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Gandia cede a las exigencias de Ciudadanos para aprobar los presupuestos de 2018

El ejecutivo acepta las enmiendas de Ciro Palmer para tener su abstención y sacar adelante las cuentas de 81 millones, mientras el PP vota en contra

Ó. DE LA DUEÑA

GANDIA.

Viernes, 15 de junio 2018, 00:48

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Los presupuestos de Gandia de 2018 recibieron el visto bueno en la tarde de ayer, no sin algún sobresalto. Las cuentas de este año, que ascienden a 81 millones, contaron con los votos a favor de los partidos del gobierno (PSPV y Més Gandia), que sumaron 12 apoyos.

En esta ocasión, Ciudadanos, que hasta la fecha ha dado su respaldo a las cuentas del bipartito, se puso de perfil. El edil de la formación naranja, Ciro Palmer, se abstuvo en la votación, ya que se aceptaron casi todas sus peticiones, mientras que los 12 regidores del Partido Popular se posicionarán en contra. Todo ello hizo que el voto de calidad de la alcaldesa, Diana Morant, tuviera valor doble y con él el documento tuviera luz verde.

LAS CUENTAS, AL DETALLE

  • uPersonal Este capítulo cuenta con 22,8 millones, un 5,4% para absorber el personal de IPG.

  • uGasto corriente Esta partida baja uno 15% y se queda en poco más de 35 millones.

  • uIntereses Las cuentas destinan 3 milllones para abonar intereses por las deudas bancarias.

  • uAyudas El ejecutivo espera ingresar en subvenciones más de 3 millones en 2018.

  • uFondo de contingencia La partida para gastos imprevistos que reserva el bipartito es de 650.000.

  • uInversiones El gasto en obras y mejoras sigue siendo escaso. En 2018 se destinan 3,5 milllones.

  • uTransferencias Este apartado baja de 1,6 a 331.000 euros, ya que no hay que inyectar dinero a IPG.

  • uActivos financieros El penúltimo capítulo mantienen los 100.000 euros del pasado año.

  • uPasivos El gobierno pagará a los bancos 11,8 millones, frente a los 20 que abonó en 2017.

Las cuentas de este año son de 81 millones, 26 menos que en 2017. Esta sustancial rebaja radica en que el ejecutivo ha liquidado pagos pendientes de ejercicios anteriores, como sentencias judiciales y facturas a proveedores. Por este motivo, en los presupuestos de este año, hay contemplados unos ingresos de 83,5 millones, lo que generará un superávit de 2,2 millones cuando finalice el ejercicio.

Más dinero para la deuda

Este dinero se destinará a pagar deuda, como se ha hecho en los años anteriores, pero la diferencia es que se abonarán directamente impagos bancarios. El Plan de Ajuste aprobado a principios de la legislatura, obliga al consistorio a destinar las cantidades económicas sobrantes a liquidar deudas.

«Hasta el momento se ha abonado deuda comercial, prácticamente toda la que dejó el Partido Popular, pero desde este ejercicio el superávit será para asumir deuda bancaria», relató Morant.

Por su parte, el coordinador de Economía de Gandia, Salvador Gregori, destacó «los millones que se han pagado en 2017 en materia de sentencias de la época de Torró». «De hecho, este año sólo se abonarán 11,8 a los bancos, frente a los 20,3 del pasado ejercicio», apostilló. En la presentación de las cuentas, por la mañana, la edil de Més Gandia Alícia Izquierdo, dijo que el bipartito está cumpliendo y que en «tres años se ha hecho un gran trabajo». «Hemos demostrado que los gobiernos de progresistas y de izquierdas administramos mejor el dinero que los ejecutivos de la derecha», sentenció la nacionalista.

El pleno fue algo convulso. Ciudadanos quiso mantenerse alejado del bipartito, al que ha apoyado tanto en los presupuestos de 2016 y 2017, como en la puesta en marchad el duro Plan de Ajuste en 2015, que supuso una severa subida de impuestos.

Rechazo al PP

Pese a esta puesta en escena, el edil Ciro Palmer presentó una serie de enmiendas, como obras menores en la ciudad, y casi todas fueron aceptadas por el bipartito. Las enmiendas que no salieron adelante fueron las del PP. Un total de doce peticiones fueron las presentadas por los populares.

Entre ellas proponen reducciones «en aquellas partidas de gasto superfluo destinadas, entre otros, a enchufados, abogados afines, la pasarela al Bayrén o el capricho de la modificación del PGOU».

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