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MANUEL GARCÍA
Sábado, 28 de mayo 2016, 00:01
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Operación de envergadura la que se ha llevado a cabo en la bahía de Cullera para rescatar el cepo romano con 2000 años de antigüedad que el pasado mes de agosto el pescador submarino Jorge Murcia, vecino de Benifaió, halló frente a la playa del Brosquil. Tras más de cinco horas de trabajos, la pieza arqueológica ha podido ser rescatada y llevada hasta el puerto fluvial de la localidad con éxito.
El proceso de extracción ha movilizado a diversas embarcaciones y un nutrido grupo de buzos expertos así como a un equipo de arqueólogos. Entre los componentes de la expedición se encontraban los miembros del Centro de Buceo Delfín de Cullera; el Club de Buceo Delfín de la localidad con su presidente Óscar Pellicer a la cabeza; una patrullera de la Guardia Civil; la directora del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunitat Valenciana, Asun Fernández, y el director del Museo Municipal de Historia y Arqueología de Cullera, Enrique Gandía.
Las tareas se han alargado más de lo previsto debido al peso del cepo, estimado en más de 300 kilogramos. Esto ha impedido cargarlo en la Zodiac preparada para tal efecto, lo que ha obligado a la patrullera de Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) a arrastrarlo cuidadosamente hasta puerto, operación no exenta de complicaciones que se ha prolongado durante cerca de tres horas. Afortunadamente, las condiciones del mar han sido benévolas y no han supuesto una dificultad añadida ala tarea.
El cepo romano, fondeado a 27 metros de profundidad a diez millas de la costa, supone «un valor añadido para Cullera» por la importancia histórica de este resto arqueológico, ha resaltado Gandía. «Su valor histórico es incalculable», dijo.
Las primeras inspecciones han aportado datos interesantes sobre el cepo, de dos metros de longitud. Se cree que pudo ser parte de un barco romano de la época imperial de 50 metros de eslora. «Creemos que perteneció a una galera romana de transporte muy grande», ha precisado el arqueólogo municipal de Cullera. El navío podría haber fondeado en el Portum Sucrone, en la Cullera romana, allá por el siglo I o II después de Cristo, época en la que esta zona registró una importante actividad portuaria.
Una vez sacada a la superficie, ahora se inicia un importante proceso de recuperación de la pieza. Enrique Gandía ha detallado que el primer paso es adaptar la pieza a sus nuevas condiciones. Para ello, tendrá que pasar un mínimo de tres meses en una bañera de agua salada, ya que al extraerla del mar se inicia un proceso de degradación que hay que minimizar.
Posteriormente, se le aplicará un tratamiento para restaurarla y, finalmente, se expondrá en el Museo Municipal de Historia y Arqueología ubicado en el Castillo de Cullera. Con este, el cepo encontrado frente al Brosquil será el cuarto hallado en la bahía de Cullera, lo que a juicio de Gandía representa «un guiño» sobre el potencial arqueológico que este enclave marino posee.
Por su parte, la edil de Patrimonio, Amparo Jover, ha destacado que la operación ha sido confinanciada por el Consistorio y ha mostrado su «orgullo» porque el municipio amplíe ya de por sí su rico patrimonio histórico con esta nueva aportación.
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