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La casa de Laurence Lemoine

La casa de Laurence Lemoine

Las guerras llevaron a la periodista francesa a recorrer el mundo, pero el amor por un valenciano a quien conoció en Haití la trajo al Ensanche. Entre palmeras y edificios señoriales, asegura sentirse como en su ciudad natal

ELENA MELÉNDEZ

Jueves, 16 de marzo 2017, 20:05

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Es periodista, nació en París, ejerció de corresponsal de guerra y ha vivido en Inglaterra, África, Portugal o Haití entre otros destinos. Hace veinte años Laurence Lemoine trabajaba en Puerto Príncipe cuando se enamoró de un valenciano y, tras residir en distintos lugares del planeta, se instalaron juntos en la ciudad, concretamente en la zona del Ensanche más próxima a Reino de Valencia, la avenida luminosa plagada de palmeras y bonitos edificios que Laurence ha bautizado como el pequeño París. «Desde que salí de casa de mis padres llevaré veinte hogares distintos, pero tengo que reconocer que ésta es una de las casas más bonitas en las que he vivido. Data de 1928, ¿os habéis fijado en la fachada? Es espectacular, cada día hay personas haciendo fotos», explica, y nos insta a que al salir nos fijemos con detalle en la proeza arquitectónica obra de Francisco Mora, artífice, entre otros edificios, del emblemático Mercado de Colón.

Cuando entramos a su casa nos recibe un espacio amplio y luminoso, 300 metros cuadrados de suelo hidráulico, puertas y ventanas originales, molduras y todo el encanto de un edificio casi centenario. «Las molduras del techo son las que había. Añadimos ésta que cruza el salón imitando las antiguas, pero nuestro objetivo siempre fue respetar al máximo el carácter de la vivienda. Las ventanas también son las de origen y sólo algunos cristales nuevos sustituyen a los que se rompieron». Laurence confiesa que no es una experta en decoración, que su gusto es bastante sencillo y sus colores, el gris y el blanco. «En las paredes escogimos un gris claro para evitar que la amplitud provocara sensación de hospital. Además, va a juego con la decoración».

Encontraron la casa hace cuatro años. En ese momento albergaba oficinas y, aunque conservaba algunos de los elementos esenciales, estaba desprovista del encanto afrancesado que Laurence ha conseguido recrear. «A nivel decorativo es una mezcla de estilos, piezas escogidas dependiendo del humor y de lo que me iba apeteciendo. No soy una loca de los muebles, porque me he mudado tanto... He ido dejando muchas cosas atrás». Para esta periodista es importante saber que, si un día les apetece hacer las maletas y marcharse lejos, no tendrá que pensar en qué hace con un montón de muebles caros. Por ello se considera funcional y amante de las cosas bonitas, pero también prácticas. «Y que no se ensucien demasiado. Tenemos fotos de Líbano, donde trabajé como corresponsal de guerra. También de África y Portugal, recuerdos de todos los países en los que hemos vivido. En mi casa de Haití tuve una muñeca fallera».

En la actualidad es madre de dos adolescentes, se ha especializado en temas de salud y nutrición y tiene una agencia para ayudar a los extranjeros que vienen a vivir a Valencia a instalarse e integrarse en círculos sociales. «La ciudad tiene una belleza natural, un tamaño perfecto, un clima genial, gente súper agradable y abierta y es muy segura. Hay muchísimos extranjeros interesados ahora mismo en vivir aquí», señala.

Lo que más le enorgullece de su casa es la terraza, cuyos muebles hizo a mano ella misma. «Compré los palés, los corté, los pinté de blanco. El mobiliario de jardín que encontraba en las tiendas era demasiado grande para ese espacio. Esto es como otro salón. Aquí comemos, cenamos.. Es súper agradable».

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