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La casa de Damián Sobrino y Sonia Sánchez

La casa de Damián Sobrino y Sonia Sánchez

Querían aprovechar las alturas, que su hogar se inspirara en los bosques finlandeses, y el interiorista Vicente Ortuño dio en el clavo. «¿Qué nano no desearía una casa como ésta?», pensó cuando le hicieron el encargo

ELENA MELÉNDEZ

Jueves, 8 de diciembre 2016, 16:25

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El título del artículo define un proyecto que nace de la ilusión de una joven pareja por crear un hogar que poder compartir con su hijo. Damián Sobrino y Sonia Sánchez buscaban un lugar donde vivir cuando hace cinco años dieron con este enclave agradable y luminoso en Torrent. «Queríamos tener una casa acogedora. Valoramos el espacio y la luz. Una de las premisas era aprovechar las alturas y que fuese una casa para toda la familia, que nuestro hijo que estaba en camino pudiera disfrutar del espacio», explica Damián.

Hablaron con Vicente Ortuño, de Tiovivo Creativo, y le pidieron que les proyectara una vivienda inspirada en una casa de las que se construyen en los árboles. Dio la casualidad de que él acababa de volver de un viaje a Finlandia, el país de su pareja, y estaba muy influido por el estilo nórdico. «Me quedé impresionado con los frondosos bosques, en los que predominan blancos y delgados abedules. También con las pintorescas casas de madera propias del país. Aquella experiencia me sirvió de fuente de inspiración», recuerda Vicente.

Con la idea clara se pusieron manos a la obra. En la entrada había una habitación de invitados. Damián desarrolla parte de su actividad profesional en casa, por lo que decidieron quitar ese cuarto y ganar una amplia zona de trabajo y otra de almacenaje, como quería Sonia. Jugaron con la ventaja de que la vivienda era muy luminosa, orientada tanto al sur como al norte. Cada habitación tiene unos ventanales enormes que dan sensación de amplitud. El altillo, que está pensado como zona de juegos y sirve para tumbarte, relajarte o leer, en el futuro se convertirá en un refugio para los más pequeños de la casa.

Cuenta Vicente que el suelo y las puertas les condicionaban mucho, por lo que intentaron que el resto de elementos fueran en consonancia. «Añadimos el papel de árboles de la pared, que marca mucho. El gran cabezal de madera de la habitación principal va en sintonía con la atmósfera natural». Siempre les gustó el amarillo. Primero encontraron el sofá, que les encantó, y a partir de él escogieron las lámparas y el resto del mobiliario, piezas de corte nórdico. «Todo va acorde a la misma escala cromática. Existe un lenguaje claro».

Ambos se dedican al mundo de la creatividad, Damián como diseñador web y Sonia como diseñadora industrial. Las pegatinas y los pequeños detalles los escogieron e imprimieron ellos mismos. De las paredes del salón y las terrazas penden las características casitas de madera para pájaros, detalle que marca la atmósfera del espacio e inspirado también en Finlandia. «Allí están integradas en los bosques. Empezamos colocando sólo dos en el salón y terminamos completando el resto de las paredes principales», explica Vicente. Los tres confiesan haber disfrutado con el proyecto. No en vano, el eslogan que pende de la pared en el baño del estudio de interiorismo es caca, culo, pedo, pis. «Representa lo que hacemos. No queremos perder la visión de un niño, la creatividad y la sencillez. Cuando iniciamos el proyecto de esta casa su hijo estaba en camino y yo pensé: ¿Qué nano no desearía una casa como ésta?»

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