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Los muñecos aptos para niños musulmanes, en sus dos modalidades.
La muñeca del buen musulmán

La muñeca del buen musulmán

Una profesora afincada en Reino Unido crea un juguete de trapo sin rasgos faciales para niños islámicos

antonio paniagua

Lunes, 22 de diciembre 2014, 10:29

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Ya se sabía que el Corán y las tradiciones mahometanas son estrictos en la regulación de la conducta. Lo que se ignoraba hasta ahora, al menos en el mundo occidental, es que la sharía también tenía que dar su última palabra en materia de juguetes. Las muñecas no escapan tampoco al celo de la ley islámica. No en balde, fruto de ese interés ha nacido Deenie Doll, una muñeca que no ofende al buen musulmán, entre otras cosas porque viste hiyab, el pañuelo que las musulmanas emplean para cubrir su cabello y, a veces, su cuello.

Lo curioso de Deenie Doll, estriba en lo espartano de su expresión. Por no tener, la muñeca no tiene boca, nariz ni ojos. Es la antítesis de Barbie. No es casualidad que en Arabia Saudí la venta de barbies fuera prohibida porque simbolizaban la decadencia de un Occidente pervertido. La razón de que carezca de atributos faciales radica, al parecer, en una decisión basada en los preceptos islámicos y que prohíbe la representación de la faz humana.

Ridhwana B., una antigua profesora afincada en el Reino Unido, se percató de que la ausencia de expresión facial no debía ser impedimento para que los niños educados en la ley de Alá jugaran a las muñecas. «Algunos padres no van a dejar a sus hijos por la noche con las muñecas, porque no está permitido que haya ojos en la habitación», dice Ridhwana.

Gracias a este extraño mandamiento vio la luz Deenie Doll, que se desdobla en los dos sexos, una versión luce sombrero masculino y la otra lleva el pañuelo con el que las musulmanas se cubren la cabeza. Ridhwana pretende satisfacer la demanda de los islámicos pero a unos costes de producción asiáticos, dado que la muñeca está hecha en China. A juzgar por el precio, unas 25 libras (30 euros), el producto ofrece un jugoso margen de beneficio. Todo son ventajas para la audaz emprendedora, que no está obligada a diseñar ni complementos de moda ni maquillaje. A decir verdad, la profesora no es en realidad la pionera ni la artífice de la muñeca que acata la sharía. Como réplica a la desvergonzada Barbie, que hace unos años llegó al colmo de la provocación al exhibir tatuajes, los musulmanes de Oriente Próximo crearon en 2003 a Fulla, una muñeca ataviada con una larga túnica negra y el inevitable pañuelo. A diferencia de Deenie, Fulla sí que tiene rostro, es más, luce unos hermosos ojos oscuros. Como se ve, hasta en la manufactura de muñecas hay tendencias que separan a liberales de radicales islámicos. Fulla, eso sí, es mucho más recatada que su directa rival, Barbie, y posee un pecho de menores proporciones que el juguete de Mattel.

En una cosa hay unanimidad, ni Deenie Doll ni Fulla se dirigirán nunca al portal.

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