que someterse a una transfusión programada. La mayoría de esta sangre se consume dentro de nuestras fronteras, pero hay veces que la reclaman desde fuera. Entonces, viaja. Lo regula la Organización Mundial de la Salud a través del panel internacional de donantes raros, que maneja el Laboratorio Internacional de Referencia de Bristol.

Su base de datos tiene en la actualidad 5.000 registros. Hay un coordinador general y luego cada país tiene uno particular. En el caso de España es Muñiz-Díaz. Si aquí necesitamos una sangre que no tenemos, él se encargará de buscarla. Y al revés: también recibe los avisos cuando alguien de fuera necesita la nuestra. "Hemos hechos envíos a Israel, a Suecia, a Portugal...". Se funciona por solidaridad, pero la operación, que requiere de unas "neveras con unas características concretas", no sale gratis. Tiene un "coste estándar" que hay que abonar casi de inmediato y depende del lugar a donde haya que llevar las unidades. ¿Precios? "Es tan fácil como mirar las tarifas aéreas".

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