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¿Quién es Felipe Villela?

¿Quién es Felipe Villela?

La hepatitis B que sufrió al nacer le inoculó la vocación científica, pero entre investigaciones y congresos encuentra tiempo para sus otras dos pasiones, la cocina y el rock. Tiene veintidós guitarras y llegó a escribir crónicas de conciertos. El siguiente reto es la paternidad: «Quizás de aquí a no mucho nos pongamos a la faena»

MARÍA JOSÉ CARCHANO

Jueves, 30 de marzo 2017, 21:26

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Todavía no ha deshecho las maletas tras regresar de Oxford y ya se vuelve a marchar, esta vez junto a su mujer, científica como él, a Orlando, donde están invitados a un congreso. Entre medias le ha dado tiempo a asistir «en primera fila» a un concierto de Burning. Felipe Vilella, catalán de Lleida, adaptado a Valencia excepto por el calor húmedo -«estoy más acostumbrado a las nieblas»-, es apasionado en lo que hace, incluso «obsesivo», y se ilusiona tanto con una célula madre embrionaria como con unas esferificaciones en la cocina. Ha ido de la mano de Carlos Simón, ginecólogo, especialista en reproducción asistida, que no sólo es un jefe y un amigo, sino quien le ha enseñado a «pensar fuera de la caja».

-¿Cómo comenzó su relación con la biología molecular?

-Me tengo que remontar al momento de nacer, hace cuarenta años, cuando sufrí una hepatitis B que casi me lleva al otro barrio. Un médico descubrió que no tenía una ictericia sino algo mucho peor, me trasladó a Barcelona y me curó. Mi madre, durante toda mi infancia, me recordaba siempre que yo había estado al borde de la muerte y que un médico muy inteligente, que era un científico muy famoso, había descubierto la enfermedad que yo tenía y me había salvado. Desde pequeño me comenzó a picar el mundo de la ciencia y enfoqué mis estudios hacia la biología.

-No se conformó sin embargo con estudiar solamente una carrera.

-Yo tenía un veneno metido en el organismo, el de investigar, el de estudiar lo que no se sabe. Así que además de Biología cursé Bioquímica y Farmacia, aunque de esta última carrera me faltó un año porque me dediqué a preparar mi doctorado. Después estuve en Londres, de ahí a Newcastle para estudiar células madre embrionarias, y por último llegué al Centro de Investigaciones Príncipe Felipe, donde Carlos Simón me propuso trabajar con él. Pasé a la medicina reproductiva y, aunque al principio me dio miedo, entendí que si estudias, trabajas y te esfuerzas puedes conseguir lo que quieras. Ya llevamos seis años juntos.

-Dicen que los científicos no han perdido esa curiosidad innata por aprender que tienen los niños.

-Lo más divertido de todo es que cuando eres capaz de responder a una pregunta te surgen otras mil cuestiones nuevas. Y te das cuenta de que no sabes absolutamente nada. Cuando era pequeño había unos libros que se llamaban Elige tu propia aventura, donde te planteaban varias preguntas y te hacían pasar a una página u otra según lo que escogieras. La biología es idéntica, y es bonito darte cuenta de que responder a todo esto permite que muchas mujeres hayan podido tener hijos.

-Cuando alguien trabaja en un ámbito como la medicina reproductiva, ¿le surge ese deseo de ser padre?

-Mi mujer es doctora en Bioquímica, trabajamos juntos y hasta ahora hemos primado nuestra carrera profesional. Viajamos mucho, damos conferencias, colaboramos con otros laboratorios y esta vida tan movida que tenemos habría resultado mucho más complicada con niños. Sin embargo, nos lo hemos planteado y quizás de aquí a no mucho nos pongamos a la faena. Y sabemos que si tenemos algún problemita nuestros compañeros nos ayudarán.

-¿Cómo consigue hacer un clic al salir del trabajo?

-Es completamente necesario tener aficiones que te permitan desconectar de una profesión muy demandante, donde si no eres capaz de comprender una cosa puedes estar dándole vueltas durante horas. Tengo dos pasiones de toda la vida que son mi vía de escapatoria. Una es la guitarra, y aunque soy terrible tocándola me hace feliz hacerlo. Y como no tengo ese don que tienen otros digo que soy coleccionista de guitarras. Guardo veintidós.

-¿Y si tiene que elegir un tipo de música?

-He sido siempre muy fan del rock, de Rolling Stones, de Eric Clapton. Estar en Inglaterra me permitió conocer a muchísima gente porque hay un circuito dentro de los pubs donde puedes llevarte tu guitarra, empezar a tocar y te invitan a una cerveza. Y mientras estudiaba en Pamplona escribía crónicas de conciertos, llevaba el pelo largo, camisetas de Iron Maiden y pantalones de cuero. Tengo decenas de fotos con mis ídolos, como Kiss, Barricada, Rosendo, Héroes del Silencio Yo es que soy muy mitómano. Mi padre, que ya falleció, le dijo a mi mujer antes de casarnos que no podía devolverme, y que el pack incluía los tres mil discos, todas las fotos, las guitarras (ríe).

-En las redes sociales muestra su otra afición: la cocina.

-Tengo un laboratorio en mi casa, que no es nada más que una cocina, porque en realidad no hay mucha diferencia. Empecé con las técnicas más clásicas hasta llegar a las esferificaciones y espumas de Ferran Adrià. Me encanta asistir a cursos, tengo grandes amigos cocineros y disfruto probando cosas nuevas. En casa estoy practicando la cocina al vacío.

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