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Miércoles, 28 de enero 2015, 18:22
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El diario The Mirror ha relatado el extraño caso del asesinato de la familia Coleman que ha causado conmoción por dos motivos insólitos: el padre, Christopher, asesinó a su mujer y dos hijos y lo hizo para poder casarse con su amante.
Según relata el diario británico, la pareja llevaba 12 años de matrimonio y aparentaban una relación estable y feliz. Sin embargo, no todo era como se veía de puertas para afuera: Christopher tenía una amante llamada Tara, a la que conoció en el bar en el que ella trabajaba. Desde que comenzó su aventura con ella, barruntaba la posibilidad de separarse de su mujer para poder comenzar una nueva vida con Tara.
Sin embargo, Christopher trabajaba como vigilante de seguridad en una cadena de televisión cristiana, donde había orden de despedir a los empleados que se divorciaran, ya que no entraba dentro del código ético de los valores religiosos de la empresa. «Divorciase se convertiría en un despido de la empresa», explicó el jefe a los trabajadores.
Ante tal situación, a Christopher se le pasó por la cabeza el asesinato de toda su familia como solución a su 'problema'. Comenzó enviando amenazas desde una cuenta anónima, a través de cartas y con escritos en las paredes que llegaron a prolongarse durante seis meses: «el tiempo para tu familia se acaba», «voy a mataros a todos mientras dormís», recitaban las amenazas.
La policía comenzó a mantener vigilada la casa de la familia Coleman ante la alarma. A pesar de ello, Christopher consumó su plan y mató a su mujer de 31 años y a sus dos hijos de 11 y 9. Según publió el diario, la amante le dio un ultimátum para divorciarse de su mujer y casarse con ella. Él aseguró que «ya estaban listos los papeles de divorcio».
Después del homicidio, Christopher llamó a su vecino, con la excusa de no poder localizar a su familia, mientras supuestamente él estaba en el gimnasio. El vecino fue a la casa y se encontró con los cuerpos sin vida de la madre y los dos niños encima de la cama.
La policía averiguó enseguida que el autor de los tres asesinatos fue el padre, gracias a las cámaras de seguridad y al ADN encontrado en los cuerpos. Por ello, ha sido condenado a cadena perpetua.
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